En los primeros años de la década de los noventa la guerrilla colombiana, entre sus haberes, cargaba la máquina de escribir, la más liviana y portátil. Todos los documentos se escribían en ella como en cualquier oficina pública o privada se elaboraban los documentos correspondientes a sus deberes o sus negocios. Toda copia tenía que pasar obligatoriamente por las caricias del papel carbón. Desde que comenzó a circular la computadora es extraño –más creo que no existe- un frente guerrillero o incluso una comisión de importancia del mismo que no porte su computador como también un teléfono celular. Si eso no hiciera, no se haría más que demostrar una de trucutú en el atraso comparable a la época de la edad de palo y no de piedra.
La tecnología ha hecho que muchas de las relaciones de la guerrilla dependan de del computador, porque éste tiene memoria para archivar en su disco duro, mientras que la máquina de escribir dependía exclusivamente de la memoria del escribiente. Sin embargo, si con algo toma medidas extremas de seguridad la guerrilla es con el computador. Un ejemplo bastaría –más adelante lo describiremos- para aclarar todas esas perogrulladas de cartas que dice el gobierno colombiano tiene como pruebas, sacadas del computador del comandante Raúl Reyes, que comprometen, por ejemplo, a los presidentes Rafael Correa y Hugo Chávez de mantener una estrecha relación de camaradería con las FARC, de prestarle solidaridad material, de ceder los territorios de Ecuador y de Venezuela para que la insurgencia ande como Pedro por su casa, de donarle dólares y facilitarle armas, de llamarse por teléfono tan seguidamente y contarse las intimidades como lo hacen los recién enamorados.
Las relaciones diplomáticas existen en el mundo entero, y así como dos enemigos que se odian a muerte son capaces de reunirse y hasta solventar algunas dificultades mediante diálogos, a nadie le resulte extraño que los gobiernos vecinos a un país donde existe una guerra tan prolongada y costosa como en Colombia, se produzcan algunos intercambios de opiniones con los movimientos insurgentes, para que el conflicto no se extienda hacia sus territorios. Esto lo sabe hasta el Brutus de las comiquitas de Popeye. Lo que sí resultaría un exabrupto y algo incomprensible y condenable es que unos gobiernos revolucionarios comprometan sus fuerzas armadas con la fuerza armada de un Estado terrorista para combatir a los movimientos insurgentes que luchan por la revolución socialista y, especialmente, con la llamada tesis de la persecución en caliente. Vamos a poner un ejemplo más claro. Supongamos, sólo supongamos, porque en la realidad eso no se va a producir a menos que suceda lo inimaginable en este momento o después por razones o motivos monstruosos, que se produjera un conflicto armado entre Venezuela y Colombia o entre ésta y Ecuador. ¿Cuál sería la línea política correcta de los gobiernos de Venezuela y Ecuador y, al mismo tiempo, de la insurgencia colombiana? Una sola, una nomás: caerle todos encima al gobierno colombiano y derrotarlo para que la insurgencia asuma el poder político y dar por concluido el conflicto armado. Eso es, para la actuación de la insurgencia colombiana, lo que Lenin denominaba como política de derrotismo revolucionario. Pero, para que no hayan ni malos entendidos ni desviaciones del tema, mejor ocupémonos del mago computador de la discordia del camarada y comandante Raúl Reyes que, entre otras cosas, ha sido capaz de crear una polémica internacional por su sagacidad, su capacidad de sortear todas las adversidades de un bombardeo, mantenerse intacto en medio del intenso tiroteo del bando que masacra a otro y, por si fuera poco, conservar su memoria venciendo el fuego y las explosiones de bombas de exterminio social y natural. El fantasma más sigiloso tendría mucho que aprender de las tácticas del mago computador que ahora “aclara” todas las incógnitas que venían atormentando la imaginación del gobierno colombiano en torno a la conducta del comandante Raúl Reyes como de las relaciones de las FARC con los gobiernos de Venezuela y Ecuador.
