Efectos del cambio climático

Avanzamos hacia el planeta cucaracha

Los cambios climáticos se sienten, es evidente, ya no se trata de especular o de alertar sobre los peligros presente del recalentamiento de nuestra nave espacial llamada tierra, allí están los efectos del mal manejo que el propio hombre ha hecho en el transcurrir del tiempo sobre este cuerpo vivo que se mueve a una velocidad de 106.000 kilómetros por hora.

Cuando expreso que la tierra es un cuerpo vivo, es porque deseo comparar a ésta masa de rocas, aguas, fuego y bosques recubierta de oxigeno, con el cuerpo humano de cualquiera de nosotros. Por eso mi pregunta:-¿ alguna vez, el cuerpo que lleva su nombre ha sido afectado por la picadura de avispa o la puyadura de espinas de matas de rosas en la punta del dedo gordo de unos de sus pies o en cualquier parte de su humanidad de carne y hueso?; si le ha sucedido, recordará que le dolió, seguramente tuvo fiebre y seca en la ingle, púes esto igualmente le sucede a la madre tierra por ser un cuerpo vivo, cada vez que la animalidad del hombre arremete con experimentos nucleares en el fondo del mar y/o en los desiertos del único planeta que soporta sobre su superficie millones de seres humanos llamados terrícolas. (Entonces piensa uno, “lo que sucede es que tal vez nos hemos vuelo insensibles y no escuchamos sus gemidos, grito de dolor y solo nos percatamos cuando élla ruge sobre la humanidad en espacios ocupados casi siempre por los más pobres del mundo).

Es decir, cada vez que las potencias guerrerístas dejan caer infinitas bombas calificadas de inteligentes, sobre territorios donde escenifican sus guerras en busca de energía barata, están hiriendo de muerte al planeta azul que debió haber sido bautizado bajo el nombre del planeta hídrico.

La atmósfera que recubre la parte externa del planeta con el transcurrir de los años ha sido contaminada, envenenada por el monóxido de carbono que se desprenden del uso de los combustibles fósiles que queman las grandes empresas capitalistas, aunado a esto los millones y millones de vehículos que se mueven en las grandes y pequeñas ciudades con energía proveniente de derivados del petróleo, spray, gases refrigerantes para aires acondicionados que la sociedad de consumo vierte de manera inmisericorde bajo la creencia de estar logrando ambientes artificiales que solo la naturaleza los puede ofrecer.

La contaminación de los cuerpos de agua con desechos tóxicos de empresas y comunidades enteras, de ciudades pequeñas o grandes donde lanzan aguas servidas a quebradas, riachuelos o grandes ríos y lagos sin importarnos que aguas abajo tienen asiento permanente otros seres humanos que requiere del preciado líquido para bienestar y desarrollo de esas comunidades en conjunto. Ciertamente los efectos de la actividad humana sobre el ecosistema es desolador, notas científicas aseguran que el 40% de los océanos presentan deterioros graves y sólo un 3,7 % correspondiente a la regiones ártica y antártica se salva por ahora del ataque humano.

La tala de grandes bosques, que han acabado y acaban con santuarios de producción de agua, hace cada vez menos vivible, valga la redundancia, la vida en el planeta de seres inteligentes como se le ocurrió a alguien calificar alguna vez al homo sapiens en tanto que genero humano. (Supuesta inteligencia que pareciera no tener, si reconocemos con honestidad que de nada sirve estar en el primer lugar de la escala animal si al mismo tiempo nos comportamos irracionalmente con el ambiente que nos rodea y del cual somos parte).

Los glaciales que por milenios habían estados como monumentos invariables, (patrimonios de la humanidad), en las últimas décadas han comenzado a deshelarse de forma preocupante, generando la elevación de los volúmenes de los mares haciendo que estos cuerpos de agua inmensos cubran superficies de playas; al tempo que otros fenómenos climatológicos inciden para que el fondo de los océanos se recaliente y origine tornados, maremotos o Sum-Names, creando desastres incalculables en los pueblos de diferentes latitudes del globo terráqueo.

