Alquimia Política

La cultura organizacional inter y transdisciplinaria

La inter y transdisciplinaria son disciplinas que gravitan una al lado dela otra sin mezclarse y que estudian fenómenos que corresponden a distintas formas de la realidad, en lo cual estas disciplinas intercambian sus contenidos con frecuencia con alto grado de intensidad, el carácter interdisciplinario de la teoría radica en describir el sistema de conocimientos que identifica como un todo en interacción con los elementos de la realidad social, lo que contribuye a la interrelación científica, en la medida que cada disciplina interactúa con el universo científico, rompiendo las fronteras disciplinares, convirtiéndose así en una teoría transdisciplinaria, porque la realidad humana como objeto de estudio, no puede abarcarse con una sola disciplina, esto por ser las realidades sociales un elemento cambiante en el nacimiento y evolución de cada fenómeno específico, y su concepción establece el reconocimiento, en primera instancia, de factores económicos y sociales en medio de los cuales se desenvuelven las prácticas de las disciplinas que la conforman.

En este sentido se concibe que la interdisciplinariedad no es otra cosa que la reafirmación y constante epistemológica de la reagrupación de los saberes, sobre esto la ciencia moderna añadieron a esta agrupación interdisciplinaria, la necesidad de una comunicación entre las disciplinas, elemento que retoma la interdisciplinariedad a mediados del siglo XX; siendo sus exponentes Gottfried Wilhelm von Leibnitz y Jean Amos Komenski.

Desde esta perspectiva, aparece en el ámbito de la gerencia social, nuevos elementos que promueven una renovación en el origen de las nuevas políticas y programas sociales en los llamados nuevos Estados nacionales modernos de Occidente, reconociendo las necesidades de la ciudadanía de una forma eficaz y eficiente, suscitando el alcance de un desarrollo social equitativo y sostenible donde los valores juegan un papel importante y fundamental, mostrándose un sustento ontológico de la gerencia que pareciera estar explícito por la necesidad de la organización y no como consecuencia del orden.

En este sentido, el humanismo aporta una visión axiológica al temperamento humano que es traducido como expresión de la gerencia avanzada, visto desde la perspectiva filosófica; y esa razón de lo humano en las organizaciones, se da la presencia de un nuevo sujeto social, el cual debe potenciar e impulsar un sistema integral de valores, donde no solamente se le proporcione importancia a su dimensión subjetiva sino también a la manera objetiva de cómo valorar la acción gerencial y donde el humanismo materialice el valor central de la gerencia, lo que permite un significativo reconocimiento al sentido de la otredad, que es lo que sucede, con los trabajadores o empleados, los clientes y el entorno, como parte importante de la praxis empresarial, tomen parte activa de la misión y visión de la organización.

La cultura de lo humano, llamemos como el filósofo alemán Friedrich Nietzsche (18844-1900), "humano, demasiado humano", que aparte de ser el título de una de sus obras, es una frase donde está criticando la tendencia del hombre civilizado a ser demasiado preocupado por los valores y normas sociales que, según él, no son adecuados para la vida y la verdad. Este estado de "demasiado humano" se refiere a la eclipsis del individuo por la sociedad, el Estado y las instituciones, lo que genera náuseas y paraliza el obrar; Nietzsche busca promover un espíritu libre que piense de manera distinta y crítica a la moral y las creencias dominantes de su época y que en el entorno empresarial moderno tiene una importancia fundamental englobándose dentro del capital intelectual como una variable clave a determinar y valorar. En un mundo cada vez más globalizado y competitivo, donde la información y el conocimiento en las organizaciones resultan cada vez más valiosos, la consideración de la cultura se torna fundamental. De hecho, en algunas organizaciones, llega a ser un elemento diferenciador que potencia la competitividad.

Por lo que respecta a la perspectiva psicosocial, son numerosas las referencias al término cultura organizacional en tanto ha sido la disciplina que más ha profundizado en el tema. Así, Peiró (1982) describe cómo Argyris (1938) o Schein (1990) identifican el término con el clima organizacional y distinguen varias subculturas en la organización. Sin embargo, otros como Evan (1976) consideran la cultura organizacional como un conjunto de creencias, normas y valores que tienen influencia sobre la conducta, afirmando que estos elementos suponen una amplitud excesiva del término que no permite delimitar el clima organizacional. Schneider (1990) señala que la cultura organizacional es aún un término joven y no existe una definición aceptada comúnmente, aún cuando distingue entre cultura como algo que la organización es frente a algo que la organización tiene.

