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Lo que observamos en Brasil, no es circunstancial, es toda una estrategia continental imperial, para poner freno a los gobiernos progresistas de nuestra región y ésta debe ser una serie advertencia para el liderazgo político de nuestros países.
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Generar un frente político, cívico-militar continental para impedir que por separado, utilizando las debilidades de nuestros gobiernos, la ultra derecha acceda al poder, es una opción perfectamente válida para contener, la ofensiva imperial que no da tregua y utiliza cualquier tipo de forma de lucha, incluso, financiamiento de dinero proveniente del narcotráfico y de la venta de armas, para lograr sus propósitos.
No se cansa, no da tregua, trabaja las 24 horas, se siente guapa y apoyada y de hecho, lo está, porque, los que ponen los reales para que toquen la música que ellos rítmicamente bailan están en el norte y le dan cuerda para llevarlos a las aventuras y desventuras a que nos tienen acostumbrados en este continente.
Un ejemplo, reciente en vivo y en directo, a lo que me refiero son los sucesos del Brasil. Al estilo del Trumpismo que asaltó El Capitolio, la ultra derecha brasileña los imita y toma el Palacio del Planalto, El Congreso y el Tribunal Supremo, tres de las más importantes de las instituciones políticas de Brasil. ¿Casual? No, totalmente planificado.
Y es totalmente planificado, porque la conducta del bolsonarismo desde el momento en que las autoridades electorales de Brasil anunciaron el triunfo de Luiz Inácio Lula da Silva, cantaron fraude. Jair Bolsonaro, derrotado, no reconoce la derrota, una manera de mantener a sus seguidores en actitud de ofensiva y planifican este primer asalto a las instituciones fundamentales de Brasil, para generar una crisis política que sirva de antesala al Caos, que pueda ser utilizado por ellos , para concitar a los militares y provocar un golpe de estado.
No hay dudas, este el procedimiento, que por mandato de la Casa Blanca, sigue al pie de la letra la derecha en nuestra región. Con el apoyo de los Estados Unidos, provocan el golpe de Estado en Perú, apoyándose en los sectores más corruptos de esa sociedad, pero eso a ellos les importa poco, porque precisamente se apoyan en lo más corrupto de de las sociedades, para luego chantajearlos y amenazarlos.
Igual lo hicieron en Bolivia, donde impusieron una dictadora, que gracias a la voluntad política del pueblo boliviana fue depuesta y hoy paga cárcel, porque se prestó no solamente a violaran la constitución sino, que promovió varias masacres para consolidarse en el poder mediante el terror.
Lo han intentado también en Venezuela, donde han puesto en práctica diversas modalidades subversivas, consolidación de la violencia callejera por medio de guarimbas, intentos de invasión con grupos de mercenarios nacionales y extranjeros, magnicidios frustrados e intentos de golpe de estado, soliviantando a los aventureros que siempre se enquistan en el Ejército.
Todo ello, evidencia lo que afirmamos al inicio de esta reflexión, la derecha no descansará, continuara con su estrategia subversiva para encontrar debilidades, fragmentar la sociedad, encontrar resquicios de traidores en las fuerzas armadas y finalmente dar el golpe de estado, bien en forma violenta o utilizando a marionetas parlamentarias para llevar a cabo, una nueva modalidad "golpes de estados legales", que inmediatamente tiene el apoyo de la OEA y del Departamento de Estado, de los estados Unidos, quien es el que mueve las cuerdas que controla las marionetas.
Esta es la verdadera realidad, de lo que estamos observando en Bolivia, Perú, Venezuela y ahora en Brasil. No debemos llamarnos a engaño, ni como ingenuos chuparnos el dedo. Existe y es notorio, toda una estrategia internacional contra los gobiernos progresistas de nuestra región y sólo consolidando un frente político-militar, consustanciado con el pueblo, puede poner freno a las ambiciones de la ultra derecha y los poderes que están detrás de ellos, invirtiendo en violencia, invirtiendo en golpes de estado, para luego cobrar por servicios prestados.
En el caso, que nos toca analizar en esta reflexión, lo que está sucediendo en Brasil, hay algo positivo, los pronunciamientos oportunos de gobiernos progresistas que rechazan los intentos de golpe contra Lula da Silva, pero hay que ir más a fondo, consolidar un verdadero bloque, una verdadera unión cívico militar continental, que ponga freno a la arremetida contra los gobiernos progresistas y a los verdaderos actores detrás del trono, el Imperio Norteamericano y sus aliados.