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En Venezuela todos los grandes movimientos fueron impulsados por la esperanza de la reforma económica y social y naufragaron al limitarse a una moderada rotación de élites políticas. Así la Independencia degeneró en República Oligárquica y ésta en Oligarquía liberal, la cual a su vez condujo a las Autocracias Positivistas que dieron paso a los populismos.
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Un populismo es el uso de los símbolos de la tradición nacional popular para legitimar un proyecto de colaboración de clases. Por progresista que pretenda ser, nunca altera significativamente ni la distribución de la propiedad ni las estructuras productivas ni la estratificación social. Este Rubicón, que nunca llega a cruzar Acción Democrática, queda trazado en el cuestionario que su dirigencia contesta en 1941 ante el Procurador de la República, Luis Gerónimo Pietri, para legalizar el partido. Se les pregunta si su organización profesa la oposición al capitalismo, la lucha de clases, la abolición de la propiedad privada. Todas las respuestas son negativas. Argumentará después Rómulo Betancourt que se valieron de este subterfugio para “engañar” a las autoridades. Más bien operó como estratagema para estafar a las masas. Lo cierto es que nunca, a lo largo de toda su historia, excedió Acción Democrática los límites marcados en dicho cuestionario. Así se trazaba una frontera cuya impenetrabilidad había de ponerse a prueba tarde o temprano con la masiva destrucción de partidos y seres humanos.
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Nacido en 1923 en Tovar, estado Mérida, Domingo Alberto Rangel Bourgoine vive intensamente esos procesos, y dedica parte de su obra a analizar el papel histórico de su región. Los abusos de la dictadura de Juan Vicente Gómez fomentaron en algunos sectores un prejuicio contra los andinos. Sus víctimas y muchos de los favorecidos por ellos los representaron como torpes, violentos y brutales, como taifa de bandoleros que habría usurpado y mantenido el poder a tiro limpio. Domingo explica lúcidamente la verdad en sus libros Los Andinos al poder (1965) Gómez el amo del poder (1975) Junto al lecho del caudillo: los últimos días de Juan Vicente Gómez (1981) Cipriano Castro: semblanza de un patriota (1995). Su escarpada geografía protegió a la zona montañosa de la devastación de la Guerra Federal y de otras contiendas que se libraron fundamentalmente en los llanos. A fines del siglo XIX, la de los Andes era la región menos depauperada del país. Esta primacía económica debía a la postre traducirse en hegemonía política, hasta que una nueva actividad productiva cambiara las reglas del juego.
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Se miente que el gomecismo fue mantenido en el poder por el petróleo. Pero la gran explotación de éste arrancó con el Pozo de la Rosa en 1920, y sólo en 1929 el ingreso derivado de los hidrocarburos superó a los demás ramos en el Presupuesto Nacional. Junto a la vieja casta terrateniente se gestó una nueva oligarquía de enriquecidos por el Estado con el otorgamiento y reventa de concesiones y el sobreprecio en todo tipo de contratos. Domingo presenció este accidentado proceso primero como estudiante de la Universidad Central, luego como diputado por Acción Democrática cuando un golpe militar encumbra a la organización en el poder en 1945, después como preso político y exiliado en Bolivia cuando otro golpe militar la depone en 1948, como parlamentario de nuevo cuando una rebelión a la vez popular y militar expulsa al dictador Pérez Jiménez y abre paso al triunfo electoral de Acción Democrática en 1958.
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Las masas reclaman reivindicaciones largamente postergadas: el llamado Pacto de Punto Fijo retiene a los populistas en el límite suscrito en 1941. Para defenderlo, ilegalizan partidos y parlamentarios de izquierda, encarcelan, destierran, torturan, reprimen hasta acumular 10.080 asesinatos. Hombres de fuste como Rafael Pizani, Ignacio Arcaya, Luis Augusto Dubuc, Juan Pablo Pérez Alfonso y el propio Domingo Alberto Rangel se niegan a acompañar a Acción Democrática en esta empresa atroz. Domingo es de nuevo preso y exiliado, esta vez en Italia. Una clase política de oportunistas y claudicantes toma las riendas de los partidos populistas para compartir con los capitales extranjeros la rapiña del país cediéndoles casi gratuitamente la soberanía. Los populistas consagran su divorcio de las masas entregándose en 1989 al Paquete Neoliberal del Fondo Monetario Internacional, que abdica la soberanía y hace recaer todo el peso del ajuste económico sobre el pueblo. Éste destruye en una semana el fraude edificado por el populismo durante medio siglo.
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Domingo acompaña a la izquierda en todas sus tentativas y en ninguna de sus claudicaciones. Participa en la fundación de organizaciones como el MIR y el PRIN, de las cuales se separa cuando se alejan de sus principios. Como académico denuncia implacable y documentadamente las políticas del latrocinio en Historia Económica de Venezuela (1962), El proceso del capitalismo contemporáneo en Venezuela (1968), Capital y desarrollo: el rey petróleo (1970), Opulencia y pobreza: la faja del Orinoco, el petróleo y la agricultura (1978) y sobre todo en La oligarquía del dinero (1972), detallado inventario de la concentración económica operada en alianza con las cúpulas políticas, diagnóstico de nuestras dolencias sociales y de la complicidad que impide sanarlas.
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De hecho, no hay agenda significativa del acontecer nacional e internacional al cual Domingo no haya dedicado una investigación o un opúsculo, para integrar una bibliografía cercana al centenar de títulos de prosa apasionante, a veces rica en adjetivos insólitos, nunca pobre en razonamientos y hechos.
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Alejado en sus últimos tiempos de la política partidista al extremo del abstencionismo y el comunismo libertario, se vuelca hacia el campo de batalla de las ideas y el partido del público, para el cual escribió centenares de artículos y editó publicaciones como Izquierda y El Nuevo Venezolano. Su apasionamiento nunca lo hizo dogmático. En una época vislumbró una esperanza –que no compartí- en la Perestroika, el Glasnost y otros procesos revisionistas, que pensó que podían desencadenar fuerzas renovadoras. Cuando desembocaron en su resultado fatal, me manifestó espontáneamente que había estado equivocado. Fue el Domingo que conocí: vehemente, austero, digno, incorruptible. El estudio de su vida y de su época nunca dejará de darnos lecciones. Como de Max Stirner, bien puede decirse de él que no rebajó su causa ante nadie.
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En la Filven el martes 14 de noviembre a las 2 pm Hermanos Vadell da al público el libro de Domingo Alberto Rangel El ayer que hizo al mundo de hoy, bella ocasión para recordarlo y honrarlo. Me toca el honor de presentarlo. El estudio de su vida y su obra nunca dejará de darnos lecciones. Como de Max Stirner, bien puede decirse de él que no rebajó su causa ante nadie.
domingo, 5 de noviembre de 2023