Las victorias democráticas deben defenderse responsablemente y con empeño. La figura del referendo revocatorio tiene como principio fundamental someter a la evaluación popular la gestión que haya desarrollado algún funcionario electo por el voto de los ciudadanos. Debe ser un orgullo para cualquier funcionario público electo, someterse a este tipo de mecanismo democrático; sin embargo, la forma como se han asumido los referendos en nuestro país, hace ver que se han tratado de utilizar como un mecanismo castigador y un juicio más político que de gestión de los funcionarios públicos electos democráticamente.
En el caso del Municipio Bolivariano Libertador, se requerían 294 mil firmas para poder convocar el referendo del Alcalde, número que representa el 20% de la población electoral actual de la ciudad. Lo irónico es que una agrupación de ciudadanos y ciudadanas, que son aquellas que se constituyen para solicitar el referendo revocatorio en el Municipio, sólo requería para su registro 50 firmas. ¿Es acaso razonable que 50 firmas sean la justificación para movilizar toda una maquinaria electoral del Estado, gastando miles de millones de bolívares, sin tener evidencias de la posibilidad de cumplir el requisito para obtener la voluntad ciudadana de revocar a un funcionario?.
50 firmas no son 294 mil voluntades, y tampoco dan muestras de que haya una intención popular para la aplicación de un mecanismo de captación de voluntades para convocar a un revocatorio. Pareciera que esto es una vieja herencia de la lucha entre la democracia representativa y la participativa. Si de manera electoral el pueblo ha elegido a un funcionario, lo que se debería estar discutiendo es cómo hacer más efectiva la redistribución del poder para incrementar la participación de ese pueblo en los procesos de decisión, y sólo buscar su revocatoria si este no garantiza los mecanismos idóneos para la nueva geometría del poder.
Lo más triste, políticamente para nuestro proceso revolucionario es que estos mecanismos refrendarios que ha significado un gasto de más de 100 millados de Bs. para nuestro fisco, fueron convocados en su mayoría por sectores seudorevolucionarios que sirven ingenuamente al imperio, con criterios egoístas ante la revolución bolivariana en desarrollo en Caracas.
Debemos hacer un llamado a la Comisión Presidencial para la Reforma de la Constitución, para tomar las medidas necesarias para modificar lo pertinente a esta área, y que se abra el debate sobre como los ciudadanos consideran que es el mecanismo más idóneo para que se sientan realmente convocados a ejercer este derecho ciudadano.
Por otra parte, hay que hacer un llamado a los “factores disociados” que convocaron este referendo a que reflexionen sobre las consecuencias de sus actos, e invitamos al Fiscal y al Defensor del Pueblo a que se pronuncien ante el daño que hace la perversión de este maravilloso mecanismo que debe servir para profundizar la democracia participativa y protagónica.
Recordemos que un día antes del inicio del proceso de recolección de firmas un supuesto Comandante Zapata, jefe del supuesto teniente Maita, quien convoca al proceso en Caracas, informa al país que no se montarían en el referendo, ¿cómo van ha arrugar sin que esto les acarree consecuencias?, ¿matan al tigre y le tienen miedo al cuero?, ¿que insulto a la democracia y al proceso revolucionario es este?.
Invitamos también a los miembros del PSUV a reflexionar si ciudadanos como estos son los que queremos en el partido más grande de América y convocamos a los Consejos Comunales a que discutan propuestas serias sobre las normas que deben regir tan digno mecanismo democrático.