"Dile a Pericles, que aquellos que desean luz, también deberían aprender a echarle aceite a la lámpara".
Anaxágoras.
INTRODUCCIÓN
El pasado lunes 16 de enero, vimos a Diosdado Cabello exigiendo el cumplimiento de los acuerdos de México del 26 de noviembre pasado, donde representantes del Gobierno de Nicolás Maduro y la llamada Plataforma Unitaria de la oposición, firmaron un compromiso de garantizar el reintegro al país de US$ 3.150 millones de los más de US$ 30.000 millones se estima han confiscado (robado) los Estados Unidos y sus aliados a los venezolanos en los últimos años.
Insistió, "(…) tienen que entregar esa plata para sentarnos a hablar otra vez". Es un dinero planificado para la protección de los de este país, el cual está dirigido a la recuperación de los recursos de Venezuela en el exterior para la atención de los servicios públicos y áreas de primera necesidad.
El documento firmado establece la creación de un fondo único administrado por la Organización de Naciones Unidas (ONU) con recursos provenientes cuentas congeladas en el sistema financiero que domina Estados Unidos, que serán incorporados y ejecutados progresivamente.
Días antes, el mismo presidente Nicolás Maduro pidió al Gobierno de Joe Biden cumplir su palabra y liberar los 3.150 millones de dólares según lo acordado en México.
Recordemos que el mismo día de la firma del acuerdo de México, el 26 de noviembre de 2022, la OFAC de Estados Unidos emitió una orden donde permitía a la petrolera Chevron reiniciar operaciones de comercialización de crudo y derivados en Venezuela para satisfacer la demanda energética de Estados Unidos. Días más tarde, el 10 de enero, nos enteramos que Chevron realizó el primer envío de crudo venezolano hacia EE.UU. tras la reanudación de las actividades permisadas por la OFAC.
Como vemos, Venezuela cumplió con lo acordado en las negociaciones públicas y detrás de bastidores para tratar de mejorar las relaciones con el imperio del norte e ir disminuyendo la cantidad de sanciones impuestas de manera coercitivas por ellos por diferencias políticas – ideológicas. Valga decir, son sanciones impuestas porque en los últimos 20 años el Gobierno ha decidido junto a la mayoría del pueblo, declararse una nación antiimperialista y socialistas.
Reiteramos, Venezuela cumplió, pero EE.UU. como siempre, no cumple con lo acordado internacionalmente. Así ha sido su comportamiento a nivel diplomático muchas veces: firma y no cumple o acuerda y no firma. Es una de las características de su política exterior y eso los venezolanos debemos tenerlo presente para planificar nuestro futuro como Nación. Porque creo que pasaran muchos años antes que EE.UU. levante las sanciones contra Venezuela y si los levantan serán muy costosos para nuestro país, veamos por qué.
LA POLÍTICA DE SANCIONES DE EE.UU. PARA CHANTAJEAR PAISES, ES LA GEOPOLÍTICA DEL NUEVO NEOCOLONIALISMO
El Capítulo VII de la Carta de Naciones Unidas establece la base jurídica para la imposición de medidas coercitivas en el seno de las Naciones Unidas. Desde una perspectiva crítica, una vez que Estados Unidos, la Unión Europea (UE), la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) o el Consejo de Seguridad de la ONU (CS-ONU) imponen sanciones, son difíciles de levantar, son costosas política y económicamente, y el proceso es muy lento.
La realidad ha demostrado que las sanciones impuestas por ellos, posteriormente son usadas para chantajear, manipular y lograr altos beneficios a favor de los intereses geopolíticos del país que las impuso. Podemos decir, que las HAN VENIDO USANDO CON MÁS FRECUENCIA PARA CHANTAJEAR GOBIERNOS.
Las sanciones más comunes las imponen por supuestas violaciones de derechos humanos presentados en informes de Comisiones especiales de la ONU, por lavado de activos, acusaciones de terrorismo, de manejo de armas nucleares y por gobiernos que supuestamente no garantizan la democracia en su país. Sin embargo, la experiencia concreta ha demostrado, que la mayoría son impulsadas por medio de declaraciones políticas de grupos de intereses transnacionales, bajo dictámenes jurídicos del país que aplica las sanciones, por decisiones del parlamento de Estados Unidos o europeo, u otras impulsadas por organismos internacionales.
