A los viejos ¡¡PAM!! ¡¡PAM!!

El PAN Y el PAM. Una historia de viejos para niños en tiempos de corruptelas

Hoy viernes, en horas tempranas de la mañana, al levantarme e ir al baño, me llevé el teléfono. Me levanté más temprano de lo habitual, porque hubo un apagón en mi sector. Lo que es muy frecuente, aunque afortunadamente, desde hace unos dos años, no duran mucho y en efecto, el de hoy duraría unos 20 ó 25 minutos. Pero también lo hice por estar confundido con la fecha. Son cosas que, últimamente me vienen ocurriendo, ya percibo empiezo a tener dificultades para escribir, como que la poca imaginación y pulcritud en la escritura que antes tuve, comienzan a disminuir. Creía que hoy era 25 de marzo, que siéndolo, se cumplirían 11 meses de la muerte del amor más grande de mi vida, mi bella compañera. Y será mañana.

En este breve lapso, leí un artículo en Aporrea que se refiere no al PAN, un partido político costarricense víctima de un temprano naufragio sino al PAM, lo que según su autor sería "Preferencias por el Adulto Mayor". Pues según él, quien se ocupó de jurungar el asunto en detalles, en las leyes, que en fin de cuentas están en los papeles, hay aquí muchas disposiciones para que los ancianos como yo, nos sintamos como en el cielo sin haber muerto. Sólo cometió un error, no sé si de buena fe, por la sola obligación de cumplir una tarea escolar, o como parece, por los datos o pistas que da, intenta, tal como abajo comento, que uno crea que "la luna es un pan de horno" o la realidad no es la que uno percibe, sino la que está estampada en Ley.

Por mi edad, bastante avanzada y, viviendo bajo la preocupación de enfermarme gravemente, pues los viejos somos más propensos a eso, y no tener cómo afrontar las gastos, pues la salud, como solemos decir los cumaneses, "se ha vuelto un lujo", me llamó mucho la atención, como a un ferviente católico un "Ave María", ese artículo sobre el PAM; me sedujo o mejor me atrajo, como esperando hallar allí consuelo a mis penas. Y no voy a hablar de corrupción que es una manera de lograr la felicidad y volver a la vejez una delicia.

Ya sabía que el PAN, como todos los partidos agrarios en América Latina habían sido un absoluto fracaso y eso para nada me atrae, pero cuando me enteré lo que en realidad se trataría en ese trabajo, me dispuse a leerlo, mientras hacía parte del ritual pertinente en el baño, sobre todo al levantarse en la mañana. Aunque soy de esos viejos que, como antes, en mi juventud, no tardo más de lo debido en esas a veces ingentes necesidades.

Lo leí y a medida que iba avanzando en eso, recordaba las usuales ofertas del PAN costarricense y los partidos agrarios. Pero también, se me vino a la memoria aquella linda y hasta fecunda historia de "La isla de Jauja".

Sólo después de haber leído ese artículo, que tuvo la magia de volverme a la realidad, pues allí se habla de un bello deseo y de un mundo que no existe, sino en la letra y en la buena fe del muchacho, pues por lo escrito, pese se trate de algo para un diplomado, parece un bello cuento escrito por un niño. Y eso tuvo el raro efecto de despertarme por completo, quizás no era la intención de quien lo escribió, pues pareciera él vivir entre sueños, pero logró que pusiese los pies sobre la tierra.

En "La isla de Jauja", el autor del relato, Lope de Rueda, a través de dos de sus personajes, dos bribones, como él mismo les califica, cuenta a un transeúnte, a quien quieren engatusar para quitarle la comida que lleva por encargo u obligación, a un determinado sitio:

Honzingera: "En la tierra de Jauja hay un río de miel y otro de leche, y entre río y río hay una fuente de mantequilla y requesones, y caen en el río de la miel, que no parece sino que están diciendo: «cómeme, cómeme».

Mendrugo: ¡Pardiez!, no hacía falta que me lo dijeran a mí dos veces.

Panarizo: En la tierra de Jauja hay unos árboles que son de tocino. Y las hojas son de pan fino, y los frutos de estos árboles son de buñuelos, y caen en el río de la miel, y ellos mismos están diciendo: «máscame, máscame».

Pero también se me vino a la memoria, aquel jocoso y sarcástico poema de Nicolás Guillen, el célebre poeta negroide cubano, en el cual, el narrador cuenta a un grupo de negros esclavos, de un mundo, espacio, tal como la isla de Jauja, pero en este caso para los negros, particularmente a los sometidos a la esclavitud. Cuando uno de quienes escuchan al cuentista, narrador, nada bribón, como dijo Lope de Rueda de sus personajes, sino alguien sólo intentando distraer y aminorar las penurias, dice y pregunta:

"¿Dónde queda esa isla?"

"Vámonos pa` allá".

Reciben como respuesta del negro que, sólo intenta distraerlos y aliviar sus dolores, con algo parecido a :

"Sólo son cosas de negros

Pa` conversá".

