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Los Mojigatos que se esconden en el anonimato de las Redes Sociales, quieren llevar el beso a la categoría de lo obsceno y crear una cartilla, donde determine, la forma, las condiciones, las circunstancias y el momento en que pueda darse un beso y darle trabajo de nuevo a las Chaperonas.
¿Desde cuándo nos besamos?. Buena pregunta. La respuesta se pierde en los anales de la historia. A lo mejor desde hace 3.000 años, es decir, antier. Yo pienso que la Megateria y el Megaterio también se besaron, y entonces me preguntó, porqué con el beso hay tanto misterio.
Si nos trasladamos en el tiempo, encontramos que el beso tuvo categoría de Derecho, en el mundo romano: El derecho de beso o Ius osculi era un derecho que existía en la antigua Roma que permitía a cualquier hombre de la familia de una mujer "respetable" besarla en la boca para determinar, por su olor, si esta había bebido vino.
Eso derecho se extendía también a los famliares, que también tuvieran interés en determinar la honestidad de las mujeres en su entorno. Si interpretamos el ius osculi, le estaba prohibido consumir vino, a una mujer honesta. En palabras nuestras, no podía echarse los palos. Si se sospechaba de ella, se utilizaba el beso, como una especie de alcoholímetro para ponerla en evidencia.
Menos mal que este vetusto ordenamiento desapareció por completo, porque, imagínense que uno ande manejando con estos calorones y venga un vigilante o policía de tránsito, como se le dice ahora, sudado, y quiera estamparle un beso a uno, para determinar si nos hemos echado unas copas. Yo te digo la verdad, preferiría, ponerle chola a afondo al carro y escaparme, aunque luego, más adelante, me multen por exceso de velocidad.
Por el hecho de haber bebido vino, una mujer podía ser repudiada por su marido o castigada tanto por él, como por otro miembro de la familia en su ausencia, sin necesidad de que hubiera un juicio público y los castigos iban desde el encierro hasta la muerte. Imagínense la mortandad que habría en la actualidad cuando observamos que hay mujeres que se echan hasta más palos que los propios hombres.
Se atribuye a Rómulo, uno de los fundadores de Roma, esta severa medida, pero este nombre también nos recuerda que estos Rómulos nacieron para echar varilla. Nosotros tuvimos como presidente a un Rómulo, que no prohibió que las mujeres bebieran vino, pero aplicó el Beso de la Muerte. A él se le atribuye, una célebre frase represiva: "Disparar Primero y Averiguar Después", con la que se llevó por delante a centenares de persona que se oponían a su gobierno.
El Baile también, si revisamos la historia, también fue objeto de prohibición: La Ley de Cabaret de la ciudad de Nueva York del año 1926, prohibió el baile en todos los espacios públicos en los que se vendiera comida o bebida, con la excepción de los negocios que tuvieran una licencia de cabaret.
Esta ley se mantuvo vigente casi un siglo, ya que fue derogada hace pocos años, en el año 2017. También se prohibía el baile para menores de 21 años.
En Venezuela, también hubo prohibición del baile y esto es poco conocido: El gobernador y Capitán General de la provincia de Venezuela, Luis Francisco de Castellanos, prohibió el baile del joropo en los velorios, por ser mal vista esta costumbre por personas de seso.
El fandango español, considerado el padre de nuestro joropo, fue prohibido en Venezuela, mediante una ordenanza de 1749 que refiriéndose al "xoropo" (jarabe andaluz o fandango redondo) advierte que "en algunas villas y lugares desta Capitanía General de Venezuela se acostumbra un bayle que denominan Xoropo escobillao, que por sus extremosos movimientos, desplante, taconeos y otras suciedades que lo infaman, ha sido mal visto. Vivencias del Abuielo.
Imagínense ahora, si estas leyes, susodichas se aplicaran, a los que bailaran por ejemplo la Lambada y Reaggeton y a los que les gusta, como a mí, bailar en un ladrillito, seríamos candidatos, mínimo a la Pena de Muerte.
Pero volvamos a los besos, motivo de esta reflexión y es que parece que estamos retrocediendo a la Mojigatería, Desde el beso del Dalai Lama, a un niño, dado públicamente frente a las cámaras hasta el beso ahora de de Rubiales a Jenny Hermoso, que lo ha llevado a la renuncia como Presidente de la Federación Española de Fútbol, también frente a las cámaras y no en un callejón oscuro, se ha despertado una tempestad de críticas por las redes que han opacado casi, los efectos del cambio climático y la Guerra Ruso-Ucrania.
Personajes que se esconden bajo el anonimato de las Redes Sociales han colocado estos besos casi a nivel de un mordisco de vampiro haciéndonos recordar las películas de Nosferatu y de Drácula, donde los besos y mordiscos son de pavor y escalofriantes.
Será que se pretende ahora crear una Real Academia del Sexo, donde se haga una clasificación rigurosa de los besos y se publique bajo obligatorio cumplimiento, cuales son de tantos, los que se puedan dar en público. Esa Academia, también, tendría que clasificar y publicar todo lo relacionado con los piropos callejeros, en que tono, con qué malicia y con qué intención se dicen.
O tendremos que volver a los besos volaos, de lejitos y despacito para que no se pueda sospechar de cualquier caso de acoso, tan de moda hoy en los estrados judiciales.
Urge entonces, por lo que vemos, la necesidad de legislar sobre esta materia, porque sin besos no podemos quedarnos, eso sería como quitarle el queso a la arepa, al menos que se quiera que volvamos a la clandestinidad, a los besuqueos en callejones oscuros y sórdidos o se normatice como en época romana al beso, o aparezca otro Rómulo y por Decreto establezca en qué condiciones y en que circunstancia puede darse un beso, colocando medidas de distanciamiento como las que tuvieron vigencia durante el Covid y tengamos entonces que acudir, por impulso natural, al Beso Robado. "Un beso legal nunca vale tanto como un beso robado".Guy de Maupassant (1850-1893) Escritor francés.