El ejemplo, predicar con el ejemplo, es justamente allí donde se establece la diferencia entre la praxis y la teoría, entre lo objetivo y lo subjetivo. Bolívar predicó con el ejemplo, los desposeídos de estas tierras lo siguieron con fe, aún en las peores condiciones se atrevieron a remontar los andes y a derrotar el más poderoso de los imperios. Ernesto che Guevara, incluso sus propios adversarios se sienten intimidados ante tan imponente autoridad moral, no solo el Che se dedicó a producir líneas teóricas sino que llevó a la práctica y defendió con su vida lo que creía. Fidel Castro y tantos otros revolucionarios, verdaderos revolucionarios, ejemplos para las nuevas generaciones. Fabricio Ojeda es uno de ellos, con apenas 29 años salta a la palestra como presidente de la, hasta el 23 de enero de 1958 clandestina, Junta Patriótica, su tenacidad y arrojo lo convierten en un líder fulgurante, sin embargo, como alguien ha comentado, mientras los revolucionarios celebraban en las calles, junto al pueblo, la huída del dictador, la oligarquía, junto a los líderes políticos de AD, COPEI y URD, asaltaban el gobierno, tomaban el poder y lanzaban al aire un "trapo rojo" para dividir y confundir. Fabricio pertenecía en esos momentos a la juventud de URD, su tenacidad lo colocó "como una brizna de paja" al frente de aquellas multitudes que se desbordaron y salieron, como lo han hecho en otras oportunidades, como lo hicieron cuando Bolívar, como lo hicieron el 12 y 13 de Abril de 2002, el 23 de Enero de 1958 el pueblo de Venezuela salió a la calle para abrazar la libertad. Los desatinos, las fallas, la inexperiencia quizás conspiró contra lo más genuino de las expresiones populares.
Sin duda, las tesis socialdemócratas terminaron por imponerse, los sectores revolucionarios terminaron fuera del poder y el "Pacto de Nueva York", luego "Pacto de Punto Fijo" terminó imponiéndose para ejercer el poder durante más de cuatro décadas. El pueblo terminó siendo traicionado y líderes como Fabricio Ojeda al final tuvieron que marcharse a las montañas a intentar resarcir y por ende a enfrentar a los traidores de la patria los mismos traidores que hoy se juntan para intentar frenar la revolución Bolivariana. Fabricio al igual que otros tantos revolucionarios del mundo lo catalogaron de aventurero, de loco, sin embargo, su ejemplo está allí, conjugó su vida con la práctica de su quehacer político, sus ideas las plasmó con su ejemplo; aventurero y loco también llamaron a Cristo, a Marx, al Che, a Bolívar. En fin a los revolucionarios cuando son capaces de romper con los esquemas de dominación comúnmente son llamados así, pero ellos con su ejemplo, ejemplo de pueblos se convierten en guías para seguir, para emular, para guiar nuestros caminos en momentos difíciles y de allí el deber de todos de rescatar sus ideas, su ejemplo y convertirlo en torrente creativo para impulsar la revolución.
Más allá de sentarnos a recordar fechas, momentos, situaciones y personajes, la revolución se construye con el ejemplo cotidiano de una praxis revolucionaria; si no se vive como se piensa se termina pensando como se vive, es menester conjugar las ideas expresadas con la acción. El pueblo, el glorioso pueblo venezolano, colocándose por encima de formalismos requiere de una alta dosis de sacrificio por parte de sus líderes. Hugo Chávez intenta permanentemente educarnos en ese sentido, estamos conscientes de las dificultades para hacerlo, para lograr deslastrarnos definitivamente de las taras del pasado, de los nichos del capitalismo para poder avanzar rumbo a la libertad. En ello debe conjugarse armoniosamente lo objetivo y subjetivo, es decir, lo que decimos debe estar perfectamente sincronizado con nuestras acciones, el apostolado de ser revolucionario va más allá de manifestarlo y decirlo, hay que hacerlo en nuestra actividad diaria.