El termostato del clima se ha desperfeccionado por culpa de la sin razón del hombre, que en su afán de riqueza desmedida arremete y altera el equilibrio que la naturaleza, sin detenerse a considerar el presente y futuro de la humanidad; colectivo humano que de seguir como hasta ahora, lo más seguro es que dejemos un verdadero infierno al hombre del mañana, porque de verdad, la tierra está brava, está caliente, para no decir la propia palabra que está apunto de gritar, la misma Pacha- mama.

De manera tal que el llamado planeta tierra, que debió ser bautizado planeta agua, va a terminar siendo: Planeta Cucaracha, en razón a que por la vía que va la humanidad, se corre el riesgo que un día cualquiera por venir, dejé de ser habitado por muchas especies y entre ellas el genero humano, especie en vía de extinción, dejando desgraciadamente el espacio de la escala que ocupa hasta hoy a otros animales, como por ejemplo las cucarachas, que aún en medio del ambientes inhóspitos creados para exterminarlas, logran sobrevivir al caos a que han y son sometidas por los efectos de los fosforados, pesticidas y venenos fabricados para borrarlas de la faz de la tierra desde hace siglos y sin embargo por ahí andan vivitas y coleando, aún cuando no tienen trasero para sentarse.



Esto lo afirmo por la preocupación que nos agobia, cuando cotidianamente vemos, oímos y leemos los desastres que el hombre hace contra su propio hábitat, contra ese ser vivo que es el planeta tierra, esa especie de nave espacial que se mueve en torno suyo y en su orbita en el tiempo exacto, donde sus polos norte y sur se están deshelando producto entre otras razones del calor de los rayos de El Sol que penetra por el inmenso hueco que se ha abierto en la capa de ozono y que en las últimas décadas caen directamente sobre esos macizos que como termostatos reguladores del clima surgieron en la formación perfecta de este planeta que permite la vida animal y vegetal de quienes aún hemos podido compartir los espacios que por suerte tenemos como es el privilegio de ser sus habitantes en estos tiempos en que aún pareciera posible salvarlo, y así poder dejarlo para la perpetuidad a las generaciones que también tienen el derecho a ser sus ocupantes; en tanto que seres inteligente de primer escala, como se nos enseñó cuando fuimos a la escuela hace unos cuantos años atrás.

No es posible que la humanidad actual y la que está por llegar pueda garantizar condiciones de sobre vivencia a la descendencia futura de su prole, cuando el fantasma de Hiroshima y Ñagazaki, síndrome del Japón pende de un hilo por la soberbia irracional de quienes se consideran dueños y señores de La tierra y hoy por hoy, andan por ahí invadiendo pueblos a punta de bombas y misiles con químicos o gases blancos producto de reactivos químicos que desintegran los cuerpos de los hombres, mujeres y niños de aquellos pueblos que valiente y dignamente resisten al intruso invasor.

De allí la interrogante necesaria: -De qué manera o forma se le va poder dejar un planeta medianamente vivible a los tataranietos de nuestros bisnietos, si el afán irracional de la maximización de ganancia del esquema neoliberal, arrasa con bosques, ríos, lagunas y reservorios acuíferos, lagos y mares que aún tienen presencia en esto tiempos, obviando que el recurso hídrico debe ser percibido como un elemento estratégico para el desarrollo y existencia de todos los que estamos aún vivos sobre la nave espacial que conocemos como nuestros Planeta Tierra.

El cuerpo viviente que está compuesto de tres partes hídricas, que debió haberse bautizado Planeta Agua, que tiene en su interior fuego incandescente que impulsa con su energía esa masa cuan nave espacial y donde vivimos como privilegiados de la naturaleza, no puede seguir siendo maltratada tan brutalmente por Los garimpieros, saqueadores del oro y diamantes, maderas, quienes consideran que poseen patente de corzo para degradar el medio ambiente, donde tenemos ríos contaminados con mercurio y por ende personas expuestas a esa contaminación, espacios cubiertos de altas vegetación que ya dejaron de ser tales para convertirse en terrazas arrasadas por la fuerza del agua que expulsan las motobombas que buscan el preciado metal dorado, tesoro que por mandato de la divina providencia yace en aquel sagrado lugar del territorio amazónico.

