¿Es inteligente nuestro Universo? ¿Nos lleva hacia un estado determinado?
Esta ha sido una de las grandes preguntas de filósofos y pensadores de todo tipo, que nos acompañará seguramente hasta el final de los tiempos.
Con el "Ojo de la Carne" percibimos; con el "Ojo de la Mente" corregimos; con el "Ojo del Espíritu" intuimos en totalización abarcante. Tal vez nunca podremos entender a todo el Universo, pero ciertamente nos vamos a cercando cada día más a su comprensión. Nuestra "Visión de Mundo" evoluciona, incluyendo las anteriores, pero trascendiéndolas.
Veamos algunas teorías que se han presentado para expresar la posibilidad de un Universo Inteligente, de una inteligencia superior que lo va llevando hacia una mayor complejidad, una mayor consciencia.
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El Argumento del Diseño Inteligente o Argumento Teleológico. Este argumento (con presencia desde la antigua Grecia, los estoicos, Tomás de Aquino, William Turner y John Ray), presentado por Héctor G. Gómez G. en su libro "Un Mapa en el Laberinto", sugiere que la complejidad y el orden en el universo indican la existencia de un diseñador inteligente. Se utiliza la siguiente analogía: si vamos caminando por un mundo totalmente deshabitado y encontramos un reloj, esto nos llevaría a pensar que existe un fabricante, que no es algo natural, como una piedra. Así sucede con las maravillosas estructuras que encontramos en el Universo. Esta analogía fue popularizada por el teólogo y filósofo inglés William Paley en su obra "Natural Theology" publicada en 1802. Paley argumentaba que, al igual que un reloj implica la existencia de un relojero, la complejidad de la Naturaleza implica la existencia de un diseñador divino.
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En "Un Mapa en el Laberinto", el Dr. Gómez también explora el Argumento Cosmológico. Este argumento, que data de Aristóteles y Tomás de Aquino, sostiene que todo lo que existe tiene una causa, y dado que el universo existe, debe tener una causa primera o un creador. Este creador es lo que muchos entienden como Dios. Gómez utiliza este argumento para reforzar la idea de que el Universo no es producto del azar, sino de un diseño inteligente y deliberado.
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También menciona el Dr. Gómez el Argumento de la Complejidad Irreductible. Este argumento sostiene que ciertos sistemas biológicos son demasiado complejos para haber evolucionado únicamente a través de procesos naturales como la selección natural. La complejidad de estos sistemas sugiere la existencia de un diseñador inteligente que los creó.
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Por último, en lo que respecta a "Un Mapa en el Laberinto", el Héctor Gómez menciona el Argumento de la Preformación. Este argumento sugiere que ciertas estructuras en organismos aparecen inicialmente como partes rudimentarias sin una función aparente, pero que a lo largo de la evolución, estas estructuras se desarrollan y se integran en órganos complejos con funciones específicas. La idea es que estas partes rudimentarias están preformadas para evolucionar y adquirir una función en el futuro, lo que sugiere un diseño inteligente detrás de la evolución. Este argumento se utiliza para apoyar la idea de que la complejidad biológica no puede ser explicada únicamente por procesos naturales y aleatorios, sino que hay una inteligencia subyacente que guía el desarrollo de estas estructuras.
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Ley de complejidad – conciencia. P.G. Fothergill, en "Teilhard y la cuestión de la ortogénesis", nos dice que "en tanto que la estricta evolución en línea recta y la evolución impulsada por imperativos internos son indudablemente ideas erróneas, la evolución en general, y las series evolutivas grandes o pequeñas, en particular, muestran también un progreso general en determinadas direcciones; siempre se alcanza una meta, a pesar de los reveses que a veces se producen. Por consiguiente, cabe decir que, en tanto que la evolución consiste en una serie de discontinuidades, el proceso ocurre dentro de una corriente de continuidad general, y es ortogénico dentro de este contexto." De allí el énfasis de Teilhard de Chardin en considerar a la consciencia como parte integrante de las cosas. Más adelante continúa Fothergill, cuando habla del papel de las mutaciones, afirmando que "Teilhard señaló que no hay contradicción alguna entre el juego del azar manifestado por la aparición fortuita de las mutaciones y la existencia de ciertas preferencia fundamentales en los objetos en mutación". Hay un "azar dirigido" en la búsqueda a tientas. Teilhard señala que la evolución es progresiva y divergente, pero al mismo tiempo, orientada. Es muy conocida la "Ley de complejidad – conciencia" de Teilhard: en la evolución hay una creciente complejificación de formas y un aumento de la consciencia. Por ello, la materia, abandonada a sí misma durante un largo período de tiempo, se desarrolla inevitablemente siguiendo una línea de improbabilidad creciente.
