Sol de Margarita, sábado 10 de noviembre de 2007.
Lo ocurrido esta semana en el país revela que entre cielo y tierra todo es posible y que nada queda oculto por mucho tiempo. El guión que está aplicando la oposición para “calentar la calle” parece como aquellas novelas de Delia Fiallo: tramas predecibles, ajustadas a un patrón que se modifica solo lo justo para distinguirla una de otra, un cambio de nombre aquí, un escenario de exteriores allá, pero al fin y al cabo al tercer capítulo ya se sabía como iba a evolucionar todo.
El pronunciamiento del General Baduel es un ingrediente más del guión pre-establecido, si bien pudo sorprender a más de uno, no es algo tan traído de los cabellos, al fin y al cabo el aludido viene del estamento militar, su formación teórica e ideológica no está enraizada en el espectro de la izquierda, y fue el propio presidente Chávez quien le dio preponderancia en el ámbito nacional. Su innegable protagonismo durante el golpe de Abril de 2002 respondió más a un compromiso institucional y afectivo que ideológico, y al revisar las distintas entrevistas que se realizaron por aquellos días mostró un perfil más bien enigmático, una colcha a retazos de ideas y pensamientos.
No deja de sorprender como en la oposición reciben por la puerta grande a todo el que “brinque la talanquera”, como si fuera un héroe, cuando hasta ayer eran considerados los más despreciables de todos, lo que muestra la superficialidad y frivolidad con que se maneja este sector (o parte importante de él). Ya hasta se habla de una candidatura de oposición para Baduel, ¡fin de mundo! dirían en mi pueblo, ¡qué vergüenza!. La falta de liderazgo es tan evidente que están dispuestos a cualquier cosa con tal de no comer hallacas con Chávez, que no dudarán en darle la patada a Goicochea para pegarse a cualquier otro que les alimente sus fantasias.
Del lado de los sectores que apoyan al gobierno las cosas tampoco están tan claras. No se puede negar que la “deserción” de Baduel removió a más de uno, y las reacciones en lo interno no se hicieron esperar. Y si bien la ocasión es propicia para que “se caigan las máscaras”, como en efecto está pasando en algunos casos, no es menos cierto que también muchos están aprovechando para disfrazarse completos de pies a cabeza. Se ha convertido en una prueba de fe ver quien se manifiesta más duro contra la “traición” de Baduel, surgiendo entonces los militantes que exigen a todo gañote que lo quemen en la plaza pública, mientras que están partiendo un maní y aceptan sentarse a la mesa con corruptos y vividores oportunistas confesos que le están haciendo gran daño al proceso revolucionario. El caso Baduel está siendo aprovechado para “limpiar” el expediente oscuro pasado y reciente de muchos que se hacen llamar ahora “Chavistas duros”, mientras que en sus espacios de trabajo e influencia se comportan y actúan al modo más contrarrevolucionario y adeco: desprecio a las necesidades del pueblo, tráfico e influencias amparados en su “militancia”, administración irresponsable de los bienes públicos, nepotismo descarado. Eso si, “rojos-rojitos” todos ellos, dicen “amén” a todo lo que diga el comandante, para después voltearse y hacer lo que les dé la gana, pero públicamente se rasgan las vestiduras por la revolución.
Afortunadamente el pueblo, que sigue madurando y entendiendo cada vez con mayor profundidad lo que ocurre, ya identifica sin problemas a unos y otros, fariseos y canallas, y el avance del poder popular en la toma de la revolución avanza a pasos indetenibles.
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