En cuanto a los elementos que configuran esa cultura organizacional humanizada, están las manifestaciones y productos de la actividad cultural que sobreviven incluso a los individuos y su unidad social; las estructuras como patrones de actividad; de manera concreta, las normas de comportamiento, las creencias sobre el modo aceptable de comportarse, los valores, las prioridades asignadas a ciertos aspectos como innovación o riesgo frente a seguridad; constituyen los supuestos inconscientes que no son conocidos para los individuos y provienen de la interacción entre éstos, creando una nueva manera de visualizar la cultura humana con atisbos de rebeldía en las organizaciones modernas.

Ahora bien, si la transdisciplinariedad como método para abordar la realidad de una manera donde existe la complementariedad dentro de las disciplina involucradas para tratar al objeto de estudio por parte del sujeto de una manera holística, sin absolutismos en el campo de estudio de cada una de estas disciplina; y siendo la axiología la disciplina que aborda los valores que están presentes en el contexto del objeto de estudio y que pueden condicionar su accionar por estar permeada por creencias y normas dentro de una organización, ser el axioma que une las disciplinas para abordar la realidad sin sesgo emocionales por parte de sujeto investigador.

A todas estas, la interdisciplinariedad constituye a consolidar uno de los aspectos esenciales en el desarrollo científico actual que es la humanización de la gerencia de las organizaciones, concibiendo los problemas sociales desde una concepción científica sin la interacción de las disciplinas afines; ahora bien, la forma en que la interdisciplinariedad se manifiesta es diversa; en ocasiones, los contactos son sencillos y de apoyo metodológico o conceptual, pero en otras, conduce a la aparición de disciplinas nuevas|.

Por consiguiente el alcance de lo transdisciplinario rebasa los límites de lo interdisciplinario, porque que tiene como intención superar la fragmentación del conocimiento, más allá del enriquecimiento de las disciplinas con diferentes saberes (multidisciplina) y del intercambio epistemológico y de métodos científicos de los saberes (interdisciplina).

En un aspecto puntual, los límites de las disciplinas individuales se trascienden para abordar problemas desde perspectivas múltiples con vista a generar conocimiento, convirtiéndose así no es una disciplina sino un enfoque, un proceso para incrementar el conocimiento mediante la integración y la transformación de perspectivas gnoseológicas distintas, ya que se interesa por la dinámica que produce la acción simultánea de varios niveles de la realidad y se nutre de la investigación disciplinaria que, a su vez, se aclara de una manera nueva y fecunda por medio del conocimiento transdisciplinario.

Como expone Perla Aronson (doctora en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires), la transdisciplinariedad permite centrarse en el análisis de problemas complejos lo que deriva en el uso de un nuevo lenguaje que permite producir nuevas herramientas para la comprensión de aquellos problemas, para lo cual se impone entonces, una nueva relación de comunicación entre la ciencia y la sociedad; a diferencia de la interdisciplinar, el trabajo transdisciplinar contribuye a constituir un verdadero mapa cognitivo en común, que comparte una metodología y una epistemología que sirven para integrar conceptualmente las diferentes orientaciones de análisis, un proceso que luego se aplica en la praxis social.

El problema, sin embargo, es que la ciencias sociales, con su absoluta especialización, busca encerrarse en su propia disciplina o rama del saber y no se comunica idóneamente con otras disciplinas, ocasionando un problema de incomunicación, dentro del amplio campo de las ciencias, eliminando cualquiera conexión y el diálogo integral con otras disciplinas con afinidades ideológicas, en tal sentido la transdisciplinariedad no se esfuerza por dominar muchas disciplinas, su objetivo es abrir todas las disciplinas a que compartan y que observen más allá de ellas. Siendo así una forma específica de interdisciplinariedad en la cual, los límites entre y más allá de las disciplinas se trascienden y el conocimiento y las perspectivas desde diferentes disciplinas científicas, así como fuentes no científicas son integradas.

Es así que la integralidad de los saberes y formaciones académicas en diferentes contextos, son encaminadas a la búsqueda de soluciones claras, oportunas, pero sobre todo apunta a la construcción de nuevos modelos con enfoques diversos sobre el conocimiento, basados en la transdisciplinariedad con alta criticidad en generación del nuevo conocimiento.

