Ciudadano Rector:
No, no se imagine que esta comunicación tiene el propósito de llamarle la atención por la responsabilidad que, sin duda, usted tiene como rector de la institución que hace vida en un espacio urbano reconocido por la UNESCO como Patrimonio Mundial. El Instituto que yo presido pudiera iniciar un procedimiento sancionatorio contra usted por los daños que produjeron grupos de estudiantes de la ultraderecha universitaria en un edificio patrimonial que está bajo su custodia. Esa acción se realizó durante horas sin que las autoridades intervinieran para evitarla.
Y si no lo hago es por que creo que, dada la gravedad de los hechos, a quien le corresponde abrir una averiguación es a la Fiscalía pues peor que los daños al edificio fue el intento evidente de linchar a decenas de estudiantes que allí estaban refugiados, incendiando ese edificio. Si tal barbaridad no se consumó fue por la actuación de un grupo de motorizados que llegó a rescatar a esos estudiantes.
El motivo de esta comunicación –abierta como tiene que ser cuando se trata de asuntos que conciernen a todos los ciudadanos – es notificarle ciudadano rector, que efectivamente llegó, en estos mismos aciagos días, al Instituto del Patrimonio Cultural, y enviado por usted, el proyecto de convenio marco de cooperación que firmaríamos estas dos instituciones, que permitiría a la Escuela de Antropología realizar trabajos de campo conjuntamente con nosotros en las áreas de la arqueología.
Leí detenidamente el proyecto de convenio y sobre todo, leí repetidas veces su encabezado. Allí se dice, y copio textualmente:
Entre la Universidad Central de Venezuela, Universidad Nacional Autónoma, persona jurídica de Derecho Público, creada por Real Cédula en Lerma, España, de fecha 22 de diciembre de 1721, representada en este acto por…
Esto me dejó absolutamente estupefacto pues es un hecho histórico que lo que se creó en esa fecha fue la Real y Pontificia Universidad de Caracas, una institución que estaba bajo la tutela y protección del monarca español y del Sumo Pontífice. En esa universidad para ser admitido como estudiante se requería, y copio al profesor Ildefonso Leal:
“Con el auxilio de testigos y documentos, demostrar que era persona blanca, de legítimo matrimonio, descendiente de cristianos viejos, limpios de toda mala raza y gozar de buena posición económica…”
Esa universidad, rector París, fue derogada por Simón Bolívar el 24 de junio de 1827. La nueva universidad, la nacional, la autónoma, nació ese día y la fundó nuestro Libertador, como fundó nuestra República.
Al parecer ciudadano rector, usted y el resto del Consejo Universitario, prefiere la anterior, en la que por cierto, encajan muy bien esos estudiantes linchadores, yo, en nombre el Instituto del Patrimonio Cultural, me quedo con la republicana, con la democrática y sólo con ella firmaremos convenios.
Atentamente
José Manuel Rodríguez
Presidente del Instituto del Patrimonio Cultural