La fecha del 23 de enero, ubicada como una gesta del pueblo, lamentablemente traicionada por algunos (la derecha), es un evento más que se encontró con un puñado de hombres y mujeres que dejaron escritas páginas de heroísmo en su desenvolvimiento político, Fabricio Ojeda, es uno de esos personajes que las nuevas generaciones y no tan nuevas poco conocen, pocos saben que, establecido en el poder el "Pacto de Punto fijo", se atrevió a romper con aquella farsa, renunciar a su curul, otorgada por el pueblo de Caracas y lanzarse a comandar la lucha guerrillera de los años 60, ese atrevimiento, ese desafío al imperio marcó su destino, a un hombre como Fabricio, que se atrevió a desafiar a los poderosos, a empuñar las armas para rescatar la democracia, se constituía en "un mal ejemplo" para la "paz democrática" pregonada por adecos y copeyanos. Es por ello que hoy más que nunca, la revolución Bolivariana está obligada a dar a conocer al pueblo de Venezuela los ejemplos que estos valientes nos legaron, está vigente el actuar de hombres de la talla de Fabricio Ojeda y tantos otros. Asimismo, sus ideas se convertían en cañones contra el imperio, de su escrito "La revolución verdadera, la violencia y el fatalismo geo-político" publicado en Cuba en Febrero de 1967, extraemos lo siguiente: "Un camino distinto al de la sumisa aceptación de la «revolución permitida» –que no es revolución sino en la falaz teoría de los imperialistas– implica un cambio substancial en la actitud de individuos y grupos y conlleva, en primer término, a la liberación de cada cual.
Lo principal está en comprender exactamente los problemas del país, su esencia y sus causas. Luego, la magnitud de los intereses en pugna y la conducta de cada clase social frente al conjunto. El análisis completo de la situación general más el examen detallado de la correlación de fuerzas en lo nacional y lo internacional, determina las características y posibilidades de una revolución verdadera, sin más limitaciones que las que imponen las realidades objetivas y sin más restricciones que las que corresponden a un proceso difícil frente a un enemigo relativamente poderoso". Y prosigue… "En la medida de que la necesidad de la revolución se aclara ante los diversos sectores nacionales y aparece en toda su nitidez y, en la medida también de que el pueblo y su vanguardia revolucionaria se lanzan a la lucha definitiva –como ha ocurrido en Venezuela y otros países de estructura [55] similar– los imperialistas y demás clases reaccionarias se apresuran a tomar todas las posiciones correspondientes para mantener su dominación y atemorizar, con la práctica, de la amenaza y los hechos de fuerza, a los grupos y clases que aun comprendiendo aquella necesidad no se atreven a arriesgar lo que ya han conquistado, a poner en peligro sus intereses en una lucha que, mirada superficialmente, luciría como aventura". Con respecto a la política gringa, desde su nacimiento agresiva y contraria a los pueblos, Fabricio Ojeda nos deja estas reflexiones "Las recientes declaraciones del presidente Johnson al inicio de la crisis dominicana, anunciando que el gobierno de Estados Unidos no permitirá la aparición de «una nueva Cuba» en el continente; la resolución de la Cámara de Representantes norteamericana de apoyar cualquier intervención militar de su país en América Latina; el incremento de la guerra en Viet-Nam y todas las manifestaciones en igual sentido, como la proposición de crear una Fuerza Militar Interamericana, constituyen importantes expresiones de una línea política, que además de ser el único medio para conservar el dominio colonial, está dirigida a la atemorización colectiva y a robustecer, en el seno de los pueblos, los inmensos riesgos, sacrificios y dificultades a que debe enfrentarse la verdadera lucha revolucionaria". Como se estila aclarar en las películas "cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia". Hoy al igual que ayer el escenario de lucha es del inexorable enfrentamiento entre los pueblos contra las oligarquías de estos países y el imperio norteamericano.
Retomando lo de la necesidad de tomar los ejemplos de un Fabricio Ojeda, de Bolívar, Sucre, Che Guevara, entre otros tantos, la revolución nuestra, la bolivariana del siglo 21, requiere bastante de estos ejemplos, siempre tengámoslo presente. Las revoluciones son verdaderas si son capaces de dar el salto cualitativo y elevar la conciencia revolucionaria del pueblo, ahora, el pueblo, también con estos ejemplos como el de Fabricio, el ejemplo que permanentemente nos da el líder de esta revolución Hugo Chávez, debe saber discernir entre lo verdadero y lo falso para, aplicando las leyes de la propia naturaleza revolucionaria, ejecutar el necesario salto cualitativo, el salto histórico que rompa las cadenas que nos condenan a vivir sumidos a los sectores poderosos y oligárquicos. Fabricio Vive, allí está su ejemplo, sigámoslo.
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