En este orden de ideas las formas de abordar una realidad con la conjugación disciplinaria, donde precisa que lo multidisciplinario, se centra en los aportes que hace cada disciplina desde su espacio en un tema determinado; por su lado lo interdisciplinario abarca aspectos de varias disciplinas, pero en un aspecto puntual y lo transdisciplinario abarca varias disciplinas en forma transversal y que está por sobre todas estas y asegura que el ámbito de acción es superior al de cada una de las disciplinas, diferenciando la transdisciplinariedad de la interdisciplinaridad , porque la primera abarca las áreas que la componen y la segunda saca una parte de conocimiento de distintas áreas, pero no el todo.

En consecuencia, como lo expresa el filósofo francés Edgar Morin, el grado de complejidad en el abordaje de una realidad u objeto de estudio va a influir en el esquema o enfoque que se requiera , donde el uso de lo multi, inter y trans, va a estar determinado por lo que se quiera conocer y el grado de complejidad del objeto de estudio determinara el enfoque requerido, es decir a mayor complejidad la transisciplinariedad en la que puede dar respuesta a las interrogantes planteadas sin menospreciar los aportes que pudieran dar la multi e interdisciplinariedad.

Ahora bien, todo lo expuesto muestra que la transdisciplinariedad es un nivel superior de cómo cada enfoque mediante la integración de disciplinas puede abordar un objeto de estudio y el sujeto va tener una gama de herramientas para solucionar problemas concretos sin entrar en el romanticismo filosófico, el cual según nuestro parecer es necesario pero en ocasiones distrae a el sujeto cuando aborda al objeto de estudio con un alto grado de complejidad.

En este orden de ideas Basarab Nicolescu (1942), físico rumano, se refiere a que la transdisciplinariedad concierne el efijo "trans", a lo que simultáneamente es: entre las disciplinas, a través de las diferentes disciplinas y más allá de toda disciplina. Su finalidad es la comprensión del mundo presente, uno de cuyos imperativos es la unidad del conocimiento. La transdiciplinariedad asume la prioridad de una trascendencia de una modalidad de relación entre disciplinas, es decir, mayor integración y va más allá de los límites de una disciplina concreta podrían ubicar a la teoría de los sistemas. En fin con la transdiciplinariedad, se intenta superar las barreras de las disciplinas, que no ven al fenómeno como un todo organizado a partir de la estrecha relación naturaleza y sociedad, sino como una parte del problema.

Es necesario mencionar que la interdisciplinariedad implica puntos de contacto entre las disciplinas en la que cada una aporta sus problemas, conceptos y métodos de investigación. La transdisciplinariedad, sin embargo, es lo que simultáneamente le es inherente a las disciplinas y donde se termina por adoptar el mismo método de investigación. La transdisciplinariedad está entre las disciplinas, en las disciplinas y más allá de las disciplinas. Las definiciones son mucho más complejas y nos obligan a repasar históricamente su aparición y uso

En este orden de ideas se puede concebir que la transdisciplinariedad es una concepción mucho más reciente. La propia complejidad del mundo en que vivimos nos obliga a valorar los fenómenos interconectados. Las actuales situaciones físicas, biológicas, sociales y psicológicas no actúan sino interactúan recíprocamente. La descripción del mundo y de los fenómenos actuales nos exige una nueva forma de valoración desde una perspectiva más amplia, con una nueva forma de pensar que reclama encontrar un nuevo paradigma capaz de interpretar la realidad actual. A esto nos lleva la concepción transdisciplinaria

No es casualidad que la transdisciplinariedad responda a un hecho esencial debido que la interdisciplinariedad no logra responder a la realidad integradora, que sólo puede observarse y descubrirse bajo nuevas formas de percepciones y valoraciones. Morin, establece al respecto la idea de que por todas partes, se es empujado a considerar, no los objetos cerrados y aislados, sino como sistemas organizados en una relación coorganizadora con su entorno, esto certifica que tan solo el enfoque transdiciplinario tiene la capacidad integradoras de todas las áreas del saber.

En otro orden de ideas Carlos Beorlegui Rodríguez, de la Universidad de Deusto, sostiene que los valores son objetivos, aunque no dependen de los objetos materiales ni del sujeto; lo único que hace el sujeto es captar el valor que existen idealmente. El objetivismo reconoce que la valoración es subjetiva, pero ello no implica que el valor lo sea; del mismo modo como la percepción es subjetiva, pero no el objeto percibido, que mantiene intactas sus cualidades primarias cuando nadie lo perciba, así ocurre con el valor.