Pero, en su mayoría son informes con fines políticos – ideológicos. Es un hecho, que los países con gobiernos que se han declarado socialistas o comunistas y con pensamientos antiimperialistas, han sido objeto de sanciones, medidas coercitivas unilaterales o bloqueos por parte de Estados Unidos y sus aliados.
En función de contextualizar lo señalado, se entiende que el pensamiento antiimperialista cuestiona cualquier sistema de dependencia neocolonial, donde se desarrollan sistemas de sujeción o dependencia económica, financiera y militar dominante de países con tendencia imperialista, como es el caso de Estados Unidos e Inglaterra.
En esencia, la mayoría de los gobiernos antiimperialistas son de tendencia de izquierda, que pregonan el socialismo o el comunismo como bandera ideológica, y rechazan el dominio de las corporaciones transnacionales en los mercados nacionales. Es por eso, que la principal bandera de lucha de estos gobiernos es "la liberación nacional."
El proceso de aplicación de sanciones, medidas coercitivas y bloqueos comenzó con más frecuencia en el planeta a partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, cuando Estados Unidos, usando su poder económico, militar, impulsa organismos financieros por medio del acuerdo de Bretton Woods, comenzó a atacar la expansión de gobiernos aliados al comunismo de la Unión Soviética URSS. Se escudó en el anticomunismo para sancionar a los Estados que no se alineaban a sus intereses económicos y geoestratégicos, aprovechando la supuesta amenaza que representaba para la paz y la seguridad internacional.
Bajo ese pretexto, EE.UU. ha venido aplicando una política de persecución ideológica -diríamos intolerante en el ámbito de la diplomacia-, para excluir del sistema económico-financiero y de pagos que ellos dominan, a aquellos países que declaran una amenaza a sus intereses geopolíticos.
Sin embargo, una vez caído el sistema de la URSS en diciembre de 1991, EE.UU. ha aprovechado su hegemonía y la superestructura de organismos internacionales que controla en diversos ámbitos a nivel global, para intensificar su política de aplicación de medidas coercitivas unilaterales y de bloqueos económicos-financieros contra gobiernos que se declaren de manera abierta en su contra o antiimperialistas.
Incluso, bajo ese argumento las han aplicado en Gobiernos dictatoriales que ellos mismos han impulsado por medio de invasiones y golpes de Estados en América Latina y el Caribe, Medio Oriente, África y Asia. Hechos comprobados por documentos desclasificados posteriormente por el mismo Gobierno de EE.UU.
En fin, han creado un sistema de intervención, injerencia, bloqueos y chantaje diplomático para garantizar el sometimiento y la subordinación de Gobiernos a nivel mundial, convirtiendo las sanciones un elemento fundamental en las relaciones internacionales contemporáneas. Valga decir, es una característica más de LA GEOPOLÍTICA DEL NUEVO NEOCOLONIALISMO EN EL SIGLO XXI, como medio de influencia política ideológica, cultural, empresarial, tecnológica e industrial a nivel global.
Casos emblemáticos de sanciones han sido Corea del Norte (desde 1950), Cuba (desde 1960), Irán (desde 1979), Iraq (desde 1990 a 2010), Yugoslavia (desde 1991 hasta 1998), Birmania (desde 1997), Zimbabue (desde 2002), Bielorrusia (desde 2004), Siria (desde 2004), Congo (desde 2006), Sudán (desde 2007), Somalia (desde 2010), Libia (desde 2010, permanecen a pesar de la muerte de Al Gadafi en octubre de 2011), Costa de Marfil (desde 2011), Líbano (desde 2012), Ucrania (desde 2014), Yemen (desde 2012), Rusia (Desde 2014) y Venezuela (desde 2014).
Actualmente, a Irán le han impuesto 3.820, Rusia tiene 12.665, Siria 2.644, Corea del Norte 2100, Bielorusia 1.130, Mianmar 420 y a Saddan Hussein le impusieron cientos de sanciones.
