Hemos sido claros sobre el referendo

Estoy convencido de haber sido claro y sensato al exponer mi posición sobre el referendo convocado por el gobierno, supuestamente para consultar a los venezolanos en relación a la reclamación histórica del territorio Esequibo, en posesión de Guyana por la acción colonialista inglesa, que nos despojó en París de esos 159 mil 500 kilómetros cuadrados de la margen occidental del río Esequibo en 1899. Un territorio y mar continental que se sabe tiene ricas existencias de minerales, entre ellos petróleo de alta calidad, apetecidos por grandes empresas transnacionales y países poderosos, en un momento de convulsión mundial por la guerra de la OTAN contra Rusia y la agresión militar genocida de la entidad sionista que llaman Israel contra el pueblo palestino, la que pudiera afectar a los principales productores mundiales de petróleo. Ambos hechos le dan una connotación internacional a la reclamación venezolana.

Hemos dicho que el referendo es inoficioso e innecesario, pues sus interrogantes están respondidas claramente en nuestra Carta Magna y cualesquiera sean sus resultados, no liberan al gobierno de su total responsabilidad en la materia. Es claro que se trata de una proposición polarizadora, de cara a las elecciones de 2024, que busca reducir el impacto del triunfo de María Corina Machado en las primarias y enredarla nuevamente, junto a otras fuerzas opositoras, en un nuevo llamado a la abstención a menos de un año de las presidenciales. Sabemos de la enrevesada redacción de las cinco largas preguntas, que aumentan la confusión con un lenguaje a veces técnico, propio de expertos, no siempre apegado al castellano y que dan opción de ser respondidas en parte sí y en parte no, pues algunas preguntas tienen varias interrogantes.

Ni qué hablar de lo grotesco que resulta que a un venezolano se le estimule y permita votar "no" en la primera pregunta, cuando la defensa integral del territorio es algo vital e irrenunciable de toda la nación y no se puede dar como un hecho perfectamente constitucional, que algún nacional pueda estar del lado de Guyana en el diferendo por el Esequibo. Sabemos también el peligro que significa para el reclamo venezolano que haya una baja participación electoral, pues, aunque el referendo no tiene efectos jurídicos, sí tendrá efectos políticos en el ámbito internacional, y una baja participación será interpretada como desinterés de la nación en el diferendo. También estamos al tanto del uso politiquero que el gobierno le da al mismo, al preocuparse sólo de utilizarlo para hostigar a ciertos grupos opositores y evitar la unidad política que pueda derrotarlo en 2024.

Pero ante todas las falsedades, incongruencias y vicios que rodean al referendo, y tomando en cuenta los peligros para la reclamación vigente, surge el interés patriótico de recuperar un territorio del que fuimos despojados con todas las trampas imaginables. Y surge con mayor fuerza porque Venezuela ha sufrido despojos en toda su historia republicana, que nos han hecho perder más de 800 mil kilómetros cuadrados, sin que las intenciones expoliadoras de nuestros vecinos se hayan saciado. No es sólo el Esequibo, allí está la reclamación colombiana del golfo de Venezuela, que a decir de un Presidente gringo "ni es golfo ni es de Venezuela". El referendo puede ser ridículo, pero el reclamo del Esequibo no lo es. Es un hecho real, que debe ser enfrentado responsablemente por todos. Tampoco es desdeñable la importancia de la participación electoral en una elección previa y muy cercana a la presidencial.

Y allí aparece Guyana y sus pretensiones, su muy agresiva y detestable conducta reciente, que incluso trata de interferir actos internos que nos son propios. Desinforma, amenaza y manipula delictivamente a la opinión pública mundial, con su propaganda financiada por las transnacionales petroleras, lo que por una parte nos ratifica en nuestra decisión de participar y de llamar a la gente a votar en el referendo, pero por la otra nos crea dudas en la tercera pregunta, pues se opone con vehemencia inusitada a que la misma sea aprobada por los votantes. Cuatro "síes" en las dos primeras y las dos últimas preguntas del referendo y un "no" en la tercera pregunta, es hasta ahora el balance que he podido sacar del análisis de toda la situación presente. No estoy de acuerdo en abandonar ningún escenario de lucha y dejar que la Corte decida nuestros límites sin nuestra presencia, ya que podríamos perder incluso nuestra salida al Atlántico, la cual no está en juego actualmente, pero Guyana podría intentar que lo esté.



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Luis Fuenmayor Toro

Médico-Cirujano, Ph. D., Ex-rector y Profesor Titular de la UCV, Investigador en Neuroquímica, Neurofisiología, Educación Universitaria, Ciencia y Tecnología. Luchador político.

 lft3003@yahoo.com      @LFuenmayorToro

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