En este sentido, la teoría de la complejidad plantea que en sistemas complejos se dan reglas que deben estar en constante comprensión, análisis, investigación y desarrollo. Esta teoría forma parte de la teoría general de sistemas y ha sido aplicada en diferentes disciplinas, incluyendo la sociología, la psicología y la economía.

A grandes rasgos, la teoría de la complejidad busca comprender las interacciones entre los diferentes elementos de un sistema, así como las conexiones con el entorno. En el análisis de la complejidad se busca encontrar soluciones a los problemas de manera ética responsable, teniendo en cuenta el impacto social y ambiental de las acciones tomadas.

La teoría de la complejidad, a grandes rasgos, se relaciona con lo humano en la concepción de la gerencia moderna, ya que la complejidad de los sistemas es un tema clave en la gestión empresarial contemporánea. La gerencia moderna reconoce la necesidad de manejar la complejidad y la incertidumbre en los sistemas empresariales modernos, y para esto se requiere el enfoque de la teoría de la complejidad. Aunado a esto la teoría de la complejidad plantea que los sistemas complejos son difíciles de predecir y controlar, y la gerencia avanzada busca manejar las dinámicas complejas del mercado y del entorno empresarial para lograr una gestión eficiente y efectiva; de esta manera, la teoría de la complejidad se relaciona directamente con la gerencia avanzada y se utiliza para manejar la complejidad y la incertidumbre en las organizaciones contemporáneas.

Por su parte, el modelo propuesto por los estadounidenses de Robert Kaplan y David Norton, creado para la medición del capital intelectual de una organización, busca ser un sistema de gestión empresarial y de medición de los resultados obtenidos en el seno de la organización, integrando por primera vez el concepto de activo intangible. Estriba del hecho de que permite explicar buena parte del resultado de las empresas a través de los intangibles dela misma. Supone un avance importante respecto a los anteriores modelos de gestión en tanto que considera que su base se encuentra absolutamente obsoleta, al estar centrada exclusivamente en indicadores de tipo financiero.

Entre la prolija y variada literatura que encontramos acerca del concepto de "cultura organizacional" son numerosos los autores que la elevan al grado de pieza básica en el éxito empresarial; de este modo, es importante resaltar la teoría de Eric Flamholtz (President of Management Systems Consulting Corporation), según la cual la cultura es "un área de desarrollo organizativo esencial, una pieza estratégica básica delas empresas de éxito".

Por su parte, Kenneth Copeland, desde su postura de pastor religioso, indica que la cultura de una compañía es un paso clave en el desarrollo del capital intelectual estando posicionaba dicha cultura a los valores en el centro de los capitales originantes del capital intelectual. La cultura se muestra como un simple elemento configurador del capital estructural, dando como resultado una consideración excesivamente limitada para la importancia que la literatura empresarial le ha otorgado.

En concreto, la naturaleza cualitativa e intuitiva de la cultura, que sirve como guía para el desarrollo de las actividades dentro de la empresa, reduce el riesgo en las fusiones y adquisiciones, permitiendo conocer si la asunción de nuevas tecnologías, siendo asumible de manera satisfactoria y marcando pautas para la utilización de la información, la cual permita determinar el nivel de aprovechamiento de los intraemprendedores,

La búsqueda es propiciar la revisión de los valores culturales de la empresa, que tienen carácter de permanencia, dada la dinamicidad innegable del entorno a la que ésta se ve sometida. Esta revisión no resulta útil únicamente debido a la adaptación competitiva que toda empresa ha de hacer, sino también teniendo en cuenta que a veces los valores culturales no se transmiten de manera adecuada.

A grandes rasgos, la transdisciplinariedad es una forma de organización de los conocimientos que trascienden las disciplinas de una forma radical. Se ha entendido la transdisciplinar haciendo énfasis en lo que está entre las disciplinas, en lo que las atraviesa a todas, y en lo que está más allá de ellas.

