En América se han desperdiciado o asesinado a los hombres más patriotas, de mayor talento, que otras naciones habrían cuidado y amado como sus tesoros o recursos más preciados. La cadena de estos grandes patriotas perdidos en la incomprensión, odiados, por ejemplo, por los miserables seguidores de Francisco de Paula Santander y José Antonio Páez, que fueron echados al abandono, y luego al olvido, ha sido larga, y el primero que la sufrió fue el Libertador Simón Bolívar.

El 2l de enero de 1831, llega a Maracaibo la noticia de la muerte de Bolívar. El gobernador de esta provincia, un santanderista de nombre Juan Antonio Gómez, informa a Vicente Azuero, Ministro del Interior, la muerte de Bolívar en estos términos: "Todos los informes y todas las noticias están acordes; me apresuro a participar al gobierno la nueva de este gran acontecimiento, que seguro ha de producir innumerables bienes a la causa de la libertad y felicidad del país: Bolívar , el genio del mal, la torcida de la discordia o, por mejor decir, el opresor de su patria, ha dejado de existir y de promover males, que sin cesar llovían sobre sus compatriotas... Su muerte que en otras circunstancias, hubiera sido un día de duelo para los colombianos y les hubiera impresionado dolorosamente, hoy es motivo poderoso de regocijo, porque viene a constituir la paz y la tranquilidad de todos... Me congratulo con Usía por tan plausible noticia". . .

Por toda América Latina y por Europa, esa Europa perdidamente pervertida y terrorista, congregada alrededor de la Santa Alianza, celebró ardorosamente la muerte de Bolívar tal cual como lo hizo también Estados Unidos, lo consideraron una victoria. Una victoria similar como cuando asesinaron a Gadafi. Los godos (España) salieron a celebrar la muerte de Bolívar, godos de la misma estirpe del Partido Popular (PP), VOX y el Partido Socialista Obrero Español (PSEO).

La Europa del siglo XIX es idéntica a la de hoy: la misma Europa esclavista, fascista que luego salió a celebrar la muerte del Comandante Hugo Chávez y que durante los últimos cuatro meses de su enfermedad mantuvieron como una foto fija, necrológica, un cuadro de inventos horribles (con montajes abominables) su estado terminal, principalmente desde el diario "El País"…

Por eso hoy, nos mantenemos en la misma lucha por nuestra independencia, la que inició en 1812, el Libertador Simón Bolívar, y que se vio truncada con su muerte en 1830. Europa siente un placer sádico y abominable por generar guerras civiles en los países desafectos a sus políticas colonialistas y estafadoras. Estados Unidos, que copió a la perfección sus métodos fascistas, montó en América su propio potro de tortura contra los llamados países "subdesarrollados". El método del imperio euro-gringo es mantener a los países "subdesarrollados" en un permanente caos, en una insufrible inestabilidad política, porque el poder y el éxito de los imperios se sustenta sobre la miseria y la explotación de los países pobres e indefensos. ¡Desgraciado de aquel país pobre al que Estados Unidos le tienda su mano protectora!

Pues bien, Bolívar, genio político, esclarecido jefe militar, que, como dice Laureano Gómez, habría sido la ganancia y el regocijo de la unanimidad de sus contemporáneos, pero insólitamente fue echado al desprecio por quienes se lo debían todo. Fue echado al desprecio por aquella América que él había liberado y que aspiró a convertir en un continente unido y grandioso más por su extensión que por su grandeza espiritual. La Patria Grande.

América, a partir de 1830, muy pronto comenzó a producir traidores a gran escala. Un hervidero de canallas felones politiqueros, vendidos a los europeos o a los yanquis. El apóstol José Martí gritaba: ¡América está cansada de traidores! Porque apenas Bolívar murió toda la América volvió a las garras de sus esclavistas y colonialistas. Traicionó Francisco de Paula Santander en Nueva Granada, traicionó Páez en Venezuela; traicionó Juna José Flores en Ecuador; traicionaron Agustín Gamarra y José Lamar en Perú, y la caterva de miserables traidores fue explosiva en Chile, Argentina. (Perú se ha caracterizado siempre por tener la mayor lista de traidores a su pueblo en los anales de la historia universal).

Cuando aparece el genio político de Hugo Chávez, se retoman todas las ideas de la Patria Grande inspiradas en el Libertador, y se asoma de nuevo el proyecto glorioso de la unidad latinoamericana a través de figuras notablemente bolivarianas como Néstor Kirchner, Evo Morales, Rafael Correa, Pepe Mujica, Fernando Lugo, Manuel Zelaya, Luiz Inácio "Lula" da Silva, Dilma Rousseff, reforzando aún más la posición revolucionaria bolivariana y martiana de Fidel Castro y Daniel Ortega junto con varios presidentes y primeros ministros de la región del Caribe. Es el Comandante Hugo Chávez quien impulsa la creación de la CELAC, UNASUR, la ALBA y le da un sentido más humano y trascendente a MERCOSUR.

Toda esta nueva configuración geopolítica no podía permitirla las transnacionales euro-gringas y por ello se lanzan en una campaña mundial a través de los más poderosos medios de comunicación del mundo para comparar a Chávez con Hitler, decir que es un monstruo y un asesino al que hay que eliminar cuanto antes. Se le aplicó la técnica con que eliminaron a Sadam Hussein y Gadafi. Y fue así, como desde Occidente comenzó la guerra mundial contra Venezuela que lleva ya un cuarto de siglo. La guerra contra Cuba lleva casi setenta años.