El presidente Chávez, en sus primeros pronunciamientos acerca del por hacer, fundamentado en los altos precios del petróleo, volvió sobre la idea de reorganizar al país y volverlo más armónico. Eso significaba o significa volver a la idea de reorganizar la población, altamente concentrada en los focos de los cuales ya hemos hablado y vuelta altamente improductiva.
Se trataba entonces. y de eso habló, de cambiar el destino de la inversión. Hacerla en otras áreas de manera que la población fuese por eso reacomodada y se creasen las condiciones para que se explotasen aquellos inmensos recursos abandonados y olvidados. Habíamos empezado a soñar, un poco como aquel bello poema de Andrés Bello, "La agricultura de la zona tórrida":
"¡Salve, fecunda zona,
que al sol enamorado circunscribes
el vago curso, y cuanto ser se anima
en cada vario clima."
Sería esa una acertada manera de comenzar por darle bases de sustentación, estructural, a una nueva forma de organización del aparato productivo, la aparición de nuevas clases y la potenciación de las ya existentes, que servirían para darle nacimiento a los reclamos y defensa de la soberanía de las regiones renovadas o vueltas a la vida y de una verdadera descentralización y fortalecimiento de lo participativo y protagónico. Este estado de cosas regional, local, daría nacimiento a una dirigencia consustanciada con el proyecto de cambio, totalmente distinta y ajena a esa burocrática que se somete a los dictados del centralismo.
Que no era otra cosa que aprovechar aquellos gigantescos recursos en crear una nueva economía industrial, transformadora, pero también las enormes ventajas comparativas que significan la inmensidad de nuestras tierras cultivables, con abundante agua, y sin estaciones, con una muy insignificante oscilación térmica, o cambios de temperatura, lo que permite cultivar todo el año y porque aquí, como dijo el maestro Bello, hay cabida para todo lo que se da "en cada vario clima".
No obstante, el comandante, quizás sometido a las presiones de las luchas internas, que no necesariamente se manifiestan abruptamente, con violencia, desorden, gritería, sin dejar de ser amenazantes, o también por su falta de convicción, ¡vaya uno a saber con ciencia cierta!, fue vacilante, dudoso y en definitiva poco coherente, en ese asunto. Por eso, nunca olvidaré un caso muy particular, como cuando habiendo hecho un domingo, en su programa ¡Aló presidente!, toda una densa y rica exposición sobre la contrariedad e inconveniencia que los funcionarios del Estado fungiesen de dirigentes del partido, pocas horas después, el día lunes, designó a varios funcionarios vicepresidentes del partido para distintas regiones, particularmente recuerdo, como a Rafael Ramírez, presidente de PDVSA, le designó para oriente. Nombro este caso, por la sencilla razón que vivo y militaba en el partido en esta zona y aquello me molestó sobremanera, no por el personaje, sino por la medida en sí. Espero, esta referencia no dé origen a desviaciones en el debate y calificaciones indebidas.
Y en vida del presidente Chávez, se legalizó que los funcionarios del Estado, gobernadores y Alcaldes, fuesen de hecho, los jefes del partido y este terminase siendo un cautivo del Estado, cuando nos habíamos pasado la vida sosteniendo lo contrario. Es decir, de lo participativo y protagónico que demanda la constitución vigente, derivamos hacia un Estado y status de centralización, donde todo lo que puede ser centralizado lo ha sido, como las instituciones públicas y el partido mismo. Y cuando digo partido me refiero al Psuv y no a los otros, desde un lado al otro, porque ellos nacieron cautivos, personalistas, centralizados y nunca han anidado la idea de hacerlos de otra manera.
Pero más pudo el inmediatismo, la necesidad de ganar elecciones, que terminó esta en convertirse en la gran obsesión y como objetivo único y aquel plan estratégico se engavetó, "descubriendo que en Caracas caben tres Caracas más". La fuerza del Estado, el poder central volvió a imponerse y sentar un precedente que derivó a otras desviaciones, cambios de conductas y planes. Como el de fortalecer el centralismo, en el que la clase dominante y la "vanguardia" gobernante o al frente del Estado, se encontraron y hallaron un motivo para reconciliarse.
Pero la misma conducta desplegada dentro del aparato estatal, se manifiesta en las relaciones dentro del partido o para mejor decirlo, la repotenciación del modelo económico o por lo menos dejarlo tal como estaba, condujo al fortalecimiento de la concepción del partido de vanguardia, identificada ésta con los puntos geográficos donde se asienta el poder.
Entonces Caracas y sus alrededores, el área geográfica de la inversión, es también, como siempre ha sido, asiento del Poder Ejecutivo y del poder real y ahora también del partido que estaba presuntamente destinado a cambiar todo eso dentro de la clásica o estereotipada concepción del vanguardismo. Caracas pareciera un país aparte, tanto que uno escucha decir que allá se cumplen cosas que aquí sólo son deseos.
Chávez mantuvo un discurso, sobran las pruebas, tanto como esto es un hecho público, según el cual, quienes ejercían el gobierno en sus distintas instancias, debían mantenerse al margen de la dirección del partido. Pues según las concepciones que se manejaban y manejan en el movimiento revolucionario mundial no oficial, este debía mantenerse fuera del gobierno para poder ejercer sobre él la vigilancia necesaria y conservar la indispensable capacidad crítica e independencia para orientar, dirigir y exigir, como portavoz de las masas y del movimiento popular. Permitir que el Estado secuestre, se apodere del partido, es una inconsecuencia y entrega del poder popular a un ente que en definitiva es un reflejo del modelo o la estructura imperante a la que es necesario cambiar incesantemente, más si ella es contraria al interés de las mayorías y la clase trabajadora. Es como entregar las armas al enemigo o amordazar y encadenar el mecanismo del cambio.
Así, todo el poder recae en el presidente de la República, pues es a su vez, presidente del partido y el supuesto congreso del mismo, escogido delicadamente, para no dejar cabo suelto, a aquél le otorga poderes discrecionales para decidir, los que éste a su vez, comparte, para mantener la unidad, con las distintas tendencias o fuerzas que dentro del mismo conviven bajo el simple y formal recuerdo de Chávez. Y de estos, los fundamentales, quienes a su vez se encargarán del ordenamiento o alineamiento de los otros, actuarán de acuerdo lo dispuesto por el Estado, un ente que, como ya hemos advertido, responde a los intereses conveniencias y exigencias de las capas sociales dominantes y las de las entidades o áreas geográficas, donde más se ha invertido. Con lo que la descentralización, implícita en lo participativo y protagónico y el sueño de "Comuna o nada", no deja de ser eso, un sueño, bandera o consigna para la distracción.
Este es un tema, el del partido, de primordial interés, al que poco interés se le presta y no se puede abordar de una manera generalizada y difusa porque el esfuerzo sería inútil. Es necesario partir de los hechos, lo real, lo acontecido y fácilmente perceptible por el común de la gente, para ayudar a que el debate llegue a lo más profundo y extendido. Lo mismo cabe decir, de lo relativo al proceder del Poder Central, cuando intenta imponer autoridades al margen de la Ley, las constitucionales, nacionales y estadales, como ese funcionario que llaman el "Protector".
Y por este último y otras cosas, volveremos.