EL DAÑO PATRIMONIAL DE LAS SANCIONES Y EL BLOQUEO INTERNACIONAL
Las sanciones persiguen debilitar al gobierno de turno declarado antiimperialista, disminuir su capacidad de maniobra o debilitar su posición y nivel de influencia económica, financiera, tecnológica y militar.
La mayoría se dirigen contra individuos o entidades concretas, pero otras afectan los activos y patrimonios de la nación sancionada. Por ejemplo, han aplicado medidas de tipo económico, comercial, financiero o sanciones individuales, como la prohibición de entrada y realizar transacciones con el país que aplica la sanción, así como la congelación de sus activos. También el embargo de armas o prohibición del uso del sistema de pago que domina Estados Unidos y la Unión Europea.
De manera abierta, someten al país al escarnio público internacional, generan zozobras en inversionistas, chantajean a empresarios que mantengan relaciones comerciales con el país, bloquean cuentas y activos de la nación (reservas internacionales e Infraestructuras en el extranjero).
La historia ha demostrado, que una vez bloqueados esos recursos que forman parte del patrimonio nacional, nunca son devueltos en su totalidad, porque pasan a ser una especie de botín de guerra conquistado por el imperio agresor.
Según la información oficial a Venezuela les han impuesto 927 medidas coercitivas unilaterales, 763 por EE.UU. y Europa, 164 por otros países, entre ellos Canadá, Suiza, Panamá, y el autodenominado Grupo de Lima. 467 han sido para personas naturales y jurídicas, 69 buques nacionales y extranjeros, 58 aeronaves y 164 fondos y activos líquidos retenidos. Siendo la Oficina del Tesoro de EE.UU. la que ha aplicado las mayoría de ellas.
Como vemos, aplican la extorsión, el soborno y la amenaza para mantener los recursos bloqueados y confiscado en su posesión. En el caso de Venezuela las desde el 2015 hasta la fecha las pérdidas se estiman en US$ 232.000 millones. Representando realmente crímenes de lesa humanidad contra nuestro país.
Creemos que la hegemonía de EE.UU. está en su fase de declive, que su caída final pudiera llegar en cualquier momento, pero mientras tanto, las sanciones nos siguen haciendo daño y los venezolanos debemos buscar mecanismos que permitan alejarnos cada vez más del nivel de influencia de EE.UU. en nuestra economía y a nivel político lo más pronto posible. Porque las sanciones podrían permanecer por mucho tiempo. Si las levantan, siempre beneficiaran al agresor imperial y no a los venezolanos y venezolanas.
YO NO CREEO QUE NOS DEVUELVAN TAN FÁCIL LOS US$ 3.000 MILLONES NI MUCHO MENOS LO DEPOSITEN EN LAS ARCAS DEL TESORO NACIONAL PARA QUE LO ADMINISTREN NUESTROS MINISTROS
Bajo el supuesto que realmente cumplan con lo acordado en México, de crear un fondo de US$ 3.150 millones tutelado por la ONU, indistintamente que los administre el Ejecutivo Nacional bajo las leyes venezolanas como lo aseguró Jorge Rodríguez, igualmente veremos que saldrán beneficiadas las transnacionales estadounidense y europeas proveedoras de los insumos médicos, repuestos para la industria eléctrica nacional, entre otros negocios directos e indirectos detrás de la ejecución de nuestros recursos .
Recordar siempre, que cuando el presidente de Libia, Muamar El Gadafi, lleno de sanciones imperiales avalados por la ONU, intentó reclamar los más de 200.000 millones de dólares de las reservas internacionales (cerca de 4 años de producción de petróleo de Libia) que tenía depositados en cuentas en oro y divisas en bancos occidentales, lo obligaron a sentarse a negociar con el enemigo, se tomó fotos en función de la paz. Asimismo, procuró abrir a la economía a occidente, lo obligaron a ir desarmándose poco a poco, y luego lo infiltraron, lo acorralaron, lo mataron y destruyeron al país.
Al final, las reservas internacionales del pueblo libio fueron confiscadas por Occidente, nadie sabe qué pasó con ellas, y el costo de la reconstrucción de Libia ha sido mayor porque las transnacionales europeas y estadounidense se apropiaron de los mejores negocios libios, pero actualmente sigue destruida y en guerra civil permanente.
