Pedro Carujo, Hugo Chávez y el PCV. ¿Fue un grave error y hasta "delito" que la izquierda apoyase a Caldera?

Cierto sector del oficialismo o para mejor decirlo del gobierno y el Psuv, en su enfrentamiento con el PCV, desde tiempo atrás, ha venido usando contra este partido, entre tantos, un argumento sin fortaleza y menos validez política y moral. Se le maneja como una acusación grave que utilizan, como cosa curiosa, también quienes participaron o incurrieron en lo mismo, es decir apoyaron a Caldera. Actúan de acusadores contra un supuesto pecado que ellos mismos cometieron, sin hacer la debida crítica del asunto sino asumir el rol de acusadores y sin percatarse del simplismo en el cual incurren. Actúan de manera mecánica impulsados por un estímulo convencional, para decirlo de la mejor manera e incitarlos a revisar el punto con inteligencia y libertad,

En ese proceder, lejos de fundamentarse en una revisión crítica del proceso histórico, se dejan llevar por el odio, oportunismo y hasta simplismo de algunos políticos no precisamente muy bien dotados intelectualmente, poniendo a un lado todo lo que conllevó a lo que condenan inadecuadamente, pese no sólo en eso estuvo unida, como pocas veces toda la izquierda, sino los motivos que aquello determinaron, empezando por el cuadro político conformado en aquel momento.

Caldera, quien sin duda había dado muestras de cierta amplitud en sus relaciones con la izquierda, tanto que dio inicio a aquello que llamaron la pacificación y se mostró partidario del retorno del PCV, MIR y otras organizaciones, antes en la lucha armada y la clandestinidad, a la legalidad, había roto, por las razones que fuesen, con su partido y distanciado sustancialmente de AD.

Horas después de haberse sofocado el alzamiento promovido por el comandante Chávez, el discurso más digno de recordar pronunciado en el Congreso de la República, derivado de aquel acontecimiento, lo pronunció Caldera, quien negó de manera radical que los alzados tuviesen la intención de asesinar al presidente Carlos Andrés Pérez e imponer una dictadura. La intervención de entonces de parte de Aristóbulo Isturiz, miembro del partido "Causa R", de Andrés Velásquez, posterior a la de Caldera, fue un tanto tímido e insustancial, en correspondencia con las características de aquel movimiento y su dirigencia.

Es posible, "todo cabe en la villa del señor", que aquel discurso de Caldera, estuviese dentro de los planes que secretamente abrigaba de hacerse de la candidatura presidencial y ganarse el apoyo de la izquierda, dada la extremada división existentemente entre esta, más tomando en cuenta que la población de esa tendencia, desconocedora en un principio de quiénes eran los alzados, no mucho tiempo después se sintió interpretada por estos, más tomando en cuenta las enormes dificultades que el pueblo padecía y los efectos no borrados del reciente "Caracazo", generado todo aquello por el reciente acuerdo entre el gobierno de CAP y el FMI.

Lo cierto es que, con ese discurso, no el de Aristóbulo y menos el de aquel oscuro personaje, tanto que ya nadie lo recuerda, y es así, que sólo por eso no lo nombro, que habló por el MAS, Caldera conectó con las organizaciones de la izquierda, su militancia y buena parte del movimiento popular ajeno los partidos, lo que él llamaría el "chiripero". Hasta factores de AD, descontentos con el gobierno desde los tiempos de Lusinchi, como Matos Azocar, también se unieron a Caldera

En aquellas circunstancias, dada la imposibilidad de unir a la izquierda mediante una candidatura de su estricta pertinencia y la extremada debilidad de esas organizaciones, limitadas casi estrictamente a sus cuadros, llamémoslo convencionalmente dirigentes, la candidatura de Caldera con aquel discurso tomó cuerpo y terminó ganando la presidencia de la república. Lo que su gobierno hizo posteriormente, hasta con el apoyo incondicional de personajes como Teodoro Petkof y Pompeyo Márquez, es harina de otro costal. Pues es bien, sabido que la izquierda, de manera general, muy poco tiempo después, dadas las políticas desarrolladas por el gobierno como los acuerdos con el FMI, las decisiones en lo relativo al salario y las prestaciones sociales, se distanció del gobierno del Dr. Caldera.

Pero es bueno recordar algunas cosas al momento de juzgar para no hacerlo tan ligeramente y de manera convencional. Como, el discurso en el congreso del cual ya hablamos, que lo volveré a mencionar con posterioridad y también que, muy escasas horas de haberse producido el alzamiento de los comandados por Chávez, el primer en condenar el alzamiento y mal juzgar a los alzados, como con demasiado apresuramiento, fue el gobierno cubano por voz del propio Fidel Castro. Y esto se explica, justifica y entiende, porque este, supone uno de la mejor buena fe, nada sabía de los alzados y menos acerca de sus intenciones. Y además, sus relaciones con Carlos Andrés Pérez eran excelentes desde el primer gobierno de éste, de cuando "La Gran Venezuela". Por los tan buenos gestos de Pérez en favor del gobierno cubano, la izquierda (PCV, MIR, MAS y José Vicente Rangel), en el congreso salvó al entonces presidente (CAP) que COPEI y hasta su propio partido lo destituyesen en su segundo período.

