Patria o neocolonialismo, una defición en disputa

Patria o neocolonialismo. Ésta es, en simples palabras, la disyuntiva que, desde finales del siglo pasado, que le ha tocado despejar al pueblo venezolano en medio de una situación política singular, caracterizada por el injerecismo descarado de quienes manejan los resortes políticos y económicos de Estados Unidos y de sus acólitos latinoamericanos y europeos; lo que complica la comprensión del panorama, saturado, en un amplio sentido, por las penurias de tipo económico, instigadas por representantes de la derecha radicalizada a nivel internacional. Para algunos, se trata de un tema desfasado, considerando que muchos gobiernos y países del mundo se han adherido a la doctrina neoliberal a fin de alcanzar los niveles de modernización y de competitividad en el mercado capitalista de los cuales carecen, lo que supondría salir de la condición de países subdesarrollados, en vías de desarrollo o, más comúnmente, del tercer mundo. Según sus patrocinadores, habría que enlazarse a la globalización capitalista, de modo que los estándares de vida de los venezolanos se eleven y sean consecuencia directa de su capacidad para superarse, sin dependencia alguna del Estado. Ésta sería, entonces, la posición que bien puede encajar en lo que denominaremos neocolonialismo, puesto que subordina la soberanía nacional a los dictados e intereses del sistema capitalista globalizado.

La sumisión incondicional al imperialismo gringo no solo es una traición al país donde se nació sino también una mayor traición a la emancipación de todo pueblo en el mundo, ya que se da por sentado que es potestad de Estados Unidos subyugar todo territorio y régimen que se le antoje. Frente a tal posición, se erige la que defiende la integridad de la soberanía nacional y, por ende, lo que se ha dado en llamar patria, de acuerdo a los ideales enarbolados por el Libertador Simón Bolívar que, además, están reflejados en la Constitución venezolana. Para sus detractores, es una incongruencia y un elemento obsoleto e inadecuado frente a las nuevas realidades del mundo. Sin embargo, ello representa un valor muy apreciado entre el pueblo venezolano, incluyendo a personas que no poseen grados académicos elevados; producto, en gran parte, de la historia oficial que han conocido y que resalta el heroísmo y el compromiso independentista de los libertadores.

Por eso, retomando las palabras del Maestro Simón Rodríguez, es una cuestión vital que la patria surgida de la guerra de independencia tenga en cuenta lo que implica ser libres y republicanos, lo que exige una reestructuración radical de la sociedad y de quienes hacen vida en ella. "La reestructuración -escribió- requiere quitar de la mente, desde la infancia, todo posible remanente del ser monárquico padecido por América durante tres siglos; y además, dirigir los espíritus no hacia tesis vagas, sino hacia las precisiones propias de la palabra República. Pero República Americana; no veneciana, no francesa, no sajona". Esta identidad nacionalista y patriótica estaría en riesgo de ser eliminada si sectores afectos al neoliberalismo capitalista puedan tomar las riendas del gobierno y enganchar al país a los intereses geopolíticos y económicos del imperialismo gringo, convirtiéndolo en una neocolonia.

Como se expone en el Plan de la Patria de las 7 T, es trascendental "afirmar la identidad, la soberanía cognitiva y la conciencia histórico-cultural del pueblo venezolano para la descolonización del pensamiento y del poder". Tales objetivos comprenden la responsabilidad histórica de combatir, mediante un proceso continuo de formación de una conciencia crítica, republicana y creadora de los venezolanos, toda tentativa por subordinar el destino de esta nación al núcleo imperial del mundo capitalista, el cual ha implementado toda suerte de estratagemas desestabilizadoras para acabar con las diferentes conquistas sociales, políticas, culturales y económicas que pusieron en lugar preponderante a la participación y al protagonismo de los sectores populares. Esto es algo a tomar muy en cuenta a la hora de evaluar la coyuntura actual de nuestro país. Desde 1998 quedó en evidencia la resistencia encarnada por los sectores conservadores, acostumbrados al usufructo del poder durante el periodo del pacto de Punto Fijo, al cambio democrático y a las diversas reformas sociales y económicas emprendidas por el presidente Hugo Chávez. De ahí que el tema económico sea clave para lograr la transformación en Venezuela en lo que sería parte de un proceso necesario de revitalización nacional que abarque todos los órdenes de la vida social. Dicho de otro modo, la manera de asegurar y consolidar la independencia de Venezuela pasa por obtener la total independencia en materia económica, científica y tecnológica, aprovechando los enlaces con naciones como Rusia y China, entre otras; lo que contribuirá a despejar esa incógnita impuesta que nos quiere hacer oscilar entre la defensa de la Patria o la dependencia neocolonial.



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Homar Garcés


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