En las profundidades de la selva, donde el eco de Kanaimö aún resuena, surge una nueva voz, un segundo eco que se une al primero en una armonía perfecta. Es Kaieteur, cuyo nombre evoca la fuerza y la majestuosidad de la cascada que comparte su nombre, un símbolo de la belleza indómita de Guayana Esequiba.
Waramë - hermanos y hermanas, mi voz se suma a la de Kanaimö para defender nuestra tierra sagrada. Kaiwa - nuestra identidad, está tejida en cada hoja de la selva, en cada grano de arena de nuestros ríos. Somos hijos de la Guayana Esequiba, y nuestra alma está arraigada en estas tierras que nos vieron nacer.
Akanan kure - bajo el cielo infinito, hacemos un llamado a la conciencia del mundo. Como Guaicapuro Cuitemo, líder de resistencia, y el jefe indio Seattle, defensor de su tierra, nosotros también alzamos nuestra voz. No buscamos la confrontación, sino el reconocimiento de nuestra Kasava - comunidad, y el respeto por la Kaima - naturaleza que nos rodea.
Tüpü - desde la cima de la montaña, observamos el paso del tiempo y mantenemos viva la memoria de nuestros ancestros. Nuestra misión es proteger y transmitir las historias de valentía y resistencia que han forjado nuestra identidad.
Kerepakupai - la cascada más hermosa, es testigo de nuestra lucha. Que nuestras palabras fluyan como sus aguas, llevando nuestro mensaje de unidad y pertenencia. La Guayana Esequiba es y siempre será parte de la Kasava - familia venezolana.
Con esta proclama, Kaieteur se une a Kanaimö en una sola voz, un eco poderoso que clama por la identidad y la soberanía de la Guayana Esequiba. Juntos, son la manifestación de la determinación y el espíritu indomable de un pueblo que se mantiene firme en su identidad y sus derechos.
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