El Presidente Reelecto, Nicolás Maduro Moros, tiene un dicho que utiliza mucho cuando las cosas pareciesen ponerse complejas para el venezolano, venezolana de a pie, Maduro les dice: ¡calma y cordura! Y, el pueblo reacciona con calma a la maledicencia, que caracteriza a la oposición supuesta venezolana, que tiene por norma, causarle el mayor daño posible a la población venezolana. Bien podemos decir, que el mismo, se convirtió en un lema nacional a partir del año 2019, cuando la Administración Trump arremetió con brutales sanciones imperiales contra la venezolanidad toda. Cuando la oposición terrorista, supuesta venezolana, pensaba que el miedo y el caos, se apoderarían de la cotidianidad del pueblo venezolano. «Calma y cordura», se dijo el pueblo patriota, superando todas las medidas catastróficas, que tan solo buscaban que el pueblo se aislase de la realidad nacional; lo cual no ocurrió y la verdad, es que el pueblo acompañó con mayor vehemencia a su Presidente Reelecto. Así ocurrió en las presidenciales, cuando esa oposición malinchista y pitiyankee, no solo fue derrotada por más de 1 millón de votos e intentó cantar fraude, sino posteriormente cuando nuevamente intentó dar un golpe violento, justificado con el tema del presunto fraude, exigiendo la publicación de las actas, cosa que nunca existió pues nunca antes en toda su historia, el CNE, había mostrado actas en un proceso electoral, sino resultados definitivos por su página web. Y, aunque Elon Musk, intentó hackear el sistema de totalización, para producir un fraude, ¡calma y cordura! El CNE, tardó pero al final dio los resultados válidos y definitivos de dicho proceso electoral. En ese ínterin, gobiernos supuestos «amigos de Venezuela», como los de Brasil y Colombia, intentaron provocar un Golpe de Estado, similar al ejecutado por la OEA en Bolivia contra Evo Morales. ¡Calma y cordura! Petro y Lula, ambos, golpistas consumados, fueron derrotados por el pueblo venezolano y su sabia dirección política. Así llegamos, al gobierno fascista de Donald Trump, en su segunda versión. Ampliamente conocido por los venezolanos y venezolanas, en2019-2023. Período histórico, que fue doloroso para el pueblo venezolano, pero a la vez, victorioso, porque logro vencer a Donald Trump y al fascismo en general. Trump, apostaba a la reelección, pero fue derrotado electoralmente por el pueblo estadounidense. Ahora, ese mismo Trump, estima que le llegó la hora de someter al pueblo venezolano a sus directrices. «Está mi corazón en esta lucha. Mi pueblo vencerá. Todos los pueblos vencerán, uno a uno» Poema: El Pueblo Victorioso, Pablo Neruda. ¡El fascismo, no pasará¡
Aquí estamos de nuevo, Trump arremetiendo contra el mundo libre y soberano. Lo que en el pasado se llamó sanciones, ahora Trump los llama aranceles. Entre aranceles, amenazas y bravuconadas de Trump, el mundo sobrelleva las locuras del anciano presidentico estadounidense, que no deja de olvidarnos las excentricidades del otro anciano: Joe Biden, que llevó a Ucrania a una guerra de exterminio contra Rusia, creyendo que así debilitarían a Rusia y hoy, es más poderosa que nunca antes lo fuera. Es el mismo Trump, que cree que atacando a Venezuela y apoyando a la sayona criminal, que ya muy poco miedo provoca al pueblo venezolano, estima Marcos Rubio, Secretario de Estado de ese zaperoco de gobierno, en que se ha convertido la Administración Trump, estiman los fascistas que inhabilitando a la transnacional Chevron, de facto, mediante una orden ejecutiva que le impide trabajar con Venezuela, la producción petrolera venezolana se paralizará. ¡Calma y cordura! A Venezuela, no la para nada ni nadie. La Vicepresidenta y Ministra de Petróleo, Delcy Rodríguez, ha lanzado una advertencia humanitaria al pueblo estadounidense sobre lo que se le viene encima y los responsables directos de tamaño crimen económico, valga decir: Marcos Rubio y Donald Trump, quienes incitados por María Corina Machado, la malinche que nada tiene que ver con Venezuela y además, está loca de odio. Tan igual, que Narco Rubio que se dice cubano, pero que odia a Cuba y todo su pueblo digno. Pues bien, ha sido esa política del odio, lo que ha motivado el retiro de las licencias de producción a Chevron. Algunos analistas, dicen que detrás de la misma, está la mano de Exxon Móbil.
