El proyecto de Colombia, la Gran Colombia, es el proyecto de unión pensado y ejecutado por el libertador Simón Bolívar y que fue desgraciadamente truncado por la injerencia de las oligarquías de cada país y por supuesto, no podría faltar, el imperialismo con su doctrina Monroe. Los otrora departamentos del virreinato de la Nueva Granada, la Capitanía General de Venezuela, y luego se suman, Panamá (1821), la Real Audiencia de Quito y el gobierno de Guayaquil (1822). Este inmenso proyecto concebido por Bolívar y labrado con el despliegue estratégico en este enorme territorio del ejército libertador, se plantea y aprueba en el Congreso de Angostura de 1819 mediante la Ley Fundamental de la República de Colombia, aunque no es sino hasta 1821 cuando se ratifica en el primer congreso de la República de Colombia. Es decir, se puede decir que jurídicamente existió desde 1821 hasta 1831, momento de la disolución. Durante esos diez años, todo aquel nacido o nacida en este vasto territorio legalmente tenía la nacionalidad colombiana, por lo tanto era colombiano. Por supuesto que habían muchos intereses de distinto signo que no creían ni les convenía la unión y la consolidación de una república con todos los territorios que hoy conforman cinco naciones. Este proyecto de Bolívar fue truncado y de alguna u otra forma ya el hoy imperio estadounidense lanzaba al mundo la doctrina Monroe con su sibilina consigna de "América para los americanos", ¿Cuales americanos? ¡Ah, los del norte!
Pero lo que queremos significar en estas líneas es el pensamiento bolivariano de la unión y la visión lejana en el horizonte futuro en el escenario mundial que hoy nos lleva a repensar muchas cosas que ameritan adecuarse a la realidad actual, 2022.
No pretendemos contar aquí hoy la historia que ya todas y todos conocemos, simplemente pretendemos hacer un llamado a la reflexión con una palabra que debe significar mucho para todas y todos ¡Colombia! y pensar por un instante en la fuerza creativa del padre fundador Bolívar, que fue capaz, hace más de 200 años de concebir un "escenario estratégico" que nos colocara en posición adecuada de enfrentar el mundo de hoy 2022. Hoy cuando soplan vientos de cambio político en el actual territorio colombiano, amputado con la intermediación e injerencia imperialista del territorio que hoy ocupa la república de Panamá luego del ensayo bolivariano, tenemos la responsabilidad histórica como pueblo de plantearnos temas que en cuya esencia está nuestra identidad y nuestro vínculo histórico con la patria grande de Simón Bolívar.
Por supuesto que la derecha, irónicamente cuando enfrentaron a Bolívar, las huestes comandadas por Santander se hicieron llamar "liberales" y contaron las cosas al revés. Fue tan bestial la manipulación ideológica que en nuestro imaginario casi nos borran la gesta de Bolívar y casi lo convierten en una imagen muerta, sin vida y sin el abono para cambiar la historia y hacer felices a nuestros pueblos, por lo cual Bolívar dió la vida. Hasta que apareció Chávez y rescató al Bolívar combatiente, no solo con las armas, sino con las ideas más poderosas que lograron enterrar un viejo imperio y hoy hacen temblar al nuevo imperio. Son ideas libertarias que debemos reivindicar en su justa esencia pero partiendo de la realidad cuán cruda es, una Colombia herida por bases militares, víctima de la más cruel violencia, infectada de narcos, contrabandistas, delincuentes de todo tipo y una oligarquía que odia su origen. Quizás por eso el "lapsus" de Duque ante su amo imperial al catalogar a los EEUU como los "padres libertarios" de Colombia. Esa oligarquía, la misma que hoy debe estar tratando de domar a Petro y ponerlo a su servicio, cosa que significa una decepcionante derrota para los pueblos de esta parte del mundo. Así cómo Bolívar concibió de manera genial y correcta a Colombia y Venezuela en una unidad geográfica y planteó la Gran Colombia como una confederación de naciones libres pero unidas, cada una con sus características y particularidades, pero unidas en lo estratégico que le permitiera jugar un papel importante en el "equilibrio del mundo", hoy nos debatimos en los mismos temas: las oligarquías y el imperio tratando de dividirnos, los revolucionarios luchando por la unidad y la complementariedad que nos permita a todos los países bolivarianos surgir y "sorprender" al mundo, como lo soñó Bolívar: "no tanto por sus riquezas", sino por su libertad y por la autoridad moral que nos da el hecho de ser libres, independientes y justos.
Así que, llamarse colombiano es honrar a Bolívar y su ideario. Para hacer un plan correcto es necesario un diagnóstico acertado, pues partamos de la verdad histórica y construyamos juntos la alternativa viable y posible. Ese es el principal reto del presidente electo de Colombia. No es sencillo el reto, pero hasta ahora pareciera que tiene el mapa claro, ojalá las presiones imperialistas e internas, de la oligarquía-narco-paramilitar y los sectores pro-santanderistas, que odiarán siempre las ideas de Bolívar no den al traste con un proyecto de unión entre ambos pueblos, pero allí está el futuro para ambas naciones y ambos pueblos. Si esto se logra lo demás se desparramará por los otros países, ahora gobernados por la derecha pro-imperialista, Ecuador y Panamá, tomando en cuenta las dificultades de Castillo en Perú, aunque, dependiendo de cómo se reconstruyan las relaciones y la unión entre Colombia y Venezuela, Castillo tendrá mayor oxígeno en Perú y Lasso en Ecuador se terminará de derrumbar. Tomando en cuenta que en Bolivia existe un gobierno revolucionario y nacionalista, el imperio, en lo que fue el territorio del sueño bolivariano tiene poco que buscar. Eso no lo hace menos peligroso, al imperio y sus acólitos, al contrario, es de mayor cuidado, pero sin duda que su política estará herida de muerte.
Por lo pronto nos contenta mucho la victoria de Petro en Colombia, puede ser la puerta abierta para una nueva era y la profundización de la unión natural entre dos naciones que muchos la catalogan de siamesas y no exageran, lo contrario sería el abismo sobretodo para el pueblo colombiano ya que en Venezuela cada vez se consolida más la revolución bolivariana que tiene claro el camino en la antípoda del servilismo al imperio y a las groseras élites que han saqueado nuestras patrias en desmedro de sus pueblos. El glorioso pueblo colombiano obtuvo una gran victoria, pero el camino es largo para consolidarla y volver al camino de la libertad, sin bases militares y sin pretensiones de ser satélites de imperios ingresando a la OTAN, la máquina integracionista imperialista de la guerra. Así que repitamos con fuerza ¡Somos Colombianos porque somos bolivarianos!