A propósito de la Copa América y las declaraciones del concejal Guanipa

Si una cosa se le puede reconocer en el Zulia a la oposición es que pretende parecernos sumamente leal y disciplinada a la figura y proyección de Manuel Rosales. Este acto que supondría reflejo estoico de unas de las principales y más admirables virtudes del ser humano verdaderamente no tiene nada de ejemplar ni virtuoso. Sencillamente es muestra y condena de una patética realidad, los principales líderes de la oposición (sobre todo el sr. Guanipa) realmente no están a la altura, enana, de quien actualmente ostenta la primera jefatura de la Gobernación. Hecho que tristemente quedó evidenciado por el poco centimetraje televisivo e impreso logrado por este concejal en su reciente visita a la ciudad capital. Cuan pobre y deslucida fue su intervención que realmente en nada asombró lo poco serio que fueron tomados sus argumentaciones, precisamente sobre esas que el Alcalde Di Martino no debería de aparecer tan reiteradamente junto a la propaganda de la Copa América.

Ahora bien, en el programa “Buenas Noches”, por cierto creo que fue el único programa al que fue invitado, realmente escasos fueron los comentarios inteligentes y sobre política que se trataron. A tal punto que en un momento me vi seducido ha pensar que los moderadores (no muy brillantes ellos, dicho sea de paso) en raras ocasiones se percataron que su invitado no pertenecía realmente a la farándula. Aunque, al ver su desplante y reconocer la orientación de su carisma, toda la culpa no fue precisamente del mencionado trío. Razón que me llevó ha desestimar de plano que repentinamente RCTV y Globovisión se hayan puesto tan exigentes y celosos en lo que respecta a su rol ético-comunicacional, ya que es ampliamente conocido que jamás se les ha visto discriminar a ninguno de sus invitados por razones de inteligencia, y menos aun si éste pretende ir a hablar mal del Presidente o de algunos de sus más allegados copartidarios.

Por razones obvias tampoco pretendo ser demasiado tolerante y dedicarle a este señor más tiempo del que se merece, pienso que se tornaría de mayor provecho revisar algunos de sus “profundos” análisis. Buena parte de los muros y paredes de la ciudad de Maracaibo repentinamente han sido llenados con leyendas alusivas a la “bienvenida (por parte de esta institución del Estado) a los campeones de la Copa América”. Sin duda una forma oportunista como el sr. Manuel Rosales pretende no quedar como la guayabera ante, como el mismo reconoce, viene llamado a ser el evento más ambicioso y bien organizado que nuestro municipio, y nuestro país, haya visto, y que, indiscutiblemente, desde ya posesiona al Zulia y a Venezuela como grandes capitales de proyección mundial.

Sí bien estamos convencidos que el deporte, en sus diferentes disciplinas, exalta el espíritu de la integración universal hacia la hermandad y hacia los altos valores de la sana competencia; ha sido, debemos reconocer, precisamente el fútbol el que durante décadas mayor ha caracterizado y proyectado nuestra raíz originaria y común. Ha sido el más popular y por serlo ha permitido hermanar a los pueblos de Latinoamérica en un furor mundialmente reconocible (a pesar del clasismo oligárquico respectivo). En cambio, y sin ánimo de descalificaciones, también es de reconocer que ha sido el béisbol (dado a su particular procedencia cultural) el que mayormente ha encarado el modelo consumista y transculturizante en algunos pueblos de nuestra patria grande (recomendamos la lectura de “Béisbol, Petróleo y Dependencia”, por Cheo González). Ahora bien, desgraciadamente volviendo con el susodicho concejal, este ha referido que el Alcalde del Municipio Maracaibo quiere “politizar” la Copa América. Convendría recordarle que mucho antes que ese santo varón trajera su “buena nueva” (evangelio) al mundo, con asombrosa claridad Aristóteles había sentenciado que “el hombre es un animal político”. Más recientemente Habermas (de la Escuela de Frankfurt) refería que todo en el hombre es racional y, por lo tanto, ideológico. Los que no han querido aceptarlo son precisamente aquellos que siempre han temido que los eternos excluidos de la historia asuman esta natural condición de su esencia (política), el poder transformador como revertir el estigma de lo que hasta ahora ha sido su cruento destino. Del mismo comienzo que el sr. Manuel Rosales ha encontrado interés por una Copa América que había pasado desapercibida para su colaboración, nos evidencia que un poco tarde le ha encontrado significación política a la misma. Por tal motivo a quien se le ocurriría pensar que cualquiera que estuviese verdaderamente comprometido y responsabilizado por ella escondería o temería improntarle los créditos a una obra por la cual siempre ha creído y luchado. Abuso, en todo caso, sería el de querer ganar indulgencias con escapulario ajeno.

Para uno que le ha tocado (no muchas veces por placer) darle urgencia al camino y surcar algunas fronteras, podría confesar el haber vivido algunas pasadas ediciones de esta Copa. En cada una de ellas, más o menos visiblemente, existió una inmensa movilización de energía que los organizadores, como era de esperarse, capitalizaron a todos los niveles. Las enormes inversiones que requiere toda organización como ésta resultan a la postre insignificantes por la atractiva y masiva concurrencia extranjera al evento. El desarrollo de la infraestructura arquitectónica desarrollada bajo la Copa América permite que la gran campaña publicitaria, gratuita, que el país recibe en los demás países participantes, aun luego de haber culminado este prestigioso evento, continúa proyectando vertiginosamente el potencial y atractivo turístico de los países sede.

Por último, cómo piensa este señor (Guanipa) que alguien puede tomar en serio sus afirmaciones cuando es ampliamente reconocible que no existe país en América que no estuviese encantado con desarrollar este magno evento. Y mucho más cuando es precisamente Maracaibo la sede de la final del certamen más importante y antiguo del Fútbol en América y en el mundo. Mucha más cuando los marabinos a diario padecemos cómo el mismo señor Manuel Rosales gasta desfachatadas sumas de dinero promocionando TRABAJOS que ni siquiera culmina. Realmente insultante es para la comunidad, para ser puntuales, del barrio Andrés Eloy Blanco (antiguo Hospital “La Paz”) como, bajo el pretexto de embaular una cañada ya EMBAULADA, hace ya seis meses que no comienzan los trabajos, aun cuando demolieron la antigua construcción, dejando un terrorífico cráter que a razón de las venideras lluvias, podría ocasionar una tragedia inimaginable. Pregunta: dónde estarán tanto el señor Rosales y el señor Guanipa que no confirman existencia ni interés para las doscientas treinta y tres familias que habitan en este sector.


waldo.munizaga@corpomaracaibo.net





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Waldo Munizaga


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