El Presidente Hugo Chávez se ufanaba mucho de que sus largas y razonadas intervenciones públicas tenían fundamento en la pedagogía política que era necesario hacer para combatir la deformación política-ideológica del pueblo, producto del envenenamiento mediático-cultural del capitalismo.
Era una de las cosas que más yo le aplaudía al Comandante; pero me pesa decir que tengo tiempo escuchándole imprecisiones que redundan más bien en favor de la perfidia opositora.
La primera fue cuando desde la Asamblea Nacional, presentando su memoria y cuenta, dijo que él había provocado la crisis en PDVSA; con lo que se entendía que la posterior cesantía de los 20 mil saboteadores de la industria durante aquel paro infernal, fue toda una maquinación premeditada y alevosa para sacudirse a los traidores que jalonaban en nuestra empresa matriz. ¡Cósa más falsa!..., porque tal crisis tuvo su origen en la conspiración que desde adentro y desde afuera se hizo para derrocar al gobierno. Chávez lo que hizo fue desencadenarla (que es distinto) para permitir que los complotados flotaran, y así luego depurar a la industria.
Pero esa frase errática de Chávez envalentonó de nuevo las vísceras de aquellos “petroleros” traidores, quienes para esa época (y me consta) ya se daban por rendidos en su convicción de que le habían causado un grave daño al país, y que si acaso tendrían derecho a reclamar prestaciones, deduciéndose de ellas, ¡cláro está!, el monto del perjuicio a PDVSA.
La segunda fue cuando dijo que (sic) “de ganar la oposición gobernaciones y alcaldías, vendrá una guerra”. Esa frase, dicha así, fue cogida por Globovisión para expresar que los chavistas nos mataríamos con los adversarios para quitarles los puestos, pero acuñando en todo momento que somos nosotros los guerreristas y no ellos. Y tal interpretación es válida (desde su punto de vista, ¡claro!...), si nos ceñimos a lo textualmente dicho por el presidente.. Y todos sabemos que nuestro Comandante quiso decir que la oposición venezolana es tan rata, que volvería sobre los fueros de abril de 2002 (terrorismo, golpe, sabotaje, asesinatos, persecuciones, etc.) para intentar acabarnos.
La última frase es muy reciente, y fue cuando se dirigió al presidente actual de Fedecámaras para espetarle que (palabras más, palabras menos) “usted amenaza al gobierno, pero recuerde que sus antecesores, uno está en España, y otro en Colombia; ambos huyendo”. Si me hubiese tocado a mí (a J. R. Meza Díaz) alertar de finíto al máximo jefe de la cúpula empresarial, le hubiese dicho: “Recuerde que ya sus antecesores conspiraron, dieron golpe de Estado, asesinaron al pueblo, lo mataron de hambre, y por esa causa huyeron del país y están prófugos de la justicia. A usted le esperará lo mismo, porque esta patria ni este pueblo se calarán de nuevo una escalada fascista como la que usted representa”.
Pero como Chávez habló incompleto, ya CNN, RCN, Fox News, BBC, TVE, HBO, etc., cogieron la vaina, y la lanzaron al mundo, como que si nuestro presidente estuviera amenazando a priori a un líder opositor, cuál típico déspota atorrante.
Si me equivoco, discúlpenme camaradas, pero siento que desde hace ya algún tiempo dejamos de ablandarle los corazones a la gente. Y a una población como la nuestra (perdonavidas, acristianada, viva la pepa y hasta medio “coño e´madre” cuando se lo propone) no sólo hay que llegarle con la verdad, sino sabérsela decir. ¡A ser apóstoles, pues!...
El autor es Coordinador en el estado Sucre de la Fuerza Socialista de Profesionales y Técnicos.
Vocero del Batallón Socialista “Antonio Ruperto Carrera”, de Petare-Tarabacoa (Marigüitar).
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