Hay gente en el Psuv que, este gesto de "salvar" a CAP, proveniente de la izquierda, determinado por sus excelentes relaciones y gestos amistosos ante el gobierno cubano, lo condenan y han condenado por mucho tiempo, más por desconocimiento, para decirlo de manera delicada, que otra cosa.

Tampoco se puede pasar por alto que mientras la gente de AD, llegó a pedir "muerte a los golpistas", como lo hizo el entonces el diputado David Morales Bello, Caldera no sólo habló en favor de los alzados sino que, en su gobierno, estos fueron amnistiados y dadas facilidades para que se conectaran con el pueblo mediante la organización que crearon inicialmente, el MVR.

Por eso, es incomprensible que factores del actual gobierno venezolano, juzguen mal al PCV y al resto de la izquierda por haber votado por Caldera, mientras excluyen de eso a José Vicente y hasta al gobierno cubano que condenó al alzamiento de Chávez,

Horas después de haber sido reconocido como nuevo presidente de Venezuela, el Dr. Caldera recordó que, en su discurso del mismo día del alzamiento, se opuso a que el Congreso aceptase como válida y definitiva la tesis según la cual, los hombres comandados por el Coronel Chávez tenían como propósito la eliminación física del presidente Pérez. Dijo el Dr. Caldera - excelente político y eminente jurista - que no había prueba alguna que sustentase aquella acusación. Pero tampoco podría afirmarse que los alzados de febrero manejaban como proyecto el establecimiento de una dictadura.

Es cierto que el alzamiento mismo represenó ruptura de la legalidad y violación de las normas previstas para la sustitución del gobierno. También es verdad que la experiencia histórica muestra que la mayoría de los gestos de esta naturaleza derivan en regímenes despóticos y poco sensibles frente al interés popular; pese la buena intención que en un principio animase a los promotores. Pero alguien que piense como jurista o historiador, es poco dado a aceptar que los hombres de febrero pretendían imponer una dictadura, si juzgamos el interés del movimiento por las declaraciones y documentos emitidos por ellos. Y esto tiene valor probatorio para un científico social.

Desde hace más de un siglo y medio, la historiografía tradicional se ha ensañado contra el Coronel Pedro Carujo. A este hijo de Barcelona se le ha vilipendiado y señalado como símbolo de la barbarie. En nuestra escuela, sin ningún espíritu crítico, sin ninguna duda, se nos reiteró que Carujo, líder de la llamada "Revolución de las Reformas", al abordar al presidente Vargas, le expresó: "Dr. Vargas, el mundo es de los valientes". Según los escritores de la época, sin aportar prueba alguna, Vargas respondió a quien fue héroe de la independencia, "el mundo es de los hombres justos". A ese presunto intercambio de frases se le ha utilizado como símbolo del enfrentamiento del civilismo y la barbarie. Y de esta manera, muchos jóvenes llegamos a imaginar al Coronel Carujo como matón, analfabeta, retrógrado y enemigo de la convivencia democrática. Un día, otro hijo de esta tierra oriental, el celebrado escritor Denzil Romero, se atrevió a romper el tabú y dijo cosas distintas del comandante de la "Revolución de las Reformas". Como que no sólo fue un héroe guerrero que combatió por la independencia hasta más allá de nuestras fronteras, sino también un esclarecido filósofo y hombre de una cultura superior a la de muchas de las grandes figuras de la época. Y para más señas, un probado partidario de la libertad. Y otro oriental, antes que Denzil, el historiador carupanero del siglo XIX, Bartolomé Tavera Acosta, dijo cosas buenas y bonitas de Pedro Carujo. Y este historiador, de los primeros en hacer historia regional, dijo de la "Revolución de las Reformas" que "es eminentemente popular. Y es popular por varias causas". Señalo el escritor que bajo el gobierno de Vargas y al amparo del oficialismo, se hacían trampas de carácter electoral para que al "Congreso próximo viniesen a dar votos por el candidato de Páez".

Para Bartolomé Tavera, el Coronel Pedro Carujo fue "un republicano consciente, adversario de los gobiernos absolutistas; no obstante, ha sido terriblemente vilipendiado".

El Dr. Caldera enjuició la crisis del 4f críticamente; por eso hizo aquel discurso histórico y propuso la revocatoria del mandatario por disposición constitucional. La lucidez lo llevó de nuevo a Miraflores. El simplismo envuelto en la frase "mueran los golpistas", decretó el "coma político" de su autor.



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Eligio Damas

Militante de la izquierda de toda la vida. Nunca ha sido candidato a nada y menos ser llevado a tribunal alguno. Libre para opinar, sin tapaojos ni ataduras. Maestro de escuela de los de abajo.

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