No hay personas más fastidiosas que aquellas que habiendo pasado parte de su vida practicando ciertas costumbres o predicando cierta ideología abandonan, casi siempre repentinamente, dichas costumbres o reniegan de sus creencias anteriores y se convierten en apóstoles de costumbres o ideologías contrarias a las que antes tenían. Así vemos como un amigo tuyo, ex fumador empedernido, ve que vas a encender un cigarrillo y empieza a abrumarte con estadísticas reveladoras de la relación entre las muertes por cáncer pulmonar, en la lengua o los labios y el hábito de fumar hasta que, ladillado, botas el cigarrillo o mandas a tu amigo para el carajo; o el que a toda hora cargaba un tufo a "perolita de reverbero" que deja su hábito de empinar el codo por el de fastidiarte cuando te sorprende saboreando una "friita" después del trabajo para pasar las arrecheras que agarraste ese día y se dedica a sermonearte acerca de los daños que el alcohol causa a la persona, la familia y la sociedad; o peor aun, el pecador arrepentido que se convierte en predicador y que, sin siquiera ser tu amigo, te llama por teléfono o te toca el timbre a las ocho de la mañana de un domingo posterior a una fiesta que se prolongó hasta las cuatro de la madrugada, para tratar de convencerte de que la única forma de que no vayas a parar a la quinta paila del infierno es seguir su ejemplo. Y así podríamos señalar otros ejemplos de este tipo.
Los personajes que encarnan estos ejemplos son, generalmente, individuos sencillos, de poco carácter, faltos de madurez, fácilmente influenciables y que actúan de buena fe, lo cual muchas veces le dificulta a uno sacudírselos para no herirlos. Pero no falta entre ellos, en todos los campos pero sobre todo en el político, alguno que otro converso que reniega de su pasado no por tener los atributos antes mencionados sino por razones pragmáticas o crematísticas, o por las dos.
En el campo político, al cual circunscribimos nuestros comentarios, abunda este tipo de personajes. Son personas que imputan a Chávez y al gobierno que preside, toda clase de defectos, taras e imperfecciones de las cuales ellos una vez fueron acusados pero que ahora, habiendo enmendado su conducta, pontifican contra ellas. Pero lo más grave del caso es que dichas acusaciones, que llegan a ser difamatorias, son además falsas o cuando mucho verdades a medias (como recuerdo haberle oído decir a un amigo mío en una oportunidad: si tú dices "....Poncio Pilatos, fue crucificado, muerto y sepultado, subió a los cielos y está sentado a la diestra de Dios Padre Todopoderoso", estás diciendo una frase que en verdad está contenida en el Credo de los católicos, pero a la vez estás diciendo una gran mentira). Pero con esas medias verdades tratan de desacreditar, afortunadamente sin éxito, al líder del proceso que se está llevando a cabo en Venezuela por la vía pacífica.
Estos individuos que hacen apostasía de su pasado para congraciarse con la nueva clase que ahora les abre sus brazos protectores y a la cual se han entregado en cuerpo y alma, hacen uso de todos los recursos que esta clase pone a su disposición para que la defienda ya que entre ella es difícil encontrar individuos que sepan hacerlo con la habilidad con que lo hacen estos renegados, quienes aprovechan los medios puestos a su alcance (prensa, radio, televisión, la red de redes) para desempeñar su artera labor y socavar los fundamentos del régimen confiando en la supuesta escasa memoria de los venezolanos mayores y el desconocimiento de los más jóvenes de las negras páginas de su pasado que a toda costa tratan de borrar.
En esta labor de zapa estos pecadores arrepentidos no vacilan en recurrir a los mismos métodos que ellos utilizaron, sólo que ahora no son ellos quienes emprenden las acciones violentas y terroristas, sino que las estimulan a través de los citados medios de comunicación para que las realicen los pendejos que prestan oídos a sus prédicas continuas, en tanto que ellos se encargan con sus nuevos "dueños" de otras labores menos riesgosas, pero no menos importantes, como son el ablandamiento de la Fuerza Armada, la búsqueda del apoyo organismos internacionales y la intervención de potencias extranjeras a las cuales están unidos por sólidos nexos mercantiles.
Su razonamiento es muy simple y revela su pragmatismo, pero a la vez su falta de visión y de nacionalismo:
· Nuestra meta es volver a la situación que imperaba antes del advenimiento de Chávez.
· Chávez es el único obstáculo que se opone a nuestros designios.
· No tenemos una forma democrática de sacarnos a Chávez de encima, el apoyo popular y el que tiene en la Fuerza Armada hace intransitable este camino. La celebración del referendo revocatorio nos enterraría para siempre.
En consecuencia, sólo quedan dos opciones para lograr nuestra meta:
· El magnicidio.
· La intervención extranjera.
Con la primera opción podríamos desencadenar un Bogotazo, como ocurrió a la muerte de Gaitán, lo cual podría volverse en contra de nosotros cuando se desate la ira del pueblo, por tanto es preferible, por nuestra propia supervivencia, dejar que esto lo arreglen los de afuera y una vez que lo hayan hecho a su manera, no importa cual sea, nosotros tomamos las riendas del poder bajo su protección y resuelto el problema. Nos arreglamos con nuestros socios protectores y aquí no ha pasado nada.
No vale la pena seguir especulando con lo que pasaría después, ya que la cosa no es ahora tan simple como para creer que sacando a Chávez de esta manera todo se arreglaría. Mejor ni siquiera pensar en lo que podría pasar.