Volviendo al artículo puesto en Aporrea, pues después de pensar lo que pensé y hasta he escrito, volví a él. Es un trabajo sobre un diplomado o destinado a cumplir un requisito o evaluación que, por lo que dije, parece tan bello, infantil e inocente, lleno de buena fe, como el poema negroide de Nicolás Guillén, lleno de "historias bellas", contadas a los negros "pa` conversá" y rebajar sus penurias.

Lope de Rueda, el autor español, habla de unos bribones que intentan de engatusar a alguien para quitarle la comida que lleva a determinado sitio por encargo; al final Mendrugo, víctima o no de los contadores de cuento, dice:

"¡Válgales el diablo, Dios les guarde! ¿Y qué se han hecho estos mis contadores de la tierra de Jauja? Ofrecidos seáis a cincuenta aviones: ¿y qué es de mi cazuela? Juro a mí que ha sido blanquísimamente hecho. ¡Oh, válgalos el diablo! Si había tanto que comer en su tierra, ¿para qué me comían mi cazuela? Pues yo juro a mí, que juro a bueno, que tengo de enviar tras ellos cuatro o cinco dineros de hermandades para que los traigan a su costa".

El autor del artículo que comento, habla de los derechos establecidos en la las leyes en favor de los ancianos y dice en su texto, muy infantilmente y excediéndose en su buena fe, como para ser mal evaluado, "El momento histórico exige que la humanidad tenga conciencia sobre la atención digna de las personas adultas mayores (PAM). Cuestión que consideramos, inicia por garantizar la Atención Preferencial".

Leí en él a los cuatro personajes que hablan a "Mendrugo", de "La isla de Jauja", de Lope de Rueda, con la intención de distraerle para quitarle la comida que lleva por encargo, unos bribones, como les calificó el autor, pero también a Nicolás Guillén en su poema, donde el narrador del bello país o tierra para los negros, como la isla de Jauja, es sólo una linda manera de aminorar las penas y sufrimientos de los negros esclavos, pues sólo "son cosas de negros pa` conversá".

Y en estas dos alternativas pensé, porque al parecer, el trabajo que leí en Aporrea, mientras estaba en el baño y recordaba, como todo los días a mi linda compañera, pero esta vez creyendo equivocadamente que era 25 de marzo y no 24, es una tarea infantil, como ya dije, destinada a cumplir con una obligación de quien cursa un diplomado que, siendo así, no es la crueldad de los bribones de Lope de Rueda en "La isla de Jauja", intentando embaucar a Mendrugo, sino la inocencia, feliz inocencia, del negro que narra en el poema de Nicolás Guillén, intentando que sus oyentes, vivan un momento de felicidad y vivan un sueño.

Y justamente, un bello sueño experimenté, sentado en la poceta, con el teléfono en la mano, leyendo que yo, docente jubilado de 85 años, que sólo dispone de sus menguados ingresos para subsistir y nada tiene de lo que en el artículo se dice, ni siquiera un puesto de gratis en el autobús, pues lo demás está tan ausente que, nadie como yo, lo busca. Sólo son vainas de un joven, que debe cumplir una inocente tarea académica, por ella lo aprueban y hasta aplauden, como en el cuento de Nicolás Guillén, donde los negros terminan en una común carcajada y no de un bellaco que busca embaucar a los viejos y hacerle creer que estan en "·La isla de Jauja".

Para el muchacho del diplomado, el asunto es sólo que estamos en "el momento histórico que la humanidad tome conciencia", y "en una sociedad solidaria como la nuestra", pues estas son sus palabras, donde los los merecimientos de los ancianos son por demás valorados y cumplidos, mientras cualquier desprevenido, sin que medie la mala fe del autor del artículo, pudiera creer que trata de engañarnos, dado que, aquí en Venezuela, y eso él no lo dice, aparte de tener o no conciencia sobre el asunto, nada se hace por los ancianos y sus derechos. Si no, empecemos por el monto de las pensiones, la soledad y el abandono que a los viejos rodean o mejor acosan. Y esto se lo dice un viejo de 85 años quien además, trabajó y trabaja intensamente, sólo que no está entrenado para ser "emprendedor" o, mejor, eso no entra en sus valores.

Y lo dice también un viejo que teme enfermarse, pues cada vez que esto le sucede, pese sean cosas de poca gravedad o magnitud, debo ponerme a mendigar, pues en "La isla de Jauja", "no hay pan, no hay vino y Antonino rompió el vaso en el camino", perdida la esperanza, cuando supo la última, el acabose, del robo de una gigantesca cifra de dólares por petróleo, que hubiese hecho posible, si no crear una ·isla de Jauja", si hacer realidad sus sueños inalcanzables del PAM, que se vuelven infantiles en el trabajo comentado; pues quiero creer que, quien eso escribió, cumplió con una inocente y hasta infantil tarea para "un diplomado", ¡urpia Dolores!. Tal como ya dije.

A los viejos, lo recomienda el FMI, ¡¡PAM!! ¡¡PAM!!



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

 damas.eligio@gmail.com      @elidamas

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