Un amigo, por las redes, esta mañana, me recordó que el pasado 15 de mayo, Domingo Alberto había cumplido 100 años de nacimiento. Y ese recuerdo me embargó de tristeza, más porque en ninguna parte, ni siquiera en las "Efemérides de Aporrea", se hizo alusión a ese acontecimiento. Es como si lo hubiésemos olvidado y eso no es justo.
Por la premura del caso, revolví mi archivo y hallé dos trabajos que me parecen importantes por el significado de DAR, escritos años atrás y a partir de ellos hice este, como humilde homenaje al luchador venezolano, escritor y político de enorme valor:
Yo suelo creer en la buena fe de la gente, sobre todo cuando por largo tiempo les conozco y veo actuar. Y, por esa buena fe, sé se forjan ilusiones, como creer que, sólo basta que al control del aparato del Estado accedan gente como ellos, para a este cambiarle rumbo y actitud. Pero en eso, frecuentemente, resulta cierto, lo que se suele decir, "una cosa es cuando están fuera del poder y otra adentro". Y es que "el poder", el Estado, los captura, muele, transforma y hasta engulle. La clase dominante tiende a tener mayor influencia en el Estado, por su poder económico, eso que solemos llamar lo estructural y el cuadro general, nacional e internacional, que la vanguardia "popular" y los trabajadores mismos, sobre todo cuando a estos se les suministra adicionalmente somníferos.
En mucho, tengo razones para considerarme un alumno de Domingo Alberto Rangel (DAR). Dije un alumno, compañero y hasta admirador, sólo eso.
Leerlo fue para mí un ejercicio por demás placentero. A finales del año 1958, después de haber leído centenares de sus artículos, donde abordaba la coyuntura de entonces, interpretaciones que compartíamos la determinante mayoría de los jóvenes de AD, leí por primera vez un largo trabajo suyo, este sobre la "Revolución Boliviana de 1952". DAR, como exiliado político en Bolivia, tuvo la oportunidad de presenciar de cerca aquellos acontecimientos.
El prestigio de DAR era tan contundente en 1958-59, que quien esto escribe, tomó un folleto suyo publicado por la juventud de AD del Distrito Federal, cuyo máximo líder era Moisés Moleiro, sobre aquel proceso boliviano, lo llevé a Cumaná, siendo el Secretario Juvenil Seccional (AD en el Estado Sucre siempre estuvo dividida en dos seccionales, Cumaná y Carúpano), lo hice editar por la imprenta "El Renacimiento", de Juan José Acuña, en un número de 600 ejemplares y lo vendimos en un santiamén. Nosotros mismos quedamos asombrados de aquel prodigio, hasta por el valor mismo que le pusimos a cada ejemplar.
Y estando ya en el MIR, en la misma Cumaná, en lo que solíamos llamar los de Santa Inés, "la cabeza del puente" Guzmán Blanco, vendíamos el semanario "Izquierda", que nos llegaba el viernes en una cantidad de ejemplares bastante grande, no muy avanzada la tarde, entre sábado y domingo, con una prontitud inusitada, por el atractivo que significaba el artículo que allí aparecía de DAR.
En las tardes de sesiones de la cámara de diputados del entonces Congreso Nacional, el llamado "gallinero" o gradas, se apretujaba, cuando se sabía hablaría el líder primero adeco y luego del MIR, a quien llamaban "el jurunga muertos", el jefe de los "cabeza calientes".
DAR fue además un excelente orador y tanto buen analista político, económico, como escritor. En sus trabajos, el manejo del lenguaje y de las figuras literarias tienen valor primordial. Leerlo no sólo permitía tener acceso a un análisis político y económico de gran valor y pertinencia, sino también a algo escrito con arte, gracia y dominio del lenguaje. "Domingo", como simplemente le decíamos sus admiradores y compañeros, pudo haber sido un excelente novelista. Hay trabajos suyos, como por ejemplo aquel de "Los andinos al poder", que hablan de esa enorme capacidad suya para la narrativa, de lo que solía dar por demás muestras cuando hacía de orador. Nunca olvidaré una frase suya escrita en ese libro en el cual dijo, palabras más o menos, "fue necesario que la urna con el cadáver de Gómez saliese a la calle, para que la gente se convenciera que había muerto y no era eterno".
Pues Gómez había durado tanto en el poder que la gente creyó viviría y gobernaría para siempre y no le convencían las noticias que corrían de oreja a oreja, pese el mensaje recibido fuese de alguien bien conectado con el gobierno. Y eso Domingo lo dijo con arte y gracia.
