Nota: Insisto en recordar entre otras cosas, para orientar a los lectores, que este trabajo es parte de un libro titulado "Crónica de un Paro. Venezuela en una encrucijada", el cual, dicho eufemísticamente, "publiqué" en Amazon en el año 2013. Pese el atractivo título, dada la resonancia mundial que los acontecimientos venezolanos tenían, según informes de la editorial, en aquellos momentos como ahora, no se vendió ni un ejemplar. Aunque, como antes dije y diré al final, siempre fue ofertada en muchos países, según mis observaciones y de amigos en el exterior a un alto precio. Todavía puede observarse. Quizás el anonimato del escritor y la fina percepción de los lectores, que les decía en tono claro, se trataba de un balurdo "sudaca" e izquierdoso, fuese en eso determinante. Por esto, opté por reponerlo por partes en este medio, pues meterse a averiguar la verdad sería como lo que Kafka describe en "El Proceso" o una pelea a la venezolana contra el imperialismo. Esta sería la quinta parte". Por cierto, una de las ediciones que se publicitan todavía, aparece con dos ISBN: ISBN-10 : 3847388193 e ISBN-13 : 978-3847388197
En la parte IV de este trabajo, hice alusión que habían grabado una conversación entre los hermanos Ochoa Antich, que hecha pública por el gobierno tuvo importante incidencia en los acontecimientos. Lo que ahora insertaré no aparece en el libro original, pero dado que Enrique Ochoa Antich, tuvo el cuidado de dirigirse a mí, hace dos días para darme información detallada acerca de lo relacionado con esa conversación grabada, opte por incorporarla textualmente a este trabajo.
Lo que él me manifiesta no contradice para nada el análisis que hice. Todo lo contrario, lo fortalece.
En efecto, dice Enrique Ochoa Antich, "Hola. Vi por allí que escribe un libro sobre el paro 2002 y que nos menciona a mi hermano y a mí. Mi crónica personal es ésta:
• Desde el primer debate sobre el tema en la Coordinadora Democrática, rechacé que el paro fuese indefinido, sino sólo de un día, para mostrar fuerza, y lograr mejores condiciones electorales para un referendo (se estaba negociando con el acuerdo de Chávez un referendo consultivo para 2003 a cuyos resultados él daría carácter vinculante).
• En la CD había originalmente mayoría porque no se declarara como indefinido. En la CTV, Ortega perdió 3 a 10 y su empeño en declararlo como indefinido fue derrotado. Entonces, comenzó a hablar de "indetenible" (un eufemismo).
• Unos días antes del inicio del paro, la sociedad civil de la CD se reunió con Gente de Petróleo y le recomendó no sumarse al paro. Ellos salieron convencidos de que no deberían hacerlo. Esa misma noche fue asaltada la casa de Juan Fernández en Las Palmas como un acto de clara provocación (era la estrategia retardatriz de Chávez, la misma de Zamora en Santa Inés: por eso su Comando en el revocatorio recibe ese nombre). De inmediato se realizó una pequeña concentración de protesta en Chuao que fue desproporcionadamente reprimida (más de la operación retardatriz de provocar al adversario). Todo esto fue reconocido por Chávez públicamente.
• En la última reunión antes del paro, se designó una comisión para ir evaluando durante su propia realización, si el paro era indefinido o no. Fue un gran e irreparable error, pues de cinco miembros, el único firmemente comprometido porque no lo fuese era Elías Santana. Así se fue imponiendo al paro el carácter de indefinido ("indetenible", según decía Ortega).
• El segundo día del paro, mi intervención en la CD comenzó con estas palabras, pues había llegado tarde y no había escuchado lo dicho por quienes me habían antecedido en el derecho de palabra: "Imagino que lo único que habrán discutido aquí es cómo nos las arreglamos para detener esta inmensa derrota a la que nos aproximamos". Creo que la conversación telefónica con mi hermano fue después de esa reunión. Por cierto, no era concejal metropolitano del MAS sino de la alianza Izquierda Democrática-Causa R que había apoyado a Arias Cárdenas en 2000, cuando yo fui su candidato a la Alcaldía Metropolitana.