Empecemos por decir, en base a la larguísima experiencia de combate que tiene la insurgencia colombiana, que si hubiese habido un enfrentamiento militar entre la fuerza de las FARC y la del ejército colombiano, el comandante Raúl Reyes hubiera tenido el 90% de probabilidad real de salir con vida. ¿Por qué? Hubiese sido, junto a los extranjeros o visitantes, el primer acto de movilización para su salvación luego de que el grupo de contención –expertos en combate por cierto- se hubiera colocado en lo inmediato en posición de responder al ataque enemigo para dar tiempo suficiente a la aplicación de las básicas y esenciales medidas de seguridad de conservación de la fuerza insurgente. Y junto con el comandante Raúl Reyes, además, el computador portátil. Después, sin bajas que lamentar, todo el grupo que se encargaba de la custodia y acompañamiento del comandante Raúl Reyes hubiese salido del peligro, porque no era su misión –salvo en una extrema necesidad súper obligada- andar presentando combate a la fuerza militar del Estado colombiano. Para eso están otras fuerzas de las FARC que no esperan ser atacadas, sino que –incluso- atacan al enemigo en condiciones, por lo general, de victoria debido a las ventajas que se derivan de una larga experiencia de lucha, del conocimiento del terreno y misterios de la fauna y la flora, de la influencia en la población circundante, y del estudio concienzudo de casi todos los pasos y componentes del adversario. Y si no hubiese otra posibilidad que la de presentar el combate hasta las últimas consecuencias y convencido el mando insurgente de la imposibilidad de salvar varias cosas, por lo sorpresivo del ataque enemigo, lo primero que hace es meterle un tiro de fusil a la memoria del computador para que se lleve al otro mundos los secretos de la organización.
Pero lo que acá conviene es desentrañar el misterio de ese mago computador de la discordia que, según las autoridades del gobierno colombiano, pertenecía al comandante Raúl Reyes y quedó en poder de los militares que celebraban su “estratégica” victoria de haber matado a un miembro del Secretariado de las FARC en “combate”. ¿Cómo reaccionó el mago computador ante el bombardeo y la plomazón del ejército colombiano? Sencillo: tan pronto captó, desde lejos, el sonido de los motores de los aviones de combate creó su propia coraza de acero en torno al disco duro, y como éste es muy respetuoso del sueño de su propietario no quiso despertar al camarada Raúl Reyes, creyendo que éste lo haría por su propio instinto de conservación. El mago computador del camarada Raúl Reyes tiene las mismas características de seguridad que el avión del presidente de Estados Unidos; es decir, no es accesible a los daños de un bombardeo y está resguardado contra todo tipo de bala de arma de fuego.
Una vez iniciado el bombardeo el computador del camarada Raúl Reyes activó su mecanismo de defensa personal que no dependía del manejo de las manos del dueño. Aprovechando los pequeños filamentos de sombra dejados por el brillo de luz que producían las bombas sobre el campamento del comandante Raúl Reyes, el mago computador se desplazó -¡maldita sea!- en vía contraria a su salvación completa. Lo hizo -¡he allí la imperfección de la tecnología cuando el hombre no tiene ninguna participación en ella!- en sentido contrario, hacia el lugar por donde entró la tropa del ejército colombiano a producir el genocidio. La magia, en el propio teatro de los acontecimientos, demostró su vocación de falso realismo.
El ejército colombiano, ante aquel mago computador que caminaba como algo que parecía un ser extraño a la tierra y lo llenaba de impresión mística, decidió masacrar a todo el grupo insurgente para darle apertura a un diálogo con el impactante instrumento de la tecnología de la comunicación. De allí que fue la única memoria que decidió dejar viva los genocidas. Claro y como nada, hasta ahora, es rigurosamente perfecto en el mundo, la tropa colombiana no pudo evitar que unas dos o más personas del campamento de las FARC se salvaran de la terrible y horrible matanza. Tal vez, si el mago computador eso lo hubiese sabido, no hubiera corrido hacia la tropa colombiana y en la actualidad estuviese en un hospital de Quito curándose de las heridas o del impacto psicológico producido por el bombardeo y el genocidio.
La tecnología comunicacional ha avanzado tanto pero como la inteligencia imperialista sigue empecinada en creer en la ignorancia de los movimientos insurgentes, quieren hacer creer a la opinión pública que no son capaces de resguardar los secretos de sus relaciones, planificaciones y todo lo que tenga que ver con ser escrito. En la actualidad, si algo es difícil descifrar en corto tiempo, por lo menos, es precisamente los secretos escritos en computador por la insurgencia.