IV.- La guerra se pone de parte de Gómez
El estallido de la primera guerra mundial en 1914, fue como una bendición para el régimen gomecista; abrió oportunidad para que los productos de exportación de Venezuela se colocasen a mejores precios en el mercado internacional. Ese año se exportó un total de 77 millones de kilos de mercancías por un valor de 97 millones; es decir, se recibió aproximadamente Bs. 1,30 por kilo. Pero para 1919, el volumen de mercancías exportadas y el valor por kilos se duplicaron.
Para 1910, cuando se está iniciando el gobierno gomecista, la inversión extranjera en el país es de 24 millones de bolívares, pero la tendencia al crecimiento rápido se manifiesta de inmediato; así en 1912 se llega a una cifra de 100 millones; cuatro veces superior al año anterior. Esto revela el grado de confianza que en las nuevas autoridades tiene el capital internacional, como hemos venido sosteniendo desde el inicio. Y esa tendencia será constante bajo el gobierno de Gómez; en 1920, la cifra de inversiones procedentes del exterior llegará a la considerable meta de 191 millones de bolívares.
Las cifras del presupuesto nacional correspondiente al período 1915-1920, se caracterizan por arrojar un saldo favorable a los ingresos. Para 1915 hubo un superávit de 5.7 millones; en 1916 de 7.7 millones; en 1917 de 14 millones; en 1918 de 3 millones y en 1920 de 33 millones.
El régimen, como lo indican los números, obtuvo de la guerra mundial un balance positivo que le dio mayor solidez; y todo eso lo logró pese al empirismo de la administración.
Desde 1916, se mantuvo una balanza comercial favorable hasta 1920 aproximadamente. Fue el resultado de la relación del país con el mercado internacional como productor y exportador de café y cacao, en un momento estelar de la comercialización de ambos productos.
V. - ¡Se cae El Café! ¡Arriba El Petróleo!
Para el período 1920-1921, se caen los precios de nuestros principales productos de exportación, café y cacao. Incluso se manifiesta también una seria disminución en el nivel de exportación. Mientras que para 1919 se exportó un total de 115 millones de bolívares en café, para 1921 se produjo un brusco descenso hasta llegar a 45 millones. Esta crisis se tradujo en algunos movimientos conspirativos contra el gobierno que no tuvieron trascendencia.
El gobierno se repone rápidamente amparado por el considerable volumen de inversiones extranjeras, por la sistemática disminución de la deuda externa y también por la incorporación de Venezuela al mercado internacional del petróleo que, ya para 1924 le significaba un ingreso de 101 millones de bolívares.
La política de penetración del capital internacional y el propio desarrollo de las fuerzas productivas internas, requieren la formación de una infraestructura esencial. Ya los tachirenses habían experimentado la amarga experiencia del aislamiento del país, que los obligó a integrar una unidad económica con Maracaibo y el Norte de Santander (Colombia).
La construcción de vías que conectaron al país le dio mayor unidad al mismo y facilidad al poder central para ejercer el control político-militar sobre todo el territorio nacional. Gómez pudo controlar y sentir la respiración de todos los venezolanos. Si analizamos los presupuestos de la Nación desde 1920 hasta 1930, observaremos que las inversiones en Obras Públicas muestran una decidida tendencia al crecimiento rápido; a manera de ejemplo podríamos señalar que en 1926 la inversión en ese ramo duplica la del año anterior.
Si hacemos una comparación entre lo invertido en ese sector y en Educación, veremos que aquel siempre superará a éste de manera ostensible y desproporcionada. Por ejemplo, en el año de 1927, se invirtió en Obras Públicas un monto de 57 millones, mientras que al sector educativo se asignó apenas 6 millones y medio.
VI.- Goliath aplastó a David
Ya en la segunda década del régimen gomecista, la economía venezolana ha sufrido una deformación tal que, podríamos caracterizarla diciendo que el 63 por ciento de la inversión de capital interno estaba colocada en empresas de productos livianos, básicamente producción no destinada a germinar la independencia.
La burguesía que participa de los beneficios petroleros se dedicó especialmente a operaciones comerciales y usurarias. Entre 1916 y 1920, el capital comercial ascendía al 33 por ciento del total de inversiones.