A pesar de las diferencias y de la existencia en el pasado de la interpretación de la transdisciplinar como una mega o hiper disciplina, todas las interpretaciones coinciden en la necesidad de que los conocimientos científicos se nutran y aporten una mirada global que no se reduzca a las disciplinas ni a sus campos, que vaya en la dirección de considerar el mundo en su unidad diversa; la postura transdisciplinar representa la aspiración a un conocimiento lo más completo posible, que sea capaz de dialogar con la diversidad de los saberes humanos. Por eso el diálogo de saberes y la complejidad son inherentes a la actitud transdisciplinaria, que se plantea el mundo como pregunta y como aspiración.

Con la postura transdisciplinar se aspira un conocimiento relacional, complejo, que nunca será acabado, pero aspira al diálogo y la revisión permanentes. Tal vez este último principio de deba en gran medida a que conocemos con nuestros órganos de los sentidos, a nuestra percepción. Como señala Von Foerster no existe un único punto de vista (disciplina), sino múltiples visiones de un mismo objeto, la realidad entonces puede ser vista como un prisma de múltiples caras o niveles de realidad. La transdisciplinar no elimina a las disciplinas lo que elimina es esa verdad que dice que el conocimiento disciplinario es totalizador, cambia el enfoque disciplinario por uno que lo atraviesa, el transdisciplinario. Corresponde a Basarab Nicolescu una comprensión de la transdisciplina que enfatiza el "ir más allá" de las disciplinas, trascenderlas. La transdisciplinariedad concierne entonces a una indagación que a la vez se realice entre las disciplinas, las atraviese, el a través de, y continúe más allá de ellas. Su meta ha cambiado, ya no se circunscribe a la disciplina, sino que intenta una comprensión del mundo bajo los imperativos de la unidad del conocimiento.

Los valores, a todas estas, como herramientas o enfoques gerenciales, han venido ocupando un lugar cada vez más relevante en las teorías y prácticas de la administración en los últimos años; es de resaltarse que a través de ella una empresa exhorta a sus miembros a tener comportamientos consistentes con su sentido de existencia (orden, seguridad y desarrollo). Son propósitos supremos a los cuales la organización y sus miembros deben dedicar toda su energía.

De manera puntual, los valores son los impulsores principales de la actuación de las personas y las organizaciones, son los que otorgan cohesión y sentido de pertenencia y establecen compromisos éticos, entre sus miembros, y de la organización con sus clientes y socios. Ello significa que valores ya existentes a escala personal deben adquirir una nueva dimensión, cuando son aplicados a la actividad de la empresa.

Nada es más importante que la visión y los valores para determinar lo que sucede en una organización. Ellos constituyen la base para todas las demás aptitudes y prácticas. Una visión sin valores se asemeja a un viaje sin un mapa de ruta. Los valores y creencias son el elemento más importante de los tres componentes de la visión (valores, objetivos y metas) en una organización, sugieren pautas de acción sobre cómo actuar e interactuar para lograr lo que desean.

Desde un punto de vista concreto, la cultura estructural se fundamenta en ciertas variables estratégicas que presentan un alto grado de estabilidad en el seno de la empresa como ciertos valores que prevalecen a lo largo del tiempo, la historia y la idiosincrasia de los fundadores. Por lo que respecta a la cultura operativa, se ha analizado la relación que justifica la conexión con cada uno de los cinco capitales integrantes del capital intelectual.

En lo que se refiere al capital humano, es esencial es proceso de adecuación que debe darse en toda organización entre los valores de los trabajadores de la misma y los de los directivos. Es importante que esto se lleve a cabo de la mejor forma posible, a fin de evitar los conflictos de intereses que en el seno de cualquier empresa suelen presentarse.

La adecuación referida determinará lo que hemos denominado valores culturales, que permitirán afirmar que la empresa es culturalmente fuerte. Respecto al capital organizativo, la cultura se torna esencial al emerger del proceso interactivo continuo que se debe establecer entre los individuos y la estructura empresarial, configurando la "cultura organizacional". Se puede ver cómo el capital tecnológico cobra su sentido a través de la cultura, observando el proceso de adaptación de las personas a los avances tecnológicos y determinando cuál es la flexibilidad de las mismas para favorecer los cambios y asumir los riesgos que la competitividad del mercado requiere en cada momento.



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Ramón Eduardo Azócar Añez

Doctor en Ciencias de la Educación/Politólogo/ Planificador. Docente Universitario, Conferencista y Asesor en Políticas Públicas y Planificación (Consejo Legislativo del Estado Portuguesa, Alcaldías de Guanare, Ospino y San Genaro de Boconoito).

 azocarramon1968@gmail.com

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