En la revolución bolivariana hay una nueva tarea la cual es esclarecida bajo una profunda mirada. Muchos en el mundo han tenido que reinterpretar a Venezuela con el respeto que nos merecemos como país que a pesar de sanciones y medidas ha logrado levantarse bajo la protección de su gobierno y líderes.
Mientras, muchas naciones dedicadas a agredirse y hacer inviable su soberanía política han colocado el uso de sus energías en medio de confusas agendas energéticas las cuales presionan sus caminos para el desarrollo de su población. Ante esto, nuestro país no ha hecho más que proteger soberanamente todos sus recursos.
Pero mientras esto sucede en el ámbito mundial Venezuela siempre ha estado incorporada a la apertura por un escenario internacional distinto, diferente y profundo el cual se adelanta a los juegos de la comunidad internacional.
A Venezuela nadie ha logrado taparle el sol y sin autodenominarse única, imprescindible o de una sola marca, ha ido a enfrentarse con su diplomacia a espantadas vocerías de mentiras y con respeto en su planteamiento no se ha unido para agredir a sus desenterradores.
Esta nación con su pueblo ha sido guiada por la lámpara de la prudencia más con su sabiduría ha logrado encontrar los caminos de una nueva era diversa, multipolar y policéntrica, enseñando que no hay un centro único. Y ese mundo de la existencia de varias versiones sin codificaciones o estándares ha tenido que apartarse o refugiarse en el ostracismo de sus pesadillas.
Quienes han tenido que abandonar sus trenes tras caerse de sus sillas han escrito el expediente de sus silencios, apartándose como en su última batalla una derrota la cual no podrá detener los avances de una sociedad que golpetea abriéndose paso hacia modelos de vida justos y espontáneos.
El resurgimiento de las estrategias nacionales no detendrá el avance de sus recursos naturales expresados tras el poder del petróleo, gas y petroquímica. En este territorio descansan los recursos con los cuales la región y los avatares del mundo lejano aún necesitan.
Entender el próximo contexto mundial nos lleva a la congruencia, coherencia y consistencia del pensamiento bolivariano el cual es encontrado en nuestra finitud al respetar nuestro pensamiento.
La subjetividad del mundo desde un solo terreno apartó a quienes no entendieron los colores de nuestras alianzas, solidaridad, trabajo y cooperación, tropezando con la nueva fuerza de integración en la cual Venezuela es ejemplo y reacciona bajo su propio liderazgo.
Hablamos de la reactivación de un nuevo bloque de integración capaz de lograr junto a otras naciones el surgimiento de América Latina. Aquel capital político que impusieron otras naciones acaba de concluir, ahora quedamos invitados al nuevo escenario respetuoso de la verdad y la vida.
Para el periódico Diplomacia de paz—Venezuela.
26marzo/2023
Hasta más pronto…
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