Si bien es cierto nuestro país ha alcanzo la meta del milenio, como es cubrir el porcentaje o estadística aceptable el servicio de agua potable , así como instalación de colectores de aguas servidas en gran parte de las comunidades, no menos cierto según informe reciente de la Organización de Naciones Unidas (ONU), datos abalados por la Organización Mundial de la Salud (OMS):-“Más de 1000 millones de personas en el mundo viven sin acceso al agua potable, lo que conlleva a que 40 mil personas mueran cada semana en el mundo, por causa de enfermedades relacionadas con la mala calidad de las aguas que usan. Como detalle a destacar, los más perjudicados con esta situación son los niños y las mujeres; esto en razón a que la higiene precaria genera casi siempre diarreas que inciden en la muerte de niños menores de cinco años”.- En este orden de idea La Cruz Roja de España certifica que:- “cada 15 segundos muere un niño en el planeta a consecuencia de alguna enfermedad causada por falta de agua”.-

Es de destacar que de las tres parte de agua que está cubierta el planeta tierra, tan sólo un poco menos del 3% es agua potable, el resto son aguas que vemos en los mares y es salada; razón más que suficiente para preguntarnos:-¿ como le vamos a hacer en el año 2030, cuando la población estimada alcanzara a 8.100 millones de personas, para quienes se debe producir más rubros agrícolas y para lo cual se estima que se debe apartar más del 14% del agua potable para riego?, esto sin calcular las extensiones de tierra que deberán estar sometidas a riego en sembradíos de caña de azúcar y maíz para la industria de los biocombustibles .- Aquí quiero graficar como en una fotografía instantánea un cuadro que tengo de mi comarca, es decir de mi municipio agropecuario por vocación, donde contamos con 130 medianos y pequeños sistemas de riego, en estructura de aluminio, hierro galvanizado y plástico que están desplazados como venas artificiales en una longitud de 350 kilómetros de tubería de 8, 6, 5, 4 y 3 pulgadas a través de los cuales se riegan en múltiples turnos durante 24 horas del día 4.950 medianas y pequeñas unidades de producción que están distribuidas en 5.992 hectáreas y de donde producimos o cosechamos más de 120 mil toneladas métricas de comida vegetal al año.

Visto este cuadro y entendido su magnitud, pienso que los terrícolas estamos en la obligación de reaccionar y corregir en lo posible la conducta que hasta ahora hemos mantenido respecto al medio ambiente y muy particular frente al recurso agua; mineral liquido calificado como el oro liquido de la humanidad, que está siendo asediado por grandes corporaciones, Estados y gobiernos capitalistas, quienes han puesto sus ojos en los reservorios hídricos que tenemos los Latinoamericanos en La Cuenca Amazónica. Para ello debemos tener en cuenta que el agua es un bien social, una bendición de la naturaleza, que debe estar a disposición de todos los pueblos, sin distingos de ninguna especie, de tal manera que estamos en el sagrado deber de cuidar y compartir, bajo el convencimiento sincero de que el agua a diferencia del petróleo, debe servir para la solidaridad, para La Paz,

entre las comunidades, indistintamente de su condición social, continente, nación, ciudad o aldea donde vivan. (Aquí bien vale retrotraer aquella frase milenaria del cristianismo originario:-“Darle de beber al sediento”).

Este recurso estratégico tan escaso, no lo podemos dejar bajo el monopolio de la concepción capitalista de gobiernos como el de Los Estados Unidos, donde desde hace años vienen enseñando a sus estudiantes en los textos de 6to grado, que:-“la floresta amazónica, es decir todo ese reservorio hídrico que está en el corazón de Sur América, es propiedad de los Estadounidenses, por haberlo declarado bajo su protección; aunado a esta pretensión declaran a nuestros pueblos de “incultos”- Se refieren a los habitantes de Brasil, Ecuador, Bolivia, Colombia, Paraguay, Perú y Venezuela, entre otros, como:-“pueblos irresponsables, crueles autoritarios y salvajes”; para justificar la apropiación de la mayor biodiversidad del planeta, que es y debe seguir siendo “Patrimonio de la humanidad” y no necesariamente, reserva acuífera para los Estados Unidos de Norte América y empresas trasnacionales que de ante manos ya se consideran dueños y señores del agua potable que produce el globo terráqueo.

El agua no puede ser recurso o agente para la guerra, de nuestros antepasados aprendimos que cuando se guerrea por el agua, ésta se esconde, disminuye y desaparece, