En 1972, el Presidente Constitucional de la República de Chile, Dr. Salvador Allende, dadas las difíciles circunstancias por las que atravesaba su gobierno, decidió hacer acto de presencia en la ONU y dirigirse al mundo a través de la Asamblea General.
Sus claras advertencias sobre el complot nacional e internacional que ponía en jaque a su país, quedaron registradas en la histórica grabación de TV-ONU. En ella hay un segmento de su texto al que los medios se refieren con regularidad:
“Vengo de Chile, un país pequeño pero donde hoy cualquier ciudadano es libre de expresarse como mejor prefiera, de irrestricta tolerancia cultural, religiosa e ideológica, donde la discriminación racial no tiene cabida... La voluntad democrática de nuestro pueblo ha asumido el desafío de impulsar el proceso revolucionario dentro de los marcos del Estado de Derecho, altamente institucionalizado, que ha sido flexible a los cambios y que hoy está frente a la necesidad de ajustarse a la nueva realidad socioeconómica... Señores delegados: yo acuso ante la conciencia del mundo, a la ITT, de pretender provocar en mi patria una guerra civil. Esto es lo que nosotros calificamos de acción imperialista”. Todos los miembros presentes en la sala de la Asamblea General le otorgaron una ovación que fue contada en minutos.
Los documentos secretos de la ITT. Un ejemplo de los famosos documentos (ver Dossier, Últimas Noticias, 09-06-02) es la carta del 9 de octubre de 1970 a McCone de parte de WR Merriam, bajo el subtítulo “Personal and Confidential”. Se refiere a “Presiones Económicas” :
“Algunos sectores económicos están estimulando un colapso económico esperanzados en dar lugar a una intervención militar o a un fortalecimiento de Alessandri en la votación del Congreso. Se realizan solapados esfuerzos para causar la bancarrota de una o dos de las más grandes asociaciones de Ahorro y Préstamos. Esto produciría una corrida bancaria y el cierre de algunas fábricas, y en consecuencia mayor desempleo.
La presión resultante de un caos económico podría forzar a un sector mayoritario del Partido Demócrata Cristiano a reconsiderar su posición respecto a Allende en la votación parlamentaria... Más importante aún, un desempleo e intranquilidad masivos pueden producir suficiente violencia para forzar a los militares a intervenir.
El éxito de esta maniobra depende en gran medida de la reacción de la extrema y violenta izquierda (CastristaMarxista) del campo de Allende.
Hasta ahora Allende ha sido capaz de mantener estos elementos bajo control... Una fracción de extrema derecha lanzó una serie de actos terroristas el domingo 27 de septiembre (bombas en su mayoría), en lo que pareció ser un intento de aficionados para provocar del sector Castrista-Marxista una violenta respuesta, a la que produciría las condiciones necesarias para una intervención militar...” . En 1973, las dos democracias más consolidadas de América del Sur, Chile y Uruguay, desaparecían por los mismos motivos, órdenes y procedimientos. Secuestrados, desaparecidos, asesinados, cuyos familiares aún claman por justicia, continúan siendo heridas no cerradas. Richard Nixon y Henry Kissinger habían dado luz verde para sendos golpes de Estado. Uruguay dejaba de ser la llamada “Suiza de América” y Chile se sumía en un baño de represión y sangre. Ambos países, con los más altos niveles de educación, ergo, de politización, tenían, en un caso, e iban camino de tener, en el otro, gobiernos de izquierda democráticamente electos en el marco legal de sus respectivas constituciones, pese a toda la maquinaria propagandística a escala hemisférica.
En el contexto de la Guerra Fría, eso resultó incomprensible e inaceptable para Washington, que nada decía contra los gobiernos militares de extrema derecha que plagaban el continente. Nadie hablaba de Derechos Humanos. En 1963, es asesinado el presidente John Kennedy quien se oponía a la Guerra en Vietnam y actuó contra el racismo. En 1968 lo fueron su hermano Robert y Martin Luther King, promotor de los Derechos Civiles.
Así fue como el perdedor Richard Nixon encontró a quienes le pagaron la campaña y le allanaron el camino al 1.600 de la Avenida Pennsilvania. Su segundo mandato lo consideró ganado por méritos propios.
Pero se salió del control: finalizó la Guerra de Vietnam y realizó la histórica apertura hacia China y la URSS. No fue necesario darle un tiro. También tendría su muerte, política, con Watergate.
La CIA encubierta en Chile.
El Semanario Electrónico Liberación (Suecia, 05 Sept. 03) editado por connotados representantes del exilio, afirma:
“En septiembre de 1970, Agustín Edwards Eastman, director de El Mercurio, desayunó con Henry Kissinger en Washington.
Las consecuencias de ese encuentro tendrían a la postre costosas consecuencias para el pueblo chileno. Porque por la tarde, el presidente Richard Nixon ordenó al director de la CIA Richard Helms que iniciara un plan de operaciones encubiertas para desestabilizar al gobierno de Allende.
Helms anotó los deseos que Nixon: “No le preocupan los riesgos involucrados. No se comprometerá a la Embajada.
Hay diez millones de dólares disponibles, ymás si es necesario.
Trabajo a tiempo completo, los mejores hombres que tengamos, hacer caer la economía.
48 horas para preparar un plan de acción”. En la desestabilización del gobierno de la UP, en la preparación psicológica del golpe y posteriormente en la falsificación de la historia como justificación de la dictadura a El Mercurio le cupo un papel significativo asignado asignado por el gobierno norteamericano y la CIA. Según aparece en informaciones de esa época desclasificadas posteriormente por EEUU, (Cover Actions in Chile -1963 -1973), la CIA destinó 13 millones 332 mil dólares para financiar operaciones encubiertas, de los cuales 4,3 millones se invirtieron en propaganda y apoyo de medios de comunicación.
“En la práctica se financió actividades que cubrían un amplio espectro, desde la simple manipulación propagandística de la prensa hasta el financiamiento en gran escala de partidos políticos chilenos; de sondeos de opinión pública hasta intentos directos de fomentar el golpe de Estado. El alcance de la oficina de la CIA en Santiago incluía la colocación de material elaborado en la prensa chilena, mediante colaboradores de propaganda, el financiamiento directo de publicaciones, y operaciones para atacar la influencia comunista e izquierdizante en organizaciones estudiantiles, campesinas y sindicales”. Para crear un clima psicológico a nivel internacional favorable al golpe de 1973: “más de 20 periodistas auspiciados por la CIA en todo el mundo, fueron llevados a Chile para que produjeran reportajes negativos sobre Allende, lo que hicieron”, escribió el periodista Walter Isaksson autor de una biografía de Kissinger. Extremistas de derecha e izquierda hicieron mucho daño al presidente Allende. El 11 de septiembre de 1973, un día antes del llamado a plebiscito, se produjo el golpe de Estado contra Allende.
El general Pinochet le había convencido de no anunciarlo el 10 sino el 12. Cuando el Palacio Presidencial La Moneda era bombardeado por los militares, se dirigió al pueblo por última vez a través de Radio Magallanes: “Colocado en el tránsito histórico, pagaré con mi vida la lealtad del pueblo, y les digo que tengan la certeza de que la semilla que entregamos a la conciencia de miles de chilenos, no podrá ser cegada definitivamente... Sigan ustedes sabiendo que, mucho más temprano que tarde, se abrirán las grandes alamedas, por donde pasará el hombre libre para construir una sociedad mejor. ¡Viva Chile, viva el pueblo, vivan los trabajadores!”.
Atacada La Moneda por tierra y aire se despidió de sus colaboradores junto a la puerta de Morandé 80; la misma por la que fue sacado su cadáver y que había sido borrada de la fachada. Fue reconstruida; y el jueves 11, reinaugurada oficialmente. •
“Más de 20 periodistas auspiciados por la CIA en todo el mundo, fueron llevados a Chile para que produjeran reportajes negativos sobre Allende, lo que hicieron...”, escribió el periodista Walter Isaksson autor de una biografía de Kissinger
walter@dossieronline.com