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La no comparecencia ante el TSJ es un desacato a la institucionalidad, penada por la Ley y obedece a un propósito: que el país continúe en vilo, porque la desestabilización es el caldo de cultivo que usan para crear condiciones de golpe de estado.
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Los que acudieron no presentaron pruebas, porque las que dicen tener, no resisten la menor pericia y sólo la usan, mediáticamente, para mantener en zozobra a la población y justificar el financiamiento que desde los Estados Unidos y Europa les facilitan.
Culminó el proceso mediante el cual el Tribunal Supremo de Justicia, fue requerido por el actual presidente de la República Bolivariana de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, en su condición de ciudadano y candidato, para que de acuerdo a la Constitución y las Leyes vigentes, determine los resultados que se obtuvieron en el reciente proceso electoral presidencial en nuestro país, para elegir un nuevo presidente de la República.
Todos los candidatos que participaron fueron citados legalmente y se amplió a los partidos políticos que hacen vida en nuestro país. Establecen nuestras leyes, la obligatoriedad de comparecencia ante los Tribunales cuando se es requerida en las investigaciones que se adelantan y más aún, pienso yo, obligatoria legal y moralmente cuando se es denunciante y debes presentar las pruebas de lo denunciado.
En el caso que nos atañe, hay dos situaciones que llaman poderosamente la atención y que la población venezolana debe conocer.
En primer lugar, uno de los citados legalmente, candidato opositor de una de las tantas oposiciones, que se ha abrogado públicamente haber sido electo presidente, al margen de los resultados del ente constitucionalmente facultado para hacerlo como es el CNE, no concurrió, ni alegó ninguna cusa legal que justifique su ausencia.
Esta actitud debe ser censurada y legalmente investigada por dos razones, Primero. porque como ciudadano venezolano y parte del reciente proceso que se investiga tiene la obligación de comparecer y Segundo, el, ha denunciado un supuesto fraude y está obligado legal y moralmente, a presentar las pruebas para demostrarlo.
Pero a pesar de esas responsabilidades no compareció, con lo que está incurso en Contumacia, pero eso sería lo de menos. Lo que realmente revela la no comparecencia es que había otros planes, que la participación en las elecciones era una excusa, para luego, desconocer los resultados y colocar al país en una situación de incertidumbre que propiciara un golpe de estado. Esto sí es grave y es donde las autoridades deben poner énfasis en sus investigaciones para llegar al fondo y determinar la culpabilidad de los implicados.
Los opositores que acudieron en su mayoría, relacionados con la ultraderecha, los que cantaron antes de las elecciones, fraude, lo hicieron por pura pantallería. Aprovechar el momento, para aparecer en televisión con los mismos argumentos que han esgrimido siempre, pero no presentaron ningún elemento probatorio de fraude, ni tampoco, presentaron las supuestas actas que han alardeado tener.
En conclusión, la oposición en conjunto, todos, al unísono ni presentaron pruebas de fraude ni presentaron las supuestas actas que dicen tener, y actuaron de esa manera, porque lo que dicen tener, no resiste la mínima pericia, la falsedad se pondría en evidencia y esto estropearía sus planes conspirativos.
Por eso continuarán, como lo han hecho desde que Chávez ganó las elecciones, denunciando fraude sin presentar pruebas y en este caso apoyándose en páginas web falsas, para desde allí fomentar caos, emitir datos chimbos, porque lo que pretenden es continuar con el jueguito de la desestabilización.
Sería pernicioso para toda la sociedad venezolana, que continúe prevaleciendo la sensación impunidad, frente a tantos hechos delictivos de la derecha venezolana, se resquebrajaría la confianza en las instituciones y la gente se pregunta, con toda razón, como se decía antes, ¿Hasta cuándo Gómez?", traducido a la situación actual ¿Hasta cuándo tanta impunidad?
Todos los venezolanos pudieron observar, cómo el auto proclamado anterior, se pavoneó por toda Venezuela, desprestigiando al país en el exterior, consolidando con sus cómplices auto exiliados, para robar empresas venezolanas, el Oro y quebrar otras, y luego, salió de nuestro país por la puerta franca, sin que ninguna autoridad nacional se lo impidiera.
Nos preguntamos, la nueva versión del autoproclamado o como lo han llamado Guaido 2.0, ¿será permitida nuevamente? ¿La élite que le ha buscado para que actúe como títere, continuará pavoneándose por nuestras calles, actuando impunemente?
Nuestro país requiere de paz, de sosiego, para que la institucionalidad funcione, para que su economía se fortalezca, para que el país se enrumbe hacia un pleno desarrollo. La actitud de la ultraderecha es todo lo contrario, generar desestabilidad y desasosiego, porque ese es el caldo de cultivo para sus planes conspirativos. Urge que la justicia ponga fin a tanta impunidad, lo pide hasta el cansancio la gran mayoría de los venezolanos, que se apuntan por el progreso y el desarrollo.