El hecho de que los derechos de los indígenas sean abordados, por fin, con preocupación y seriedad, es consecuencia de la presión de nuestro presidente, para que se le respeten los derechos a los indígenas, que por mucho, pero que por muchísimo tiempo, le habían sido violados. Y es que nuestro presidente, desde que llego a la presidencia de la republica, ha dejado al descubierto muchas deficiencias de nuestro sistema social, político y económico, e incluso ha revelado una carencia ética fundamental de la sociedad burguesa-capitalista dominante, al excluir por completo de la participación de la raza criolla y mestiza, para relacionarse con el otro, con el indio. Desde mi punto de vista, puedo decir que nuestro presidente Hugo Chávez, al cuestionar la organización toda de nuestra convivencia, ha implicado un fuerte sacudimiento de toda Latinoamérica y del mundo en general.
Los cuartorepublicanos tenían incapacidad para reconocer al otro como otro, nos impedían ver, también, por un lado la violación sistemática de que son objeto los derechos de los indígenas, y por otro lado su capacidad para cuestionar nuestro modo de vida, aun cuando sea con el muy cuestionable, el camino de apersonarse en las plazas Bolívar, para que vieran sus necesidades. Nos ha tomado por sorpresa aquello que no supimos ver, porque sencillamente nos tapaban los ojos con un gran manto, pintado de mil colores, pero que sabíamos de las injusticias, pero sin poder hacer nada, ya que si reclamábamos, había una orden “DISPAREN Y AVERIRIGUEN DESPUES” pero pasaba lo que dice nuestro camarada José Sant Roz, no averiguaban un COÑO, pues las condiciones de hambre y miseria de nuestras comunidades indígenas a la par de su toma de conciencia en cuanto a sus derechos más elementales, tenían que producir una llamada de atención, y apersonarse a las plazas Bolívar de algunas ciudades de Venezuela, era ciertamente la sabia decisión para que se enteraran que nuestros indígenas existen. Todavía no podemos evaluar en cuanto a su alcance y repercusiones históricas en la sociedad latinoamericana, el daño que el capitalismo le ocasionó, y le sigue ocasionando a todos los indígenas del mundo. Pero desde que nuestro presidente, ha tomado como bandera, restituir todos los derechos, violados, robados, maltratados, secuestrados, vejados, de nuestros hermanos indígenas, se ha practicado una fuerte toma de conciencia.
Las condiciones de vida, que llevaban los pueblos indígenas, no porque ellos querían, sino que eran obligados a llevar ese modo de vida, nos muestran, al desnudo, la ausencia de todo derecho, quiero decir la nulidad de todo ejercicio real y eficaz de los derechos humanos básicos o elementales, la impracticabilidad de la justicia y la total ineficacia de nuestra normatividad o derecho objetivo en cuanto a sus pretensiones de postular derechos y fundar relaciones justas entre los hombres.
La dura realidad del indígena venezolano, y del latinoamericano en general, en muchas décadas, constituye la negación misma del derecho a la vida digna, expresión que bien puede sintetizar todos los derechos humanos. Esto en virtud de que las condiciones de vida ¿habrá que decir de muerte?, que por muchas décadas padecieron nuestros hermanos indígenas, son en sí mismas negadoras de lo que Joaquín Herrera llama el derecho a tener derecho, «como contenido esencial de los derechos humanos», ya que <
El Derecho, la juridicidad, es un fenómeno social complejo que no se agota en las leyes o normas legales, que es el sentido más usual que se da al término «Derecho». El fenómeno jurídico, el mundo del Derecho, está formado, también, por los derechos subjetivos o facultades de las personas o grupos sociales que constituyen propiamente los derechos humanos; y por las ideas, aspiraciones y concretizaciones de justicia; esto es, por las cosas y conductas debidas.
Son reclamos que implican desde las condiciones necesarias para el derecho a tener derechos hasta desenvolverse en un largo catálogo de los mismos. Las necesidades expresadas son obligatorias, se traducen al mundo jurídico, y constituyen así exigencia de reconocimiento y respeto de derechos. Por lo antes expuesto es que nuestro presidente y el pueblo venezolano, ya no queremos, que los indígenas sigan siendo objeto de discriminación y desprecio que han venido sufriendo desde muchas décadas, así mismo pedimos que se respeten los derechos y dignidad como pueblos indígenas tomando en cuenta su cultura y tradición.
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