Nada se pudo hacer. Si el 11A regaló la F.A. envuelta en celofán a Chávez, el paro entregó PDVSA. Fue, además, un crimen contra el país, y el pueblo sufriente lo sintió así. Todo ello debilitó a la oposición en los sectores populares, lo que hizo que perdiese en 2004 un revocatorio que tal vez sin golpe y sin paro habría ganado. Además, el paro impidió la convocatoria de un referendo consultivo en 2003, como ya se estaba acordando con Chávez. Saludos." Hasta aquí lo dicho a este servidor por E. Ochoa A.
No obstante, lo que dije al principio, debo hacer alusión al hecho que, Enrique Ochoa A., habla que esa noche "la casa de Juan Fernández, en Las Palmas, fue asaltada, como un acto de clara provocación". Por supuesto, el "acto de provocación" como lo califica Ochoa, fue de parte del gobierno. Pasó por alto que, el citado personaje, cuya casa fue "asaltada" y otros más, "asaltaban" a la opinión pública, como mínimo, todas las noches, incitando a un paro absolutamente ilegal que tenía como finalidad interrumpir el proceso democrático, generaba serias alteraciones del orden público, desconocía la legalidad. Acciones además de muy escaso respaldo popular.
El paro, las marchas, los trancazos no habían sido suficientes para producir un cambio en Venezuela. Chávez, con toda "su incontinencia verbal, discurso reformista y gestos de subestimación de opositores", como solían y suelen mencionarle sus adversarios, seguía en Miraflores. Nadie había acudido a desalojarle del asiento del poder venezolano. Las promesas y presagios no se habían cumplido y se corría el riesgo del desaliento y la rabia habitual.
Alguien pensó en acudir a la comunidad internacional en busca de ayuda. Y mencionando la carta interamericana, le solicitó a César Gaviria que facilitase la aplicación de la misma y la intervención de una fuerza que pusiese orden en Venezuela. La historia de América Latina, mientras duró la guerra fría, es de intervenciones extranjeras, que en nombre de la democracia, nos plagaron de dictaduras, torturas, desapariciones, muertes y desolación. Nicaragua, Guatemala, Salvador, Panamá, Cuba, Haití, Santo Domingo son países que bien recuerdan esas intervenciones que, como cruzadas post modernistas, en nombre de la democracia y libertad, depusieron gobiernos populares, democráticos, de claro signo capitalista, nada extremistas, ni contaminados por ideologías extrañas, para instalar dictaduras que durante años asesinaron, violaron los derechos humanos y permitieron que una mafia robase las riquezas de aquellos países.
Es incomprensible, cómo una oposición venezolana, en la cual abundan sectores democráticos, progresistas, defensores a ultranza de la soberanía popular y la libre determinación de los pueblos, hubiesen permitido que, en nombre de ellos, alguien solicitase la intervención extranjera y en las primeras de cambio, sin motivo alguno, para dirimir la controversia nacional del momento.
La oposición venezolana de hoy.
Hoy hay en Venezuela una nueva correlación de fuerzas; uno no sabe a ciencia cierta por la poca confiabilidad de las fuentes, hasta donde llega el nuevo cuadro. De lo que sí estamos seguros es que la oposición dispone de un respaldo muy significativo, que según sus voceros es la mayoría nacional. Su aceptación depende en gran medida de los medios de comunicación audiovisuales y escritos. Y de una multitud de periodistas, locutores y publicistas. Y no la hace una fuerza sólida, estable con un piso bien cimentado. Además, está sujeta a una multitud de intereses y aspiraciones que han entrado en juego en esta crisis. No cuenta con un liderazgo que le dé unidad a su acción, discurso y permita concretar un programa de gobierno.
