“La paz en Colombia es un asunto de todos los venezolanos”, no sólo por asumir una frase o eslogan humanitarista o de “solidaridad internacional” enmarcada en la escuela diplomática de la hipocresía internacional. “La paz en Colombia es un asunto de todos los venezolanos”, es una frase que encierra un alto grado de compromiso con nuestra venezolanidad, con nuestro origen y nuestra historia. Es por ello que con gran mística bolivariana, nuestro gobierno, de la mano de la Senadora Piedad Córdoba y con la anuencia no muy comprometida del presidente Álvaro Uribe, hace esfuerzos sobre humanos para alcanzar un acuerdo humanitario que nos lleve a un acuerdo de paz.
Cuando expreso el compromiso por obligación del presidente Uribe, me refiero fundamentalmente a las presiones que recibe por parte del gobierno de USA, por otra parte la presión de los sectores económicos y políticos colombianos que no les interesa la finalización del conflicto; entre otras cosas porque viven de él, y por último; por la falta de voluntad real, quizás por escepticismo o quizás por falta de valor. Sin embargo, lo que pareciera estar claro es que la tabla de salvación lanzada por el presidente Chávez a Uribe, ayuda a Uribe a solventar parte de los grandes problemas que este vive dentro de la agenda pública colombiana.
La parapolítica, como se ha dado por llamar a las acciones y los actores involucrados en la corrupción, tráfico de influencias y malversación de fondos a favor de sectores involucrados con el paramilitarismo dentro del gobierno de Uribe, ha mantenido en un hilo la gobernabilidad del presidente colombiano. La necesaria oxigenación de su imagen, evidencia que dentro de los esquemas de gobernabilidad colombiana, cuando el gobernante de turno tiene los puntos por el piso recurre al comodín que siempre salva la situación, sin embargo, a diferencia de otros momentos políticos, el de Uribe, ha coincidido con un proceso político revolucionario en Venezuela, y sectores políticos colombianos “resteados” con la búsqueda de cambios urgentes en Colombia.
Ni el plan Patriota ni el plan Colombia han dado resultado, y por el contrario, ha crecido y se ha fortalecido la guerrilla en Colombia. Hoy, ante el asesinato de líderes sindicales, campesinos, políticos, periodistas, desplazados, ante el secuestro, ante los detenidos por causas políticas, y ante el dolor de miles de hogares de un lado y del otros que padecen el rigor de una situación política de colapso, cada uno de nosotros, los venezolanos, los latinoamericanos, debemos no sólo sensibilizarnos, sino, movilizarnos ante una realidad que también es nuestra, “La paz en Colombia es un asunto de todos los venezolanos”.
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