Pregúntenle al presidente por qué, si aumentó la producción de alimentos, los precios no bajan, más bien se acrecientan.
Así es el capitalismo. En el planeta se produce suficiente alimento para sostener por mucho tiempo a todos los hambrientos del mundo… ¡Pero esa no es la idea! La idea es obtener ganancias de la producción de alimentos, sostener un estado de desigualdad, de dependencia, de necesidades desesperantes para que esa gran masa de hambrientos y necesitados esté dispuesta a trabajar duro por subsistir y vender así su fuerza de trabajo a bajo costo, por lo mínimo necesario para sostenerse vivo trabajando, y para que aumenten las ganancias de sus dueños, para que sean "competitivos" en la gran pugna por quién se hace más rico a costa de la explotación del trabajo humano. La desigualdad, la explotación humana y de la naturaleza forma parte de la lógica del capital
¿Pregúntenle al presidente porque no echó el cuento completo del "aumento de la producción de alimentos"? ¡Porque así es el capitalismo!, tiene que mentir para poder sostener una masa trabajando de forma inhumana; a otra parte desempleada a que sirva de reemplazo; y un resto que viva solo para resolver sus necesidades diarias sin detenerse a pensar en otra cosa, ¡para que no piensen en otra cosa!, para que no puedan entender el engaño de la falsa libertad, de la falsa democracia. La mentira es otra parte fundamental de la lógica del capital.
Los falsos nacionalismos hacen que los pobres se sientan incluidos, reconocidos en éxitos que no son sino para los ricos. Son la ilusión de ganar a través de una conquista ajena, la de que los ricos les robaran el producto de su trabajo. Ese nacionalismo es parecido al sentimiento de obtener una ganancia personal a través de las victorias del Magallanes o las del Barcelona FC. El capitalismo crea ese falso patriotismo fundado en el éxito de los más ricos y mediante el sacrificio de una masa atontada, fanática, irracional, capaz de morir por una patria inexistente en guerras intercapitalista, lo equivalente a morir defendiendo los colores del Magallanes o del Caracas, o del Atlético de Madrid, o de "la vinotinto".
Pregúntele a Maduro quién se beneficia de la producción de alimentos en estos momentos, porque yo no estoy en ese grupo. Nosotros salimos a comprar casi lo mismo todos los días y cada día los precios suben, pero los sueldos no. No existen ajustes de sueldos por inflación, escala móvil de salarios, porque, ¡si así fuera, cae la producción!, porque ¿qué empresario va invertir en una actividad que no le reporta pingües ganancias; cuando tiene que aumentar los sueldos de sus esclavos modernos a según como aumenten los precios o aumenten sus ganancias? La idea es mentir, y hacer ver el éxito del empresario como una conquista nacional y espiritual del trabajador a través de sus sacrificios personales y sociales.
Pregúntenle al presidente qué es lo que sostiene la producción de alimentos en este momento. Yo les digo: los bajos sueldos de los trabajadores, el sacrificio de los trabajadores engañados, los subsidios del gobierno a través de créditos y financiamientos, es decir, los "apoyos" a toda clase oportunista que se hace rico importando y exportando alimentos, sin dejar nada a los trabajadores como para que éstos lo puedan comprar con su sueldos de miseria… Pero él no les va a decir la verdad. Debe mentir, halagar con la miel de la mentira el sacrificio de los trabajadores por un éxito que no es del país, ni siquiera del gobierno, sino que es para los empresarios que se hacen más ricos en este "nuevo modelo económico" con sus negocios, manteniendo los sueldo bajos y libres de toda clase de controles legales, de contratos colectivos o de fueros que protejan el valor del salario y las condiciones físicas de trabajo.
¡Pregúntenle a Maduro, él lo sabe! Los claps, las bolsas de comida es una forma de decirle a la masa pobre que este "aumento de producción de alimentos" no es para beneficiar a los más pobres, sino para beneficio de los ricos, para aumentar sus ganancias; que a ella, a la masa pobre, le solo le toca un resto, de esos que distribuyen algunos en pueblos del "quinto mundo", para lavar sus conciencias, ¡migajas!; que esta sociedad es para los que más tienen y menos trabajan… y más mienten, los que especulan, hacen trampas, lo arribistas, los farsantes, los disimuladores. ¡Eso significan las bolsas de los clap!, ¡desigualdad! Pero los mentirosos lo llaman "socialismo".
Por esa mentira madurista, de llamar socialismo a asistir a la miseria con sobras, es cómo culpan los capitalistas al ideal socialista de sus propias prácticas sociales excluyentes y de sus originales fórmulas económicas de explotación social… ¡Uno de los triunfos del capitalismo sobre Maduro es hacer que llame "socialismo" al lado más feo y más hipócrita de las prácticas capitalistas: la limosna!, la "asistencia social" para los que no tienen nada… "No los vamos a abandonar jamás" –dicen los pícaros – porque los necesitan para votar por ellos en las elecciones y para que sigan produciendo plusvalía, o sea, capital para los que les robaran el alma. La desigualdad social está en el corazón del corazón de la Lógica del Capital.
El éxito de la producción de alimentos debe ser social, es hacer que estos alimentos lleguen por igual a todos los miembros de la sociedad, y de forma real, no simbólica. Para Chávez la producción de alimentos era sagrada, y su plan alimentario era de primer orden para avanzar en la construcción de la justicia social y del socialismo, garantizar la seguridad alimentaria para toda la población, un antídoto verdadero contra los chantajes capitalistas. Para Chávez sólo si había excedentes se podía disponer de alimentos para la exportación o para el intercambio. Producir alimentos para la exportación forma parte del esquema capitalista de explotación de la tierra, de los mares y del trabajo humano, es lo que hace Monsanto o Cargill. En una sociedad socialista los alimentos se donan o se intercambian por otros bienes de consumo necesarios, la alimentación es sagrada, no se obtiene con ella lucro. Hay que volver a los valores socialistas…
¡CHÁVEZ ES SOCIALISMO!