Le he es escuchado en varias oportunidades a Nicolás decir que le encanta manosear su periódico y pasar las páginas; entre otras razones, sigo yo, porque de esa manera se lee en profundidad una información.
El periodista australiano Julián Assange está libre. Más que un acto de injusticia cometido en su contra, fue una dura batalla que librada contra un proceso judicial lleno de injusticia, y que al final logró derrotar, porque el juez inglés entendió que enviarlo a Estados Unidos para que lo ejecutaran, sería uno de los peores actos de la barbarie en el mundo moderno. Esa batalla convirtió a Assange en un símbolo, en la batalla hecha hombre contra un imperio que viene en decadencia, pero también lo convirtió en una brújula de lo que debe ser un periodista, un escribidor de la verdad, un descifrador de los montajes imperiales. Y sabemos que hay muchos Assange en el mundo, pero esta batalla significa mucho más que un simple acto de injusticia. Por eso en mi opinión, Julián Assange debe quedar en la memoria de las nuevas generaciones que tienen la difícil tarea es reinventar el periodismo.
Venezuela, país que veneró el periodismo mucho antes que otras naciones, pioneros en muchas áreas de la comunicación y que tiene un valiosísimo premio, debería tener una mención especial que se llame Julián Assange, que califique a aquel periodista que se dedique al análisis internacional y a escribir hechos de contexto internacional: historia, mundo, países, cultura, política, y una larga cadena de etcéteras que entre en ese contexto. Y por esta vía, como articulista de este valioso periódico, hago la propuesta formal ante la Fundación Premio Nacional de Periodismo, el Ministro de Información Freddy Ñáñez y el Ministro de la Cultura, Ernesto Villegas, quien también es periodista.
Siempre he opinado y lo he manifestado en más de una oportunidad, que este Premio Nacional de Periodismo, debería tener un nombre que podría ser Diario de Angostura y que las menciones también lleven nombres de tantos y tan grandes periodistas que hemos tenido y que deberían ser rotativos de cinco en cinco años.
Y para hechos especiales, extremadamente resaltantes como el caso Assange, debería haber una mención especial, siempre, por cierto, con una muy buena gratificación en metálico, porque si algunos seres humanos pasamos necesidades, somos los periodistas. Feliz día.
Rafael Rodríguez Olmos
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