En los comienzos de la lucha clandestina, primeros tiempos del gobierno de Betancourt , cuando en el MIR, nuestro recién nacido partido, debatíamos entre la lucha armada y lo que Domingo llamaba la lucha de masas, lo que implicaba hacer uso del más mínimo recurso legal, no abandonar las calles ni espacio alguno donde convivía la gente y entregarse al combate por los problema reales de esta, circuló un periódico llamado "·El Venezolano", hablo de los años 61-62 del siglo pasado, en el cual aparecía un columnista bajo el seudónimo de el "bachiller Raimundo González", en quien por la gracia, habilidad y arte en el manejo del lenguaje y la narrativa, recursos usados para abordar la cotidianidad política, desde el principio supimos era Domingo. Y ese sólo hecho hizo de aquel periódico de una elevadísima demanda de parte de los lectores.
Pasado un tiempo DAR asumió la abstención, como quien asume el credo y todos los rezos de una iglesia. Digo esto con la plena convicción que llegué a creer que se mostró dogmático y por demás inflexible. Pasé años preguntándome y preguntándole a muchos, sin obtener respuesta, salvo el silencio, ¿qué quería Domingo con eso de la abstención a todo trance?
Tengo entendido, por alguna lectura hecha por allí de manera fugaz, que DAR, quien apoyó a Chávez y hasta con él compartió opiniones mientras éste estuvo detenido en Yare, fue hasta alguno de sus consejeros, rompió con el alzado contra el "orden" el 4 de febrero y del "por ahora", desde el mismo momento que éste optó por la salida electoral. Pues, como se suele decir, el hijo de Tovar, Estado Mérida, se mantuvo firme en el abstencionismo, hasta el día de su muerte.
Y como dije antes, siempre me he interrogado, ¿qué quería Domingo? Pues después de aquellos agitados días del año 1960, cuando con indudable sensatez y certeza se manifestó contrario a la lucha armada y en favor que las organizaciones "revolucionarias" se incorporarán a las luchas de las masas urbanas por sus derechos y reivindicaciones, DAR se aferró al abstencionismo, por sí sólo, como si fuese aquella la figura de un santo y no planteó ninguna alternativa, por lo menos que yo sepa.
He leído por allí unas opiniones según las cuales DAR se volvió anarquista y hasta se hace mención de unas palabras suyas en relación con eso. Me parece una explicación muy simplista y acomodaticia, dada la enorme cultura y racionalidad que abundaban en él.
No cabe duda que DAR, quien fue abogado, egresado de la UCV y por su propia iniciativa, inteligencia, capacidad y deseo insaciable por saber, llegó a tener amplios y profundos conocimientos sobre economía. Tanto que poco hablaba de temas de derecho; más bien se mostraba, como escritor, muy ligado a la buena narrativa, pero sobre todo, fue demasiado buen "aficionado" y por demás autorizado conocedor de los temas relacionados con la teoría económica. Tanto que, en los niveles de postgrado de esta ciencia, ejerció como profesor en la UCV. Hasta en el MIR mismo, era de las primeras voces del equipo o fracción de economistas, donde había mucha gente de alto valor y conocimientos.
A esta altura de mi vida, a fuerza de tanto interrogarme al respecto, haber visto los acontecimientos desde distintos ángulos, creo haber arribado a una conclusión o por lo menos a darme una explicación acerca del enigma que para mí significó Domingo Alberto Rangel, a quien tanto admiré.
Creo que DAR supo que el tránsito del capitalismo al socialismo, sobre todo en las sociedades o naciones de la periferia, estaba vedado. Tanto como lo está todavía en aquellos espacios donde se ha llegado a un alto desarrollo de las fuerzas productivas. Cuando el capitalismo ha dado muestras de mucha capacidad de mutación para seguir viviendo y, en esencia para trasplantarse en naciones como China y Vietnam.
DAR supo bien, antes que muchos, el significado de Cuba. Este mismo que ha intentado reproducir el gobierno de Venezuela; cuyos representantes parecieran creer que para cambiar de un modelo a otro, sólo basta declararse enemigo de quien expresa la contradicción fundamental y ponerse el nombre y hasta estamparlo en un principio constitucional. O como antes dijo, en otra época y otras circunstancias, Vladimir Acosta, llamar a "morrocoy chigûire" o montar una arepera del Estado y llamarle pomposamente, "Arepera Socialista". Por cierto, todas ellas quebraron.
He optado por creer, DAR dio por un hecho, que "por ahora", todo grupo de izquierda que llegase al gobierno con la generosa intención de "hacer el socialismo", particularmente en América Latina, sólo tenía tres opciones. La primera, ser tumbado ese gobierno por decisión del de EEUU y el capital de allá y de acá.
