En estos días las teorías de la conspiración y el desastre universal resultan de gran impacto mediático alterando la situación emocional de las mayorías. Estas teorías siempre intentan basarse en datos reales y de gran impacto emocional, pero que son muy difíciles de comprobar. Por lo que no nos queda otra opción que creerlas o no, sin saber si son verdad.
El problema es que así como pretenden iluminarte, mostrándote las “verdades ocultas” (ejemplo: Las vacunas del Covid-19 te modificarán genéticamente o el club de Bildelberg), generalmente infunden pánico en la población y el miedo es la mejor herramienta de la oscuridad.
Es decir, puede que digan la verdad, pero creerles, generalmente, nos llena de pánico y eso nos mete en la espiral negativa que nos ayuda a recrear un mundo negativo en nuestras mentes y luego, al poner nuestra atención en ellas las recreamos en nuestra realidad (el color del cristal con que se mira).
Lo que dicen desde la psicología sobre como usan películas, noticias, información, redes sociales y educación para influir en nuestro comportamiento y emociones es completamente real pues el observador participa en la manifestación del mundo material (sin observador no hay mundo material: Teoría Cuántica) de manera que de alguna manera somos lo que creemos y lo que creemos ayuda a construir la “realidad observada”.
Por más útil que te parezca creer en informaciones “bien fundamentadas” sobre el apocalipsis, las guerras, las conspiraciones para dominarnos, las pandemias planificadas con fines macabros, entre muchas otras matrices de opiniones muy difundidas, ellas a su vez van forzándonos a “construir nuestra verdad caótica”. Podemos estar conscientes para no caer en trampas pero sin formar parte de ellas.
Pero está “trampa” psicología también puede ser usada a la inversa. Es decir, que grupos sociales podemos impulsar sistemas de creencias positivas para con ello ir recreando un” mundo mejor”, un paraíso terrenal.
Yo prefiero creer que ya somos suficientes los seres consientes, que vibramos en una frecuencia del amor y que ya somos capaces de forzar el cambio evolutivo hacía una nueva especie donde no exista la maldad, la escases, el miedo y la conspiración.
Creer, como algunos dicen que en estos momentos estamos pasando a la quinta dimensión en la que seremos capaces de percibir mucho más allá de nuestros limitados 5 sentidos y evolucionaremos hasta descubrir quien somos realmente, uno con la creación, por tanto creadores de nuestra realidad.
Hay muchos indicios que nos indican que es el momento de esa evolución. La elevación de la conciencia colectiva, cada vez somos más susceptibles a aceptar que somos más que un cuerpo físico y una mente, que con el amor podemos cambiar al mundo, que rechazamos la violencia. El cambio de polaridad magnética de la tierra, el aumento de la frecuencia de vibración terrestre, la gran actividad solar y cósmica también nos indica que algo está cambiando.
Pero lo positivo nos cuesta creerlo porque hemos sido forjados a través del miedo y nuestro sistema de creencias es proclive a lo negativo y negacionista de lo positivo. Así que las teorías de las conspiraciones nos sumergen más en las creencias negativas, pero las teorías evolutivas nos cuestan aceptarlas. Somos pendejos para creer cualquier cuento negativo pero nos la damos de avispados para echar por tierra lo que suene "come flor", "ilusorio" o "ingenuo" por ser positivo.
Si somos creadores de nuestra realidad y usamos eso para creer en un mundo mejor, seguro que lo lograremos. Cada vez somos más y vamos juntando la MASA CRÍTICA que se necesita para que esa creencia se haga colectiva, como el centésimo mono (ver el experimento con este nombre) y si acaso todo resulta ser una fantasía, una ingenuidad, al menos seremos más felices, libres y constructivos en el intento.
Así como los organismos unicelulares competían y se agredían por su sobrevivencia y un día decidieron colaborar y evolucionar en organismos pluricelulares, tejidos, órganos, sistemas de órganos y especies, nosotros podemos evolucionar de esta realidad de competencia desleal, fatalista y apocalíptica, en una especie superior dónde nos complementemos para vivir a un nivel superior de conciencia. Esto ya está ocurriendo.
Hagamos que el amor sea nuestro único destino, lo demás no importa.
Noel Peralta
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