En definitiva, de la guerra de aranceles se ha pasado a la guerra entre transnacionales. Produciéndose, el caos perfecto, provocado por la misma Administración Trump. Un gobierno imperfecto, sin horizonte claro hacia dónde quiere llevar a la poderosa nación del norte, es un gobierno de la nada. Venezuela, produce un poco más de un millón de barriles diarios de petróleo, de los cuales unos 200.000 barriles provienen de la operación de Chevron, que tenían como destino seguro los Estados Unidos. Añadiendo, no solo petróleo al mercado energético, sino también estabilidad en los precios petroleros. Por su parte, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, criticó la orden del Gobierno de Estados Unidos a la empresa petrolera estadounidense, Chevron, para que a más tardar en un mes concluya sus operaciones en el país sudamericano. El Presidente Maduro, dijo con total tranquilidad: «Tratando de hacerle un daño a la economía venezolana, se están haciendo un daño ellos, porque nosotros vamos a seguir produciendo, recuperándose, creciendo, y nada ni nadie nos va a detener». La realidad es, que el mercado petrolero mundial no está circunscrito al mercado estadounidense, es mucho más amplio y la avidez de petróleo igual. Trump, en su decisión, mintió una vez más al pueblo estadounidense: «Caracas, no ha cumplido con la repatriación de "criminales violentos" a Venezuela ni con el establecimiento de condiciones democráticas en el país», dijo el pinocho Trump, excusa falaz pues no depende de Venezuela repatriar ciudadanos y ciudadanas que están en territorio estadounidense, muchos de los cuales, incluso, están allí detenidos por el gobierno de los EEUU. La ineficiencia del sistema de justicia estadounidense, no es asunto de Venezuela, sino de los propios EEUU. Corrijan sus problemas, y no le echen la culpa por lo mal que funcionan, las instituciones estadounidenses.
Finalmente, recordemos que una de las principales promesas del candidato: Donald Trump, fue hecha en agosto 2024, cuando dijo: «Cuando gane, inmediatamente bajaré los precios, empezando el primer día». La realidad, es que Trump ha venido trabajando intensamente en sentido contrario a lo prometido. Aranceles y trabas a los productores energéticos, se constituyen en un coctel altamente explosivo, así como inflacionario. Aranceles, más cierre de concesiones petroleras por motivaciones políticas, nos lleva a coincidir con los analistas del Bank of America: «Seguimos creyendo que la agenda de política comercial, fiscal y de inmigración de la Administración Trump, sería ligeramente inflacionaria». Entonces, a dónde pudiera llegar la inflación en EEUU? Precisemos, tan igual que Joe Biden fue derrotado por la inflación, Trump sería llevado a la derrota, en futuras contiendas electorales y ni hablar de su reelección que tanto le obsesiona, cuya derrota ya es un hecho anunciado. La Reserva Federal de Atlanta, predice una contracción del PIB estadounidense en el primer trimestre de este año del 2,8%, mientras que la inflación podría volver a repuntar hasta el 3,7%, en los próximos meses. Dando, los primeros avisos de una desaceleración económica, como evidencia de una inminente recesión en estos pocos meses que tiene en funciones la Administración Trump. Justo, el tiempo que ha tardado Donald Trump, en endurecer su retórica arancelaria e intensificar, hasta niveles sin precedentes, en este siglo, la guerra comercial que puso en marcha con las primeras tarifas del 10% a China, y se ha intensificado con los aranceles del 25% a Canadá y México, y que en abril se extenderá al resto del mundo. En la campaña electoral de Bill Clinton en 1992, su estratega: James Carville, señaló que la campaña debía enfocarse sobre temas muy vinculados con la vida cotidiana de los ciudadanos y sus necesidades, más inmediatas. Carville, diseñó tres mensajes simples: «Cambio vs. Más de lo mismo»; «es la economía, estúpido»; y «no olvidar el sistema de salud». En una encuesta del Pew Reserach Center de agosto de 2022, más de tres de cada cuatro ciudadanos y ciudadanas estadounidenses encuestados, (77%), dijeron que la economía era su principal preocupación en las elecciones. Otra encuesta posterior, indicó que la inflación continuaba siendo su principal preocupación. Conocemos del interés de Trump por ser reelecto, pero al igual que en su anterior gobierno, no creemos que el votante estadounidense le vaya a dar nuevamente su confianza, si Trump le engaña nuevamente, ese sería su suicido político y su fin de la política de EEUU…