Francisco Palmieri es el jefe de la misión de la oficina externa de Estados Unidos para Venezuela. Es el nuevo embajador norteamericano para nuestro país. Ha dicho que ambos están abriendo canales de comunicación para mejorar un entendimiento que ha estado roto.
Esto abre un escenario en cuanto a la situación que se veía venir y la cual forma parte de la nueva relación después del retiro de una pequeña parte de importantes sanciones.
Ya el presidente de la República había anunciado una invitación al nuevo embajador al Palacio de Miraflores a lo cual Palmieri ha respondido su disposición de asistir. Las relaciones diplomáticas entre ambos se reanudan.
La huella con EE.UU. está expresada firmemente desde finales de 1800 estando mayormente marcada por el tema energético, específicamente por petróleo. Debemos aprender a negociar nuestro producto, para esto tenemos que levantar una nueva interpretación nacional. Si lo hacemos de otra manera, sencillamente no podemos negociar otro acuerdo distinto que no sea la relación que hasta ahora hemos enfrentado; negocios, amenazas y sanciones.
La nueva negociación tranza acuerdos a los cuales hay que responder: elecciones, habilitaciones y detenidos. Estas se han desarrollado con más fuerza en el año 2023 y fueron anunciadas con anterioridad en una frase muy clara del mandatario nacional: "Ha aterrizado un avión de la CIA. Si con el mismísimo diablo tenemos que conversar por el bien de Venezuela lo vamos a hacer.
Va quedando muy claro en una primera parte del acuerdo, que tiene como fecha tope para su revisión a finales de noviembre de 2023. Después de todo, en la política está el arte de poder y saber negociar. Estados Unidos sabe que Venezuela dará pasos, pero con sumo cuidado.
La apertura de la embajada no será un punto de honor y hacia allá vamos, esto forma parte de la búsqueda del levantamiento de todas las sanciones que hemos recorrido, un camino de intervenciones, y lo primero que debemos aprender es cómo después de este tiempo deberíamos llegar a una verdadera autonomía en puntos básicos, el primero de ellos con el petróleo. El mundo es amplio a la hora de poco a poco ir abriendo nuevas negociaciones.
Debemos pensar en una fórmula donde la OPEP tenga control de nuestro producto, cuando éste traspase hacia aguas internacionales. Desde la salida de las refinerías, el petróleo venezolano debe tener el sello OPEP. Este es un punto de agenda prioritario, nacionalista, ojalá sus negociadores lo entiendan como parte importante y quienes tienen la responsabilidad de administrar este producto presenten soluciones.
Palmieri destaca los pasos de la Casa Blanca: Ahora estamos más en un esfuerzo máximo que en una expresión máxima. Todo indica que el avance en la agenda está centrado en las decisiones que se tomen sobre las habilitaciones para noviembre del 2023.
Para EE.UU. la extensión de sanciones está bajo las decisiones que tome Venezuela, particularmente en las negociaciones de ambos sobre el petróleo. Muchos empresarios de la industria no querrán perder sus nuevas inversiones y eso comienza a amarrar parte de los nuevos acuerdos. Así como Venezuela necesita de estas inversiones para rescatar su industria petrolera, Venezuela debe saber que en Estados Unidos es necesario nuestro petróleo.
Es lo más destacado para Norteamérica, pero también los negocios que dejó de percibir cuando más de medio millón de venezolanos dejaron de salir anualmente hacia su territorio. Este reclamo quedó claro desde la administración pasada por parte de la Cámara de Comercio de Estados Unidos. Hay que saber manejar muy bien el tema de los negocios: dando y recibiendo.
La huella con Norteamérica es histórica y se prolongará. Desatarla no será fácil, pero no debe ser una preocupación para Venezuela si desarrolla un nuevo canon en las ofertas que mantiene con otros países. Los extremos son malos y la intermedialidad es un primer paso para zafarse de ella.