Los niños malcriados, acostumbrados a que su padre les de todo lo que quieren cuando no se los quiere dar arman un berrinche: lloran, patalean y amenazan hasta que el padre, harto ya de tanta “ladilla” tiene que escoger entre satisfacer el capricho del niño, lo cual es un mal ejemplo para sus hermanos a quienes también debe atender o darle dos buenas nalgadas y mandarlo a la cama sin cenar para que se le quiten los brinquitos. Sin embargo hay niños tan malcriados que a veces aguantan más de una sesión de nalgadas y noches de ayuno, tal vez porque el padre no quiere abusar de su fuerza y no los castiga con suficiente firmeza y se aprovechan de esta aparente debilidad del padre para conseguir sus fines. En estos casos extremos el padre se ve obligado a recurrir a medidas también extremas: además de las consabidas nalgadas, esta vez dadas con más fuerza, y mandarlo a la cama sin cenar, lo priva de sus juguetes y le impone la prohibición de salir durante un tiempo. Casi siempre esto da buenos resultados.
La “oposición” naufraga en el mar de sus propias contradicciones y en su desesperación por no morir ahogada patalea, confirmando con ello el refrán “todo el que va a morir patalea”. Por supuesto que esos pataleos no la conducirán a ninguna parte y ella lo sabe, pero no le importa. Ha sido vapuleada siete veces, pero insiste en seguir embochinchando y ahora amenaza con un berrinche más desesperado tratando de crear un ambiente de caos e ingobernabilidad a través de sus juguetes, perdón, de sus medios de comunicación, mediante los cuales difunde mensajes que alientan desde la desobediencia civil sin causa que lo justifique hasta la rebelión contra el orden estatuido, todo bajo el pretexto de una supuesta negativa del gobierno a contarse en un referendo revocatorio.
La posición del gobierno respecto al reverendo revocatorio, cuya inclusión en el texto constitucional fue iniciativa del propio gobierno, siempre ha sido y sigue siéndolo, totalmente clara: si se cumplen los requisitos establecidos en la Constitución y existe un CNE confiable, el gobierno no tiene ningún inconveniente en acudir al referendo, pero también ha sido igualmente claro en que la responsabilidad de promover su convocatoria es absolutamente de la oposición y que la ocupación (que no preocupación) del gobierno está centrada en las elecciones de alcaldes y gobernadores que deben efectuarse en el 2004.
Ahora bien, algunos voceros del gobierno han declarado que no es posible prácticamente la realización del referendo en la fecha engañosamente proclamada por la oposición lo cual ha causado que ésta, como una jauría, se abalance sobre estas personas acusando falazmente al gobierno de querer impedirlo, cuando es sabido de todos que quien no lo quiere es justamente la oposición porque sabe que no tiene la menor oportunidad de ganar y así es como no quiere cumplir con los requisitos exigidos (recolección de firmas válidas, no chimbas ni clonadas) y torpedea la designación del nuevo CNE mientras chilla, se revuelca, patalea y amenaza con escenarios apocalípticos a través de la red: que si “El plan B”, “El día D”, la “Operación guarimba” y otra serie de estupideces que turban los ánimos de muchas personas que sólo aspiran estudiar, trabajar y vivir en paz.
Parece que le está llegando la hora al padre de tomar medidas extremas con el muchacho malcriado, porque si no se le puede convertir en un delincuente que lo puede llevar a la tumba junto con sus demás hijos a los cuales también tiene la obligación de proteger.