Como ya se acostumbra decir “todo 11 tiene su 13 de abril”, emblemática e histórica fecha en la cual no sólo se conmemora la gran hazaña de un pueblo que en el 2002, y en tan sólo menos de 48 horas, retomó las riendas de su voluntad y su gobierno; sino que definitivamente acabó con la seguidilla de acostumbrados y sangrientos golpes militares, auspiciados por el gobierno imperialista norteamericano, en toda Latinoamérica. El pueblo venezolano ha reencontrado su pasado, y al igual que Cuba, se ha convertido en el nuevo faro de la libertad y la dignidad. A cinco años de cuando la historia de los pueblos entró en una nueva fase, el presente le requiere de nuevos retos para consolidar lo comenzado. Hoy, cuando la agonía de la fiera herida le obliga y le impulsa a buscar las últimas batallas para su ocaso, el romper las viejas siembras de sus paradigmas es lo esencial. “Más ha sido por la ignorancia que por la fuerza que nos han dominado”, refería quien desde su tiempo no ha abandonado la misma prédica que con tanta insistencia retoma el Presidente a cada momento cuando indica el único camino por andar. Tan sólo en este momento hay esperanzados testimonios y realidades para llegar ha pensar que la consolidación de la unión es posible y se está en fecundación.
Dos fechas pueden considerarse como las significativas para la obra revolucionaria contemporánea de Latinoamérica, y, al mismo tiempo, son la reseña más inequívoca de como las fuerzas apátridas de toda la región no sólo desconocen sino que desprecian como el poder de la historia impregna la sólida madurez y sabiduría de los pueblos. El 11 de abril del 2002 (Golpe Militar) y el 02 de diciembre del 2002 (Paro Petrolero) permitieron el posterior y bien esperado repliegue del imperialismo en nuestro combativo continente. Gracias a este 13 de abril del 2002 (retoma del pueblo venezolano al poder) y a un enero del 2003 (derrota del Paro Petrolero) comenzó el verdadero sentido y puesta en práctica de la nueva visión de cómo utilizar la fuerza y las riquezas de una patria. Comenzó, junto a todas las Misiones, la verdadera refundación de la justicia social, un nuevo esquema de relaciones nacionales e internacionales amparadas en la solidaridad y la complementariedad, comenzó el camino hacia el Socialismo Bolivariano del Siglo XXI.
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