Si me lo preguntan tendría que responder que no tengo por bien la costumbre de la iguanita. Por mucho que se me pueda criticar demuestro con pasos transparentes que estoy con este Proceso porque pienso, existo y no suelo rehuir los debates ante cualquier posible descontento; y no como unos cuantos que al igual que la iguanita en su ramita, impávida y “ausente” pretende pasar desapercibida moviendo afirmativamente la cabecita.
Convengo también en la existencia de otros algo más “contestatarios” que plantean lo que dicen que hace el avestruz con la cabeza cuando se le increpa. La evidente y buscada tragedia que hoy vive la oposición nos ha servido y nos está dando tiempo para verdaderamente mirarnos, y ver el estado real de nuestros uniformes. Sin duda cuando el enemigo aun mantenía cierta capacidad de hostigamiento no había oportunidad para notar las patas cojas. En el fragor de aquella contienda a todo el mundo se le suponía en el lugar y en la actitud correspondiente.
Al igual que los títulos nobiliarios la ostentación de los anillos académicos me ha parecido tan propia y ortopédica como la capacidad escénica de los reggethoneros de nuestros días, que luciéndolos en todos los dedos, buscan así su tan anhelada celebridad. Particularmente me refiero a un Coronel que también es Doctor (y unas seis cosas más) y que bajo el loable y revolucionario auspicio de la defensa a la Reforma de la Constitución, se consciente el lustro papel de comenzar a despotricar al Alcalde Di Martino pues, por lo visto, ya se encuentra muy bien cuadrado para las venideras elecciones a Gobernador. Lo más patético que dijo y recuerdo fue que el Alcalde no se metía con Rosales, pues éste tampoco se metía con él, insinuando, muy por lo bajito, cierta camaradería entre los dos.
Todos, incluso los iguanitas y los avestruces, en el Zulia han sido testigos de los públicos, continuos y acalorados encontronazos que estos han mantenido. Confrontación que otros revolucionarios, de esos que se dicen “de toda la vida” (es decir del 98 pa’ca), por temor a las posibles esquirlas que puedan saltar, han preferido mantenerse en el otro extremo del compromiso militante. Casos como “La Vuelta”, el señalamiento a López Sisco (como encargado de La Seguridad Ciudadana en el Zulia), y las últimas afirmaciones sobre la participación de la Policía Regional y Mazuco como responsable del sicariato y el secuestro en el Zulia, han corroborado no sólo el coraje de este burgo maestre, sino la evidente irresponsabilidad de muchos en el Zulia que, totalmente ajenos a sus verdaderas responsabilidades, encuentran mayor interés en las próximas elecciones. Sería conveniente recordar cómo este Alcalde mostró especial consideración y solidaridad con las víctimas de Yumare empeñándose, entre otras a realizar todo cuanto estuviese en sus manos para que tanto estas víctimas y sus familiares encuentren la tan esperada justicia.
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