Querido Lázaro:
Permíteme que te trate con tanta familiaridad, pero es que, desde que soy una niña, has entrado en mi casa para entusiasmarme con cada partido de fútbol importante que se haya jugado en el mundo. Los jugadores más famosos de este deporte me los has presentado tú.
Hoy estás haciendo lo mismo con esta Copa América maravillosa, que nos ha reavivado el orgullo de ser venezolanos, cuando vemos a la Vinotinto clasificando a los cuartos de final, cosa que no había logrado nunca antes nuestra selección. En este momento histórico para el fútbol en Venezuela ¿a quién se le podía ocurrir que tú no ibas a estar presente?
Te escribo esta especie de carta abierta porque sé que te han atacado mucho recientemente, tan sólo por hacer lo mismo que has hecho en los últimos cuarenta años: narrar fútbol y apasionarte con cada jugada.
No te hablo desde una posición política. No quiero ensalzarte porque estás transmitiendo desde Teves, haciendo caso omiso a aquellos que quieren politizarlo todo, porque sólo viven del odio permanente hacia aquel que no piense como ellos. Mal haría yo en caer en el vicio fascista que a ellos no les permite ver las cosas hermosas, porque sólo ven el mundo desde un solo lado.
Te escribo, eso sí, como parte de una generación. Como te decía, desde que soy una niña te estoy escuchando narrar fútbol. A mí y a las personas de mi edad nos has enseñado mucho sobre este deporte, contigo hemos aprendido a quererlo porque nos has contagiado con la pasión que pones cuando narras cada jugada. Si hoy los estadios están llenos en esta Copa América, no sólo se debe al milagro que ha hecho Richard Páez con nuestra Vinotinto, sino también a que hombres como tú dedicaron toda una vida a transmitirnos la emoción que genera el fútbol en el planeta entero.
Tu pasión, tu genial sentido del humor a la hora de narrar, y el orgullo que te sobrecoge cuando vez a tu hijo Alex triunfando, siguiendo tus pasos, han hecho que muchos de los que nunca le habrían prestado atención al fútbol, después de escucharte, se entusiasmaran para seguir viendo los partidos.
Más allá de los gustos y preferencias, definitivamente un juego nunca es simplemente un juego cuando es narrado por Lázaro Candal. Es una mezcla de emociones, de chistes, de ocurrencias, y por su puesto, de comentarios llenos de sabiduría. Por eso cuando te critican por hacer lo mismo que has hecho toda la vida, cuando sabotean el audio de una de tus transmisiones para que tu voz no me pueda contar lo que sucede en el terreno, me molesta mucho, porque eres parte de la casa, porque no tiene sentido que el odio político que sienten algunos lo vuelquen hacia ti quien, repito, sigues siendo el mismo que has sido siempre.
Yo también he sido víctima muchas veces de esos que no soportan a los que piensan distinto, de aquellos que gritan histéricamente en defensa de sus derechos pero que viven irrespetando los derechos de los demás, con una doble moral que da vergüenza.
Pero recuerda: águila no caza moscas. No les hagas caso, sigue siendo coherente con lo que ha sido tu pasión de vida, sigue llevándonos momentos gratos, haciéndonos reír con tus ocurrencias, contagiándonos con tus ganas, enseñándonos sobre fútbol y sobre el deporte, porque más allá de las mezquindades de algunos, la mayoría del país te admira y te seguirá admirando.
Por eso te digo, transparentemente, con mucha solidaridad y desde la pureza de alguien que te ha admirado toda la vida y que espera llegar a tu edad con tantas ganas de seguir vibrando: ¡Te queremos Papaííííííto!
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