Sin duda que el Presidente de la República Bolivariana de Venezuela es un hombre extraordinario, tolerante, sensible, solidario, trabajador y perseverante, él se ha dedicado por entero a sacar a Venezuela del triste sitio en que la oligarquía y los apátridas de este país la habían colocado, sobre todo la gente que estuvo en los gobiernos del puntofijismo, sin embargo, algunos medios de comunicación social no lo dejan en paz ni un solo instantes con sus críticas injustas y otras muchas más basadas en acontecimientos falseados; y no son capaces, ni por equivocación, de reconocerle alguna exitosa acción que su gobierno haya realizado. La libertad de expresión, que aquí es respetada en demasía por el gobierno, no debiera confundirse con el libertinaje de la expresión de la que hacen uso muchos medios; y éste no debería permitirse. Para cualquier clase de libertad, sea de expresión, de transito, de asociación, de reunión etc., etc., existen normas en todos los países del mundo y por ello éstas no son ilimitadas, y así tiene que ser; para evitar que algunas personas exaltadas abusen de otras personas y el mundo se convierta un verdadero caos.
El Presidente venezolano, ya se dijo, es un ser muy tolerante, pero él sabe que la tolerancia tiene un limite y que al llegarse a éste ninguna autoridad pública puede permitir se siga más adelante porque al traspasarse ese límite se trasgrede las leyes y entonces toda persona revestida de autoridad está en la obligación de cumplir y hacerla se cumpla; según lo juro al asumir el cargo. ¿Como puede ser posible que se tolere el que algunos medios de comunicación entren a los hogares y todos los días envenenen las mentes de millones de niñas, niños y adolescentes con mensajes nocivos a la salud mental de las futuras mujeres y futuros hombres de la patria, acaso ello no está taxativamente prohibido por la Constitución y leyes de esta República? El pueblo ya sabe que el espectro electromagnético no puede utilizarse para perjudicar a quienes son su dueño, todo el pueblo venezolano, por lo tanto, su mandante autorizado para otorgar alguna concesión tiene que ser muy cuidadoso en administrar ese bien, no permitiendo, por nada en el mundo, que el concesionario lo utilice según su libre y particular albedrío; menos aun si se ha comprobado que aquel concesionario carece del más mínimo escrúpulo.
En Venezuela se deja que los medios de comunicación escritos, visuales y/o sonoros hagan lo que a sus dueños le de la gana y por ello es incluyen en las pautas de sus medios cualquier cosa, auspician la mentira descarada al transmitirse algunas distorsionadas noticias y alientan para que se insulte a cualquier persona del sector público o privado sin importarles nada se arrastre por el piso el honor de aquella, y como son muy contadas las personas que pueden acceder a los órganos de justicia, con cierta esperanza de que ella le restituyan el honor pisoteado, los dueños de medios se sienten inmunes. Lo lógico sería que los tribunales consideraran el tema del honor como algo sagrado, es más, en el país debería crearse tribunales que se encarguen especialmente de este asunto para que así todas las personas que se sientan ofendidas puedan acudir allí a exponer sus denuncias; sin mayores requisitos. Del honor y la autoestima que tenga de si un pueblo depende su grandeza o poquedad.
En Venezuela se consiente que algunas personas, llenas de odio y envidia, se presenten en las estaciones televisoras y radiales y pasen todo el día lanzando al aire mensajes mal sanos, denigrantes y hasta hagan apologías al delito tratando de desestabilizar al país y aupar insurrecciones, por ello es que la niñez y la juventud venezolana están desamparadas ante tanta ignominia difundida por la televisión y la radio, pues esa ignominia deforma sus mentes y destruye el esfuerzo que hacen las familias por criar dignamente a su descendencia. ¿Es que se va a dejar que la niñez y la juventud se perviertan por la influencia altamente nociva que reciben sus mentes a través de unos medios impúdicos? No, no es posible que ésto pueda continuar por más tiempo, es necesario que el Presidente de la República tome cartas en el asunto (de verdad, verdad), él es el máximo guía de la revolución bolivariana y por ello debe ser el primero en frenar lleguen mensajes que dañen la mente y el espíritu de su querido pueblo, a través de la prensa y medios radio eléctricos.
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