¡¡El suramericano impondrá la grandeza de su espíritu!!

La dictadura de Batista en Cuba fue derrocada en enero de 1.959 por las guerrillas de Fidel Castro, y ya para marzo el Consejo Nacional de Seguridad de los Estados Unidos propiciaban un cambio de régimen en la isla; en el mes de mayo la CIA comienza a armar a los cubanos anticastristas y a finales de ese mismo año y comienzo de 1.960 despegan desde bases norteamericanos aviones piloteados por cubanos exiliados y bombardean algunas instalaciones civiles y militares dentro de Cuba. En Julio de 1.960 Cuba hace la denuncia ante la OEA y presenta al Consejo de Seguridad el registro de veinte bombardeos, las matrículas de los aviones utilizados, partes de bombas que no explotaron, detalles de los destrozos causados y el número y nombres de las personas muertas por la incursión.

En aquella oportunidad el embajador de los Estados Unidos ante la OEA, Henry Cabot Lodge, interviene en la reunión y de manera irónica dice que su gobierno no ha tenido ninguna responsabilidad en esos ataques y que jamás su nación ha abrigado la intención de agredir a Cuba, el embajador sabe muy bien que cuatro meses antes el gobierno estadounidense había tomado la decisión formal de derrocar al gobierno de Cuba y que para ello se había ordenado los preparativos para la invasión de Bahía de Cochinos; como la OEA y la ONU en la práctica han sido dependencias del gobierno Norteamericano, esta denuncia no es tomada en cuenta. Entre tanto, Allen Dulles, jefe de la CIA, reitera a la Casa Blanca que es necesario actuar con rapidez pues Cuba puede aliarse con el bloque soviético y entonces representar una grave amenaza para la seguridad del hemisferio.

Es posible que si el gobierno del Presidente Kennedy hubiera estado en pleno funcionamiento, para la época, la invasión a Cuba no se hubiera producido por cuanto Kennedy era un hombre conciliador y no guerrerista, pero al recibir del gobierno del general Eisenhower el avanzado plan, Kennedy no consigue como deshacerse de ese proyecto ya que los halcones norteamericanos, halcones se llaman a los militares gringos que disfrutan estar en una guerra, no pierden oportunidad para alentar la invasión y forzar al presidente para que cada vez se comprometa más en el asunto. El Presidente Kennedy sigue pensando en las secuelas diplomáticas y políticas que traerá la invasión, entonces su asesor, Arthur Schlesinger, le sugiere atrapar a Castro y culpar de este secuestro al dictador Duvalier de la Republica de Haití, quien lo hace en represalia porque Castro había enviado a las playas haitianas unos hombres con la intención de derrocarlo, todo este plan justificaría la invasión pues su finalidad sería la de evitar un enfrentamiento sangriento entre el pueblo haitiano y el cubano; ese sería el argumento que calmaría el malestar que algunos países pudieran recriminarle a los Estados Unidos.

De manera que estando atados todos los cabos, en abril de 1.961 se produce la invasión, pero como Kennedy sigue indeciso no la apoya militarmente; por lo que al cubano se le dificulta menos vencer a los invasores. Así es como que una vez derrotados los mercenarios en Playa Girón, Bahía de Cochinos, Cuba, el presidente Kennedy es obligado, por la influencia de los halcones y personalidades políticas de los partidos dominantes en su país, a implementar un castigo a Castro; es entonces cuando aparece la figura del embargo comercial a la pequeña pero muy valiente y muy digna nación cubana.

Sin duda que Cuba, con Fidel al frente, representa al actual David latinoamericano que vence al gigante Goliat anglosajón, coloso que pretende apoderarse del mundo sin poseer la suficiente fuerza moral para lograrlo, ello, porque la mayoría de los gobernantes de Estados Unidos, poco después de liberarse del imperio Inglés, pasan a aplicar las mismas aberraciones utilizadas por los hijos de Albión, la traición y el terror; máculas que esos políticos no han podido suprimir de su modo de vida. En consecuencia, toda persona que no admita ese comportamiento la tratan de eliminar, tal como sucedió en la década de los sesenta del siglo pasado con los asesinatos de Martin Luther King, líder anti racial, y de los hermanos Kennedy, comprometidos con el humanismo; John Fitzgerald en ejercicio de la presidencia de esa nación y Robert, aspirante y con grandes posibilidades de alcanzar la presidencia.

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José M. Ameliach N.


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