En estos momentos, en Colombia, donde Gustavo Petro, con todo lo que él significa y su sobradas muestras de prudencia, nada extremista ni que ver con aquel joven del frente guerrillero, está bajo la amenaza de un golpe militar; Álvaro Uribe, jefe de la ultraderecha y de los buenos contactos con EEUU y las Fuerzas Armadas Colombianas, según se dice, está incitando a un golpe de Estado. En estas circunstancias, es oportuno recordar lo acontecido con Salvador Allende.
Ya sabemos de los acontecimientos de Bolivia, el golpe contra Evo, la actitud sinuosa del presidente Arce y sus allegados durante el golpe que llevó a la Añez al poder y la lucha interna en el MAS o mejor contra Evo, de la cual volveremos hablar en próxima entrega.
Todos estos acontecimientos, sin olvidar a Salvador Allende, el estancamiento del gobierno cubano y el venezolano iniciado con Chávez, pudieran explicarnos la actitud abstencionista de DAR y su insistencia en mantener viva la lucha por las conquistas de los trabajadores dentro del modelo capitalista.
La segunda, "cogerlo de guayaqueta", como decíamos en Cumana. Tomarle de mamadera de gallo y acosarlo o hacerle Bullying, como dicen ahora, tal como hicieron con Pedro Castillo, hasta sacarlo del gobierno de manera hasta poco "usual" e irrespetuosa, por decir lo menos y el sometimiento vergonzoso en el cual aparece envuelto el presidente chileno Boric.
Y la tercera, un poco como la anterior, hacer de ese gobierno uno de cualquier naturaleza que no pasase de las buenas intenciones y hasta declaraciones y terminase, de una manera u otra, controlado por las clases dominantes de la economía, bien de aquellas procedentes del exterior, sus aliadas a lo interno o las que naciesen "como de la nada", dentro de la misma gente que se planteó la idea de cambiar la sociedad. Lo que en otras oportunidades y trabajos he llamado "El proyecto Frankenstein".
Hay muchos ejemplos como los del Frente Amplio uruguayo, el muy "aplaudido" y hasta elogioso paseo por las pasarelas de la política de Pepe Mujica, ante quien las clases dominantes se inclinaron con respeto y hasta admiración y no dejan de elogiar su humildad y buena conducta.
Por eso se habla de una burguesía revolucionaria, una que no pasa de repetir el modelo de las clases que no eran eso. Y aún más, en un instante del camino, ambas se encontraron, identificaron, fundieron como hermanas. Mientras que al frente del Estado se mantienen aquellos apóstoles que creyeron abierto el camino.
Y hasta acorralarle, bloquearle, para que termine siendo no un gobierno capitalista más, sólo que manejado por gente llena de buenas intenciones, sino de peores resultados. Aunque el discurso diga otra cosa. Como lo que ellos, el grupo gobernante, desearían.
Y DAR, eso creo ahora, no quiso jugar ese triste papel. Había visto mucha, quizás demasiada agua, correr bajo los puentes. Prefirió mantenerse fuera de todo eso y como persistente crítico del modelo. En esos casos los cumaneses solíamos decir, "no te metas para que no aparezcas."
Este tema me ha obsesionado porque sé a DAR demasiado talentoso y estudioso para pasar como lo que en veces, hasta yo mismo he creído, un simple diletante y enfurecido arrogante.
Es decir, pareciera que, en buena parte, Domingo Alberto Rangel (DAR), tuvo razón cuando se opuso tenazmente a la opción de lucha armada y el abandonar lo que él llamó "lucha de masas". Como la tuvieron tantos compañeros que se marginaron inmediatamente, y más tarde, al evaluar adecuadamente aquella decisión frente a los hechos.
Por esto último, quiero recordar cómo, en "Disparen primero, averigüen después", artículo aparecido el domingo, 28 de enero en Aporrea, Julio Escalona dijo "Yo he señalado en otros trabajos (Fabricio Ojeda y la insurrección como proceso, Aporrea, 31-01-17), que la decisión de ir a la lucha armada fue precipitada; que en las elecciones de 1963, hemos debido apoyar a Larrazábal con el propósito de derrotar a Betancourt y los planes imperiales que estaban cimentados, principalmente, en la victoria de Betancourt como base para derrotar al movimiento popular".
Por lo menos, desde el punto de vista del historiador y las consecuencias que eso pudiera tener en la política, opiniones como estas encierran un enorme valor e importancia.
Pareciera que es mejor mantenerse afuera, luchando por el cambio, aunque sea por pequeñas cosas que abren espacio y no atragantarse con la idea que puedo cambiar el mundo ahora; sólo basta llegar al poder, para terminar capturado por las redes del enemigo y lo que es peor, ponerme al servicio suyo.