Por el escaso desarrollo, conjuntamente con el hecho que la economía nacional dependía de la explotación y exportación del petróleo – para 1926 ya el país recibe ingresos por este concepto en el orden de los 257 millones de bolívares -, de manera definitiva, la estabilidad del régimen quedará sujeta al carácter de sus relaciones con los países de donde proceden los capitales invertidos en esa industria. En este sentido, sería bueno saber que para 1929, de un total de 253 millones de bolívares invertidos en el país, 162 correspondían a capitalistas norteamericanos y 92 a ingleses y holandeses. Obviamente, la capacidad de decisión de la economía norteamericana sobre la nuestra y su influencia sobre nuestro Estado son evidentes.
No obstante, para demostrar lo que hasta ahora hemos planteado como una sospecha, fundamentada en razones valederas, vale hacer referencia a la presencia de Gumersindo Torres en el gabinete ejecutivo de Gómez. La ilustrativa anécdota a que haremos referencia es también una respuesta a la cuestión formulada.
VII.- ¿Por qué Gómez duró tanto en el poder?
Torres fue designado para 1918 Ministro de Fomento. En la memoria presentada ese año, llega a hacer las siguientes afirmaciones:
"Hasta hace poco, verdaderamente a ciegas se procedió en los contratos, que para las exploraciones y explotación de petróleo se celebraron, por lo que de ellos pocas o ninguna ventajas ha obtenido la Nación".
Ese criterio le llevó a presentar la Ley de Hidrocarburos de 1918, en la cual mejoraba la posición del Estado en cuanto a la industria petrolera; esto se tradujo en aumentos de impuestos y eliminación de contratos hasta por 50 años.
Más tarde opina que en Venezuela, "no sólo se exoneran hoy las maquinarias, sino multitud de efectos de todo género; el monto de las exoneraciones asciende en 10 años a la cantidad de Bs. 233 millones y los impuestos recaudados en igual período montaron a la cantidad de 171 millones de bolívares".
Denunció pues, cosa insólita en Venezuela y más si tomamos en cuenta que eso ocurría cuando Gómez, que el régimen del cual es Ministro de Fomento, concede a las petroleras exoneraciones en el pago de impuestos por concepto de importaciones, por una cantidad superior a la que cancelan.
Para 1920 prepara un proyecto de Ley con el propósito de aumentar los impuestos a las petroleras y limitar el número de hectáreas en concesión.
Gumersindo Torres parecía ser el reflejo de una nueva tendencia que ascendía en la sociedad venezolana por efecto inexorable del crecimiento económico y que tenía una nueva concepción del Estado y de los intereses en juego, pero aún sin una sólida base social.
Las empresas del petróleo se movilizaron y en demostración de su poder impusieron a Gómez de sus puntos de vista y Torres fue destituido. En 1921 el Congreso, cuerpo domesticado por Gómez, aprueba una ley que satisface las aspiraciones de las compañías.
Al inicio de su gobierno, las bondades del mercado externo con respecto a la producción agrícola y más tarde la bonanza petrolera, permitieron a Gómez control y dominio sobre el país. También su política de complacencia, puesta de manifiesto desde el inicio, cuando se alzó contra su compadre, con respecto a los inversionistas foráneos, que tiene su momento culminante con el episodio de Gumersindo Torres, le hizo posible disponer del apoyo político y financiero externo, indispensable para gobernar largamente y al margen del pueblo. En el orden interno, la inserción del país en un esquema de distribución internacional del trabajo de espaldas a nuestras necesidades y que nos encomendó la servil función de exportador de materias primas agrícolas y mineras, apenas sirvió para desarrollar una burguesía parasitaria y satisfecha con la situación, que no tuvo dificultades en alistarse con los grupos dominantes de la tierra.
Sin proletariado, hablando en términos significativos, pues el modelo fue ajeno a la promoción industrial, con poco uso de mano de obra en el sector petrolero, la inconformidad apenas se manifestaba a través de pequeños grupos, sobre todo entre intelectuales y artesanos arruinados. Esa balbuciente inconformidad era ahogada con una cruel represión.
De allí que a la muerte del dictador en 1935, el país político parecía paralizado, pese a los conflictos que caracterizaron el período 1928-35, estimulados por la espantosa depresión del sistema capitalista mundial.
Tuvo que salir el cadáver a la calle para que la gente se convenciera que como todo humano, Gómez también era mortal.
La primera parte se puede leer siguiendo este enlace: