El Verdadero Dinero Fiduciario

Fiduciario viene de confianza, un valor asignado a un bien, especialmente al dinero, principalmente cuando el poder adquisitivo mercantil de este queda avalado por una autoridad pública. Se dice dinero con poder fiduciario, y dinero con poder ad valórem

Hablamos de poder mercantil en su sentido amplio, cuando el valor del dinero se haya equilibrado con el de los bienes de uso. Fuera de este concepto, aparecen desviaciones causadas por disparidades cambiarias justa o injustamente adoptadas por aquella autoridad.

Algunas de esas disparidades responden al uso indebido de monedas extranjeras (divisas), y otras, a desajustes entre la oferta y la demanda productivas anual o polianualmente entendidos.

Las monedas de *metal feo*, por contraposición a *m. precioso*, los billetes de banco, los cheques, pagarés, letras de cambio (¿obsoletas?), vales, cartas de crédito, cesta tickets, bonos de la Deuda Pública, etc., depósitos en cuentas corrientes, de ahorros, en fideicomiso, todos estos tipos dinerarios, si bien son fiduciarios, su invalidación o inaceptabilidad cambiaria se detecta rápida y eficazmente cuando sus tenedores husmean que algo anda mal con el poder de compra nominal que traen estampado/acuñado en las respectivas unidades monetarias. Por esto las consideramos como dinero fiduciario de menor importancia.

Porque poco o nada se ha escrito en la literatura económica universal sobre los verdaderos valores fiduciarios. Nos referimos a las obras de arte, pinturas, esculturas, partituras, copyrights, antiguallas, incunables, etc.

Esos valores, verdaderamente fiduciarios, son avalados por grandes capitalistas y gente desorbitada y descarada e inmoralmente adinerada. La constitución de estos falsos valores responden a la propia inseguridad cambiaria que tiene el dinero convencional, las tierras (inclusive)1, las maquinarias, el oro mismo2, ante posibles, subyacentes e inevitables crisis económicas con las que el sistema capitalista, el mismo que ha facilitado la concentración y centralización de esas ingentes e ilícitas fortunas dinerarias en pocas manos, amenaza permanentemente con devaluarlo a tal punto de potencialmente llegar a no servir ( en la chiquirritica) para la adquisición ni siquiera de un mendrugo de pan.

Todo comienza en/con un mercantilizada subasta, *solo para compradores sumamente adinerados*. Estos últimos empiezan a cotizar en alzas competitivas hasta que al final del corro echado el bien subastado se reviste de un poder fiduciario ahora en manos de esa autoridad extra pública llamada anticuario o magnate del mundo actual, persona esta que termina atesorando un *dinero* cuyo valor de fabricación y conservación dista mucho del valor de su venta. Tal es el verdadero dinero fiduciario.

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1 Es cuestionable que las tierras escapen a la devaluación temporal. Económicamente, un pedazo de tierra de alto valor puede devaluarse instantáneamente, por ejemplo, en caso de guerra.

2 La escasez ocasional de bienes alimentarios puede dejar sin efecto cambiario al *mejor* oro del mundo. Y si lo dudan, pregúntenselo al dueño de *la última Pepsi del desierto*.

osmarcastillo@cantv.net


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Manuel C. Martínez M.


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