Cuando en cualquier conversación surge este tema, sea en el barrio, en el mercado, en el abasto, en la peluquería, en el centro de la ciudad, mientras hacemos las compras, es mucho el interés que suscita entre los que asumen la conversa. Son muchos los argumentos que la alimentan, mientras esta se desarrolla, todos tenemos algo que aportar, no hay uno que no tenga una vivencia, una experiencia, algo que le han contado, un suceso que ha leído, en resumidas cuentas, todos en algún momento, hemos experimentado en carne propia o en experiencia de otro, alguna situación que nos lleve a pensar, que estamos realmente propensos a una agresión, que nos encontramos en una situación de real inseguridad.
Pero cuando le buscamos solución al problemas, simplemente recurrimos a la idea de que se hace necesario, más y más efectivos policiales en los barrios y que se confronte con todos los argumentos posibles a los antisociales. La conclusión a la que llegan muchos en algún momento, es que se debe enfrentar a muerte a estos desviados de la sociedad. Hace apenas unos años, un alcalde mayor, que todavía hoy, anda fugitivo de la justicia venezolana, usaba como eslogan de gobierno la frase “plomo al hampa”. En realidad muchos venezolanos creen, que el problema de la inseguridad se corrige exterminando a aquellos individuos que se salen de la senda. Por eso algunos critican, que el gobierno revolucionario no se halla abocado a aniquilar a aquellos individuos que crean zozobra y temor en las comunidades. Todavía esperan que el gobierno cree grupos de profilaxis social, mejor conocidos como grupos de exterminio. Ellos no conciben otra solución, realmente están seguros de que este tipo de medidas es la salida, se olvidan de que estos métodos no van a la raíz o causa del problema, solo lo contienen un poco, dejando la cantera intacta. Se olvidan de que la violencia engendra violencia y que el uso del asesinato selectivo como solución a este problema social, lo que va generar posiblemente es que tengamos varios ejércitos en nuestro país, como ocurre actualmente en centro América, donde las bandas tienen tantos recursos, como las fuerzas del orden.
Son muchas las causas que representan la génesis de la delincuencia y por consiguiente de la inseguridad. Entre ellas pudiéramos mencionar; la corrupción de los funcionarios del estado, el desigual reparto de recursos y oportunidades; en lo económico, en la salud, en lo habitacional, en la educación, en la seguridad social y en los derechos ciudadanos. Los altos niveles de exclusión, la división de clases (sociedad civil y pueblo), el hacinamiento, la pobreza, el hambre, la indolencia, la inhumanidad, pudiéndose mencionar muchos más. Los amantes de este sistema capitalista, generador de los peores males de la sociedad, abrazan con mucha fuerza planteamientos como “plomo al hampa”, porque entienden que una sociedad de clases, como la que tenemos, donde existen miles de pobres soñando ser ricos y pocos ricos (burguesía) soñando serlo más, se fundamenta en esas diferencias. Si se dispusieran a buscarle solución de fondo al problema, se verían obligados a combatir este sistema. Porque en la medida que la burguesía se hace de las riquezas de los países, predestina a la gran mayoría de la población a una situación de vida muy difícil, que conlleva a que mucha gente, tome el camino equivocado.
Cuando las reglas del juego parecen injustas a la gran mayoría de la población, ¿porque sentirse obligados a jugar con ellas?. Cada quien crea su propio sistema de reglas. Cada quien decide como afrontar las cosas y establece otras formas, un marco de desenvolvimiento que resulte mas favorable, al que lo excluye y lo somete a una vida de miseria.
Cuando los que conducen nuestro país representan malos ejemplos, cuando dejan que la sociedad se deteriore frente a sus ojos, cuando dejan que la calidad de vida del ser humano desmejore, están contribuyendo a la creación de un caldo de cultivo para la delincuencia. Cuando no hacemos nada por los niños de nuestros barrios o de nuestra calle, porque eso es problema de sus mamas, estamos tomando la decisión de permitir que mañana sean jóvenes que azoten a nuestra comunidad. Y cuando eso ocurre, allí si nos damos cuenta, de que si era nuestro problema, que simplemente somos un punto en la circunferencia y que podemos tropezarlo, en cualquiera de sus espacios.
No intento en ningún momento con estas reflexiones justificar la delincuencia, estoy claro que existe gente que vive bien y pasa toda su vida cometiendo delitos. Lo que quiero dejar claro es que cuando se somete a un individuo a situaciones difíciles, sin alternativas, este va buscar la forma más conveniente de zafarse de la misma. Lo que pretendo con este escrito es llamar la atención para que se atienda al problema desde su raíz, que se acaben los altos niveles de desigualdad y exclusión en nuestra sociedad, que se le brinden oportunidades de forma prioritaria a los que más lo requieren. El llamado va directamente a los gobernadores, alcaldes y sobre todo a la propia comunidad organizada, a los consejos comunales. Estos problemas se resuelven allí, desde abajo. Viendo al niño descarriado, como un problema de toda la comunidad. Y buscándole solución en colectivo. El consejo comunal no se puede limitar a gastar los 30 millones que les baja el gobierno, esta demostrado que nuestros cuerpos policiales no son la solución, en algunos sitios representan un problema similar, en la medida que nos humanicemos y asumamos los problemas del otro como propio, construimos una mejor sociedad y damos un pasos importantes en la construcción de nuestro socialismo.
PEDRO.G.FIGUEROA@GMAIL.COM