Aquí no hay tiempo para aburrirse, apenas se extinguen los ímpetus del conato estudiantil y la oposición esbozada tras las capuchas universitarias pide calma para que no salgan de los debates exigencias concretas a los rectorados, cuando los trabajadores del volante amenazan con un paro, para protestar por un reciente decreto que crea una empresa para el transporte de estudiantes, que dispondrá de 200 autobuses.
Contrariamente a sus protestas, los choferes siempre se resistieron a prestar servicio a estudiantes, porque no son rentables. Y quienes usamos el transporte público, sabemos de las largas esperas de los estudiantes confinados a colas que se dilatan debido a que los choferes sólo acepatan tres estudiantes por unidad... Pero las arbirtrariedades no se limitan al número de estudiantes que admiten en cada viaje, sino que además los someten a chequeos y contrachequeos de identidad, en una odiosa mecánica de rechazo.
En lo que respecta a los comunes mortales, la cosa alcanza bemoles paroxísticos, ya que a merced de esos tiranos, el usuario debe sentarse en asientos que son potros de tortura en apretadas filas. Y además soportar el suplicio de los decibeles de sus equipos de sonido, con lo peor del reaggeton y sus letras prosaicas, para fijar con más fuerza el gusto chocarrero que nos ha empezado a caracterizar tanto a los venezolanos...
Viene muy oportuno el tema, sobre todo para los habitantes del estado Vargas, a quienes estos agiotistas, sometieron durante casi 2 años a los peores vejámenes, llegando a cobrarles precios exorbitantes, a sólo 8 de la noche llegaron a cobrar 10.000 bolívares ¡Y más!. No hay nombre para los desmanes que hicieron y que seguro continuarán haciendo estos especuladores, protegidos por policias y guardias nacionales, en las paradas de Capitolio y Gato Negro. Es que “güaireño no es gente”.
Es poca la solidaridad de los ciudadadanos que pueden esperar los choferes y se lo merecen y el que así no lo crea, le invito a viajar en autobus al inetrior del país en vacaciones.
La SUNACOOP, debería revisar el funcionamiento de las “cooperativas” de transporte, para que vea el ultraje que cometen esos impostores con el espíritu del cooperativismo. No hay gremio en este país más explotador que el del volante, y hasta los explotados hacen silencio cómplice, sometidos a la ruindad de 3 lochas de más.
La naturaleza del trabajo hace que el trabajador del volante tenga un perfil individualista y poco solidario, sto se debe a que son hombres explotados, que ven como a diario los dueños de los vehículos que ellos trabajan, se llevan la parte del león y ven como cada vez se aleja la posibilidad de salir de la trampa del avance.
Lo paradójico, es que si la oposición atiza la lucha de los choferes, estos terminarán enfrentándo a sus explotadores y a los dirigentes que tantas veces le han engañado
¡La apuesta va!
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