La oposición al presidente Chávez ha crecido más, además de otros factores, por la inflexibilidad, falta de amplitud, tolerancia y diplomacia de éste, que por los acuerdos alcanzados entre las fuerzas que hoy integran aquella. Es decir, hay en Venezuela un frente oposicionista al gobierno y especialmente al presidente, integrado más por el rechazo a este que por simpatías o acuerdos entre quienes la integran. Es factible de sustentación la idea que en las relaciones entre el presidente y sectores oposicionistas, sobre todo aquellos que antes estuvieron con él, no hay vuelta atrás. Pero es también válido pensar que entre el sector que lidera el presidente y amplios e importantes sectores de oposición, hay más aspectos puntuales susceptibles de concordancia, que entre estos y la otra parte de la oposición.
Es más fácil poner de acuerdo en asuntos de fondo, de soberanía, en líneas macro de la economía a Pablo Medina con Aristóbulo Isturiz o Alí Rodríguez Araque, que al primero con Calderón Berti, José Curiel, Quirós Corradi o Luis Giusti. Y de esa manera, es inmenso el universo a explorar. Lo que pasa es que hay mucho odio nuevo de por medio, pero afortunadamente, para bien o para mal, en el venezolano los odios se borran con demasiada prontitud. Son demasiadas y muy grandes las contradicciones en el seno del sector oposicionista. Y muy profundos los motivos que las sustentan para pensar en un acuerdo duradero entre ellos que no esté sostenido por esta diatriba contra Chávez.
A eso se debe que, esa oposición no haya presentado un plan o programa para después de Chávez, cosa que la representación del grupo Morgan, señaló como debilidad a la delegación de la Coordinadora Democrática, que recientemente visitó al Consejo de las Américas. Otra debilidad ostensible de la oposición, es su falta de liderazgo. Mientras el sector oficialista se presenta como un bloque sólido, homogéneo, con un liderazgo indiscutible, quizás demasiado, para aquella parece cada vez más difícil encontrar alguien que la una. Quienes aparecen mejor en las encuestas, Enrique Mendoza, Enrique Salas Römer y Alfredo Peña, lucen como muy conservadores y comprometidos como para entusiasmar al universo oposicionista. Es decir, a mediano plazo, se puede percibir una gran debilidad en esa oposición; razón por la cual esta se desespera por deshacerse con prontitud de Chávez, no saliéndose de las bandas del referendo consultivo y la desobediencia civil.
El referendo consultivo, tal como lo ha planificado la oposición, con carácter vinculante, sacaría a Chávez de la presidencia y lo inhabilitaría para ser candidato nuevamente, por lo menos en lo inmediato. Vistas las cosas de esa manera, quedaría resuelto para la oposición el problema de las candidaturas y el peligro inminente que significa su división y desprendimientos, al momento de abordarlas. Podrían, según el cuadro que se pintan, darse el lujo de dividirse y presentar varias candidaturas, con la seguridad que aún así, Chávez no volverá y tampoco alguien que represente su continuación. Esa es la estrategia oposicionista.
Por los condicionamientos establecidos en el artículo 72 de la Constitución para la revocatoria del mandato, a la oposición le resulta inaceptable, aunque se le proponga adelantarlo. Por esa vía, luce imposible deshacerse de Chávez, tomando en cuenta la alta votación que este obtuvo y la condición que para sacarle por referendo, habría que obtener la misma o mayor votación. Eso explica que en los planes de la Coordinadora Democrática, no cuente el referendo revocatorio. Pero el adelanto de elecciones generales para escoger todas las autoridades tampoco luce conveniente para aquella oposición particularmente interesada en deshacerse de Chávez.
Carlos Ortega Presidente CTV:
Por eso, el señor Carlos Ortega, desde su reciente visita a Nueva York, ha venido diciendo con insistencia que en Venezuela no habrá salida electoral. Porque dadas las circunstancias que envuelven al referendo por la oposición convocado, para el 2 de febrero y la inconveniencia de convocatoria de elecciones generales para la oposición interesada sobre manera en deshacerse de Chávez, sólo queda la salida por el 350.
En las próximas entregas hablaremos del 350 y de las desacertadas gestiones de Herman Escarrá.