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Realimentación en la evolución del Universo. Y hablando de búsqueda a tientas, traemos a colación el impresionante ejemplo que nos presenta Nassim Haramein, creador de Resonance.org, quien hace referencia a la investigación del astrónomo y físico inglés Sir Fred Hoyle (1915-2001), quien acuñó el término "Big Bang" (yo creo que fue Lemaitre más bien) y luego pasó a desafiar todo el concepto en favor de un modelo de estado estacionario:
"Ningún ejemplo... da una mejor perspectiva matemática del orden universal implícito, que la dada por Fred Hoyle. Hoyle calculó las probabilidades de que una persona ciega ordenara las caras revueltas de un cubo de Rubik. "
"Los cálculos demostraron que, debido al hecho de que la persona ciega no sabe si se está acercando o alejando del objetivo en cada movimiento, las probabilidades de igualar los seis colores en cada cara del cubo son del orden de 1: 5x1018. Por lo tanto, si esa persona trabajara a una velocidad de un movimiento por segundo, le tomaría hasta 126 mil millones de años para que alcance la meta. El período de tiempo no solo excede en gran medida la esperanza de vida del jugador del cubo de Rubik, sino que, una vez más, excede la vida útil de la Tierra o, para el caso, la existencia de nuestro Universo desde su comienzo, que se ha estimado en un máximo de 20 mil millones de años."
"Sin embargo, Si a la persona ciega se le da una información simple (retroalimentación), como un mensaje de "sí" o "no" cada vez que se hace un movimiento, que es cada segundo, el tiempo necesario para completar la ecuación del cubo de Rubik se reduce drásticamente a aproximadamente dos minutos ".
Este simple ejemplo ilustra cómo los sistemas altamente complejos podrían evolucionar en el tiempo dado desde el Big Bang sólo en presencia de un marco organizativo que incluye retroalimentación.
Claro, pensamos que el Universo tiene unos 13.800 millones de años, un tiempo corto para que por el sólo hecho del azar lleguemos a donde estamos. Pero, ¿qué tal si el Universo que conocemos es sólo aquél del que estamos conscientes, en una serie de infinitos universos, de los cuáles la mayoría termina en nada?
¿Y qué tal si consideramos esos 13.800 millones de años desde la perspectiva de una partícula del mismo? Podemos pensar en el universo primitivo como una especie de agujero negro, muy concentrado, en el que el tiempo transcurre mucho más lento. De hecho, en su origen, tendería a detenerse. Así que, a medida que nos acercamos al origen del Universo, el tiempo, desde el punto de vista de sus partículas, se ralentiza. Así que podríamos decir que el Universo ha existido por siempre (desde hace 13.800 millones de años, suelo agregar sarcásticamente).
Creo que nunca llegaremos a una respuesta completa. Nos iremos acercando, incluyendo nuevos paradigmas en los anteriores, trascendiéndolos. Cada día más cerca de una verdad infinita, a la que nunca podremos llegar. ¿O no necesariamente nos iremos acercando a "la verdad"?
Nuestras visiones de mundo evolucionan. Pero parten de nuestra limitada percepción, corregida por la razón, unificada por la intuición.
Pero, ¿no te has dado cuenta de que muchos descubrimientos se inician como ideas teóricas? A veces pienso que vamos alumbrando el mundo, como dice Maturana, y en cierta forma ahora también John McDowell. Alumbramos desde nuestra visión de mundo. Descubrimos lo que queremos descubrir. "Encontrarás lo que busques".
Por ejemplo, primero Einstein nos habla de su teoría de la relatividad (que sólo él entiende); se descubre que ello sugiere que el Universo se expande; de allí se deduce que debió iniciarse en algo muy pequeño. Y todos los experimentos científicos se orientan a demostrar eso, ¡ y dan resultados coherentes ¡
Otro ejemplo: en los siglos XVIII y XIX algunos científicos muestran predilección por las filosofías orientales, sugieren un comportamiento de la materia acorde con ellas, y surge la física cuántica, tras lo cual los experimentos demuestran rigurosamente su coherencia.
¿Y si alumbramos desde nuestra visión de mundo, no cometemos entonces errores? Como el ciego que extrae conclusiones de su exploración parcial, con las manos, de un elefante.
Por ello Galileo corrigió a Ptolomeo. Y Newton a Galileo. Y así sucesivamente. Pretendemos creer que son correcciones que, trascendiendo lo anterior, lo mejora, y nos adentra más cerca de la verdad. Pero, ¿y si debido a nuestros prejuicios, nos vamos derivando hacia donde no es?
Si los físicos de comienzos del siglo XX hubiesen formulado otras teorías completamente diferentes, bajo otras bases filosóficas, ¿se habrían igualmente demostrado en el laboratorio? ¿Tendríamos otra visión de mundo completamente diferente?
No creo que sea una pregunta trivial.
Los seis ejemplos dados al inicio de este artículo permiten pensar que es posible que el Universo avance hacia mayor grado de conciencia, obra de un diseñador inteligente subyacente, que la evolución sea un azar dirigido, con una realimentación que le da un sentido.
Entonces, el Universo tendría una intención.
¿Hay entonces una "Intuición teleológica" del Universo?