Gran revuelo a nivel mediático han causado los anuncios del Presidente Chávez y el Ministro de Salud respecto a regular los costos en centros de atención de salud privados. Por supuesto, al verbo encendido que caracteriza a Chávez se agrega la manía también característica de los “opinólogos” profesionales de distorsionar e interpretar cada palabra o medida del gobierno. Intentaré una aproximación al hecho apartando el ruido innecesario:
1. El objetivo principal del Estado es garantizar un Servicio de Salud Público universal, equitativo, accesible y eficiente. Es indudable que se han hecho esfuerzos e inversiones como nunca antes para ir hacia ese objetivo, y sería egoísta no admitirlo, aún con las fallas y dificultades que ha conllevado el proceso.
2. Uno de los grandes problemas es la persistencia de un sistema fragmentado, donde se mantienen parcelas de poder e influencia, sin una normativa y rectoría única, que permita orientar los esfuerzos y aportes gubernamentales. Se hace impostergable la aprobación de una Ley de Salud que le de marco a esta necesidad. La experiencia ha demostrado la ineficiencia de muchos pequeños ministerios de salud a nivel de estados e instituciones, con solapamiento frecuente de esfuerzos, incluso políticas contrarias al espíritu de la constitución.
3. También es deber del Estado proteger a todos los estratos de la sociedad, especialmente en servicios como la salud y la educación. Supervisar y regular cuando sea necesario los costos en clínicas privadas para nada atenta contra la libre empresa, ni es tampoco una idea original de Chávez, se aplica desde hace muchos años en los llamados países desarrollados, y se considera una medida civilizada (se aclara esto para el gusto de los admiradores de USA y sucedáneos).
4. Una paradoja presente es que el Gobierno es el principal cliente de las clínicas privadas, a través de la contratación de pólizas HCM para los empleados públicos, reflejo de una visión privatizadora que se impuso desde la década de los 80 del siglo pasado. Su persistencia es muestra de que estamos lejos todavía de prestar servicios de calidad en salud a todos, y unos sindicatos atados al modelo que se intenta superar.
5. Considero injusta y fuera de la realidad la generalización que se pretende hacer de los médicos venezolanos, especialmente de los que laboran en el área privada, al calificarlos como mercantilistas y poco humanitarios, metiendo en un mismo saco a tirios y troyanos. La verdad es que la mayoría de los médicos prestan sus servicios con abnegación y profesionalismo, y no pocas veces en condiciones poco aptas para ejercer su labor. Por cada historia de maltrato o negligencia con un paciente existen cientos de historias no contadas donde la labor del equipo de salud permite salvar vidas y restablecer la salud a la población. Es necesario si revisarnos en nuestro comportamiento diario, poniendo énfasis no solo en nuestra pericia profesional, sino principalmente en el trato solidario y amoroso a nuestros semejantes.
El debate debe mantenerse abierto, con ideas y propuestas que lleven hacia la consolidación de un servicio de salud que ofrezca seguridad y tranquilidad a todos por igual. Ese es el reto que se plantea para el gobierno y la sociedad venezolana.
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