EL LEVANTAMIENTO DE SANCIONES, UN PROCESO DE NUNCA ACABAR
Desde que Joe Biden asumió la presidencia en EE.UU., se ha estado esperando el cambio de la política estadounidense hacia Venezuela. Según muchos analistas, con la sesión por parte de la OFAC del inicio de operaciones de Chevron con PDVSA, se observa un mejoramiento de la relaciones entre el gobierno estadounidense y el de Nicolás Maduro. Es un acercamiento basado en su interés por el petróleo, PERO VEMOS DIFÍCIL QUE LAS SANCIONES SEAN LEVANTADAS TAN PRONTO.
Porque como se dijo arriba, ese sistema de sanciones está diseñado para robar y no devolver el "botín de guerra" capturado. La historia contemporánea así lo ha demostrado.
No las levantarán tan fácil para el gobierno revolucionario venezolano como muchos lo hacen creer. Los agresores imperiales capitalistas no querrán negociar para retroceder o ser benevolentes con un gobierno que siguen tildando de comunista y una amenaza contra sus intereses en la región.
Incluso, el costo de levantarlas podrían ser mayores que lo que ha costado su imposición, porque las sanciones es un paso previo para la desintegración y destrucción del patrimonio, infraestructura productiva y de servicios del Estado venezolano.
La destrucción previa, es la justificación para que posteriormente ellos puedan garantizarse el cobro de los llamados daños y perjuicios, parte del pago de los contratos de reconstrucción de infraestructuras y levantamiento de la producción nacional por medio de sus empresas transnacionales, una vez que, hipotéticamente alcancen, su objetivo imperial: derrocar o cambiar por la vía democrática al gobierno antiimperialista que amenazó sus intereses regionales.
¡Ojalá no sea así! Pero me declaro pesimista sobre este tema del levantamiento de las sanciones en el corto plazo. No nos van levantar las sanciones imperiales tan fácil y eso hay que decírselo al pueblo revolucionario, hay que generarles conciencia, porque nunca a un país digno y antiimperialista se las han levantado tan fácil y sin costo político, económico y social para el país que es agredido por los intereses capitalistas e imperiales.
La historia de las agresiones imperiales ha demostrado que las negociaciones siempre son costosas política, económica y socialmente para el país que ellos agreden. LOS LADRONES NUNCA DEVUELVEN NADA y si devuelven se quedan con casi todo, porque siempre hay mucha gente involucrada para garantizar el apoyo político para su levantamiento, y todos cobran.
También, porque el Gobierno de Biden, luego de desconocer a Juan Guaidó como presidente paralelo, ahora reconoció como gobierno legítimo a unos diputados de la Asamblea Nacional electa en 2015, que ya vencieron su período constitucional hace dos años, en una evidente acción injerencista y contraria a los interés de los venezolanos. De igual forma, Inglaterra sigue reteniendo las 31 toneladas de oro venezolano valorado en más de 1.900millones de dólares.
Es por eso, que el Gobierno de Nicolás Maduro debe procurar hablarle claro al país, alertar de lo que viene con el tema de las sanciones, no generar falsas expectativas de que las van a levantar tan pronto, y cuidarse de decir que la única forma de que se pueda aumentar los sueldos y salarios de los trabajadores e ingreso de los pensionados y jubilados es que levanten las sanciones económicas.
Por el contrario, hay que generar conciencia en el pueblo, pero al mismo tiempo aplicar políticas económicas, sociales, industriales y financieras, alejadas del sistema dominante por el imperio agresor, y sobre todo, que busquen beneficiar al pueblo y garanticen su pronta recuperación del poder adquisitivo de cualquier manera.
Lo recomendable es por la vía del consenso nacional entre todos los actores se la sociedad económica nacional. Tanto el Gobierno como los empresarios deben hacer sacrificios en sus beneficios económicos para mejorar la distribución de ingresos entre los factores de producción.
Asimismo, aplicar políticas que nos alejen cada vez más de las afectaciones de las sanciones y la dependencia económico-financiera de los países agresores, entre ellos EE.UU. y algunos de Europa.