Tuve el placer de estar en los partidos Perú-Bolivia y Venezuela-Uruguay en el nuevo y majestuoso estadio Metropolitano de Mérida el pasado lunes y realmente disfruté del espectaculo; excepto cuando los disociados psicóticos presentes empezaron a gritar consignas anti-gubernamentales, confundiendo el deporte con la política como quien confunde la gimnasia con la magnesia. Afortunadamente esto sólo duró unos veinte minutos del primer encuentro y ya después se les bajaron los niveles de serotonina y cedieron en su trastorno obsesivo-convulsivo-agresivo-depresivo.
Cabe hacer la salvedad que no es la mayoría de los presentes la que cae en estos estados psicóticos.
Sin embargo, en un estadio donde hay 42 mil personas con que unas 10 mil griten, ya meten bulla. Casualmente en la tribuna donde estaba sentado me tocó detrás de una pareja jóven de disociados que gritaban como desaforados: "¡Y va a caer, y va a caer, este gobierno va a caeeeeeeeeeeer!", luego: "¡Libertad! ¡Libertad! ¡Libertaaaaaaaaaaad!". Incluso, me acordé de ellos el 5 de julio cuando Libertad Velasco dio ese magnifico discurso en la Asamblea Nacional y pensé que hubieran podio servirle de barra. El caso es que tuve la oportunidad de escuchar una conversación entre ellos dos que me gustaría transcribir a continuación:
"-Osea papi, que Venezuela empatando o ganando hoy jugaría otra vez con Uruguay o sino con Chile. ¡A Venezuela le tocan los equipos fáciles! ¿Quién hizo ese calendario? ¿Chávez?
-Yo creo mami. Es un descaro. Así cualquiera llega a la final. Mientras que Brasil y Argentina si tienen que fajarse con los equipos buenos. Es que todos los dictadores son así.
-Si, quieren ganar gloria a toda costa. Así uno se aburra viendo los mismos juegos repetidos.
-Y al fin y al cabo la vinotinto no va a hacer un carajo. Ya verás, yo que te lo digo. Porque jugarán como nunca y perderan como siempre..."
¡Dios! Estuve a punto de decir un par de barbaridades pero me controlé. Me dije: "No vas a quedar como un chavista violento, respira profundo y vive tranquilo". Y gracias a Dios a mis espaldas escuché la conversación de una pareja de viejitos que habían ido al partido y me desternillé de la risa.
"-Que te parecen ese par -le susurró el uno a la otra-. Chávez les construye seis estadios, les arregla otros tres, les trae la Copa América, están aquí viendo el juego, con plata en el bolsillo y se ponen a hablar y a gritar estupideces.
-¡Definitivamente! -le respondió la otra- Casi preferíria haberme quedado en la casa a ver el juego por televisión, así no tendría que escuchar a estos dos.
-No les pares, vamos a ver el juego.
-Es que lo que falta es que mañana convoquen a una marcha, se pongan la camiseta del equipo de Brasil y de Argentina y la llamen: Con mis grandes equipos, no te metas..."
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