El problema de las indefiniciones políticas II (la misión igualdad y justicia social)

Los campos ideológicos antagónicos en este siglo están definidos, todavía siguen siendo el socialista y el capitalista; todavía el capitalismo necesita calumniar al socialismo, pues amenaza acabar con su mentira. El problema está (el de la indefinición) en el terreno en el cual se realizan estos campos y en la manera de cómo se enfrentan. En el capitalismo desarrollado el socialismo es sinónimo de pobreza, terrorismo, tiranía, fanatismo. Pero en la lucha electoral las definiciones ideológicas son confusas, por ejemplo, Maduro se dice heredero de Chávez, habla de socialismo y al mismo tiempo suaviza la definición asociando el socialismo al "bienestar social", inventándose un socialismo express, con los clap, los bonos de hambre y ahora con una misión llamada "igualdad y justicia social". Es decir, cumplida la cuota de "socialismo", con el socialismo a domicilio, el madurismo se puede dedicar libremente a desarrollar las fuerzas productivas del capitalismo,… sin tener la más puta idea de las contradicciones y confusiones que este discurso demagógico genera en la gente.

El gobierno de Maduro no se define o se compromete ideológicamente, es indefinible políticamente. No es chicha ni limonada, "sino todo lo contrario". Cuando tiene problemas de apoyo electoral se transforma en chavista, cuando tiene problemas con la clase media habla de socialismo sino de "bienestar social", cuando se reúne con los empresarios se viste de corbata y al socialismo no lo nombra. Un "ente" tan voluble no tiene definición, yo lo llamo cochipollo, una quimera tropical. Se trata de una "cosa", la cual es tan inestable que resulta insegura, peligrosa en todos los ambientes y para todos sus asociados. Sin embargo, políticamente y sobre todo económicamente, reditúa a favor del capitalismo colonial, o de la burguesía lumpen de este país, la que Castro Soteldo llama burguesía revolucionaria, l "cosiata" del siglo XX; a favor de las petroleras y muchos inversionistas extranjeros que apuestan al caos institucional y de Fedecámaras.

En otro lado de la misma acera, fraccionada en muchas parcelas rellenas de toda clase de demagogos, están los famosos representantes de la democracia burguesa, que van desde agentes gringos, violentos y pacíficos, hasta el MAS, pasando por una verdadera gama de "cazadores oportunistas" de pactos y alianzas para conseguir cargos, curules, gobernaciones, alcaldías. Para la derecha gringa, la salida de Maduro y el año electoral es un festín de hienas disfrazadas que nos provoca náuseas. Solo MCM, apoyada desde el norte, ofrece directamente, sin disimulos, una oferta política de derecha clara, capitalista, fascista, a lo Milei, está por encima de las elecciones, los demás se avergüenzan de su naturaleza violenta, delictiva y capitalista… y de su biología guabinosa, por eso se hacen llamar democráticos y se atragantan con la palabra pueblo cada vez que abren la boca.

En la otra acera, el socialismo no termina de expresarse en la lucha, no aparece Fabricio Ojeda, tampoco Chávez sosteniendo un discurso claro con una acción clara, contundente de rechazo al sistema, al orden social actual, a la "lógica del capital" que está enseñoreada ahora más que nunca en el gobierno de Maduro.

El problema de darle continuidad a la revolución es que se requiere valor y claridad en las ideas socialistas para confrontar los confusión ideológica y el aquelarre electoral arbitrado por el capitalismo. No es posible que Maduro pueda marear a muchos con trampas como esa "misión igualdad y justicia social", con un "socialismo ambulatorio", falso, que no es otra cosa que una excusa para privatizar el país; hay que confrontar la demagogia y la mentira con acciones contundentes, intensificar la crítica, las denuncias, organizar el rechazo al neoliberalismo y a la burla madurista desde ya. Luego de las elecciones programadas para el 28 de julio el país seguro se convertirá en un infierno, hay que pensar desde ya en cómo salvar al país del oscurantismo, de la confusión ideológica, que se proyecta hacia el futuro como la peor película de terror de Netflix, capitalista y fascista; saber cómo organizar la insurrección social que se avecina, similar a la del 27 de febrero del 89 del siglo pasado. Es una ingenuidad de muchos analistas pronosticadores políticos pro maduro, pensar que no se va a repetir otra rebelión social como el Caracazo; es peligroso, porque de presentarse una situación similar posiblemente la paranoica del madurismo lo lleve a desatar una represión bestial acusando a todo el mundo y al mismo chavismo de conspiración imperialista y de traición. Esta es otra consecuencia, dramática, de la confusión de las ambigüedades ideológicas, de no poder detectar y denunciar las contradicciones del madurismo dentro de la masa chavista y del mismo chavismo verdadero: la ser acusada de traición y ser masacrada, como lo hizo CAP con los caraqueños en 1989, sin poder hacer nada, desarmados ideológicamente.

Claridad ideológica y corage



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Marcos Luna

Dibujante, ex militante de izquierda, ahora chavista

 marcosluna1818@gmail.com

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