Más sobre la Dolarización de nuestra Economía

Quienes callada o expresamente adversan nuestra reciente solicitud de DOLARIZACIÓN de nuestra Economía (ver: www.aporrea.org) siguen atados a la conseja burgofinanciera (made in EE UU, o en la irreligiosa Belgium), según la cual la moneda nacional, patriótica, soberana, cristiana, bolivariana y demás mejunjes literodemagógicos, debe ser única en su especie, son personas a quienes respetamos y lamentamos decirles que se hallan atadas a la ideología monetarista burguesa, y esta sumisa conducta hasta podría resultar relevantemente positiva, pero sólo sería cierto si solamente siguiera rigiendo el *patrón oro*.

Nos explicamos: Las monedas de oro o de otro metal precioso tienen valor intrínseco, v. per se, lo que significa que todas las monedas que se rijan por ese patrón universal son forzosamente equivalentes entre sí en y según la determinada proporción que sus denominaciones y aleaciones así lo señalen en cada moneda del torrente circulatorio.

Cuando la moneda fue el ganado caprino, por ejemplo, las diferencias de poder adquisitivo eran meramente cuantitativas, según el peso gravitacional de cada animal involucrado en los precios de marras reinante para todas las comarcas y todos sus mercaderes. Cuando los esclavos a quienes los portugueses, holandeses, ingleses y españoles asimilaron a mercancías de carne y huesos humanos, estos se comercializaban según así lo dijera la balanza empelada por los traficantes y compradores de entonces. Un niño esclavo forzosamente se cotizó a un precio menor que el de un adulto, pero muy aproximadamente el precio de dos niños equivalían al de un adulto. Esto significa paridad 1 a 1, significa globalización monetaria.

Precisamente, el bloque del EURO, el futuro e inminente bloque de monetario de MERCOSUR, el bloque del dólar, del rublo, del yen, del la libra, son simplemente la expresión de claras manifestaciones de economías que se hallan atadas a una moneda en particular, que están, digamos, euroizadas, *mercosurizadas*, dolarizadas, rublonizadas, yenizadas, o libraizadas, respectivamente.

Pero lo determinante en la sugerida dolarización de nuestra economía es que sólo así pondríamos coto a la engañifa financiera de la que hemos sido víctimas desde la eliminación del referido patrón oro.

Efectivamente, cada dólar que ingresa a Venezuela es continua e inmediatamente rebombeado hacia el exterior, habida cuenta de que somos un país eminentemente dependiente de insumos intermedios y finales de otras economías. La porción de dólares que aparece depositada en las bóvedas del Banco Central de Venezuela, o en las CADIVI (?), es sólo transitoria y continuamente renovada. La existencia imperiosa de Reservas Internacionales de determina y mínima cuantía, es una diáfana corroboración de lo estamos afirmando.

Digamos que EE UU debe estar muy consciente de que su compra de petróleo pagada con su fiduciaria moneda, y no con oro, es una de las trampas financieras que nos merece la mayor admiración y respeto por su poder de engaño. Sabe que con cada dólar que nos ingrese directamente nos está obligando a comprarle sus mercancías en los diferentes órdenes, desde los de segundo hasta los terminados.

De manera que sólo cuando utilicemos el dólar como moneda de libre circulación nacional (cuando dolaricemos nuestra economía) estaríamos utilizando parcialmente esa divisa para consumo propio, porque hasta ahora ni un solo dólar es empleado para un fin distinto al de servir para reforzar nuestras importaciones, al de servir de estímulo al consumo de la producción extranjera, habida cuenta que ni un solo dólar sirve para ir a nuestros mercados internos, salvedad hecha de lo que impunemente ocurre con los traficantes del dólar chimbo o d. paralelo.


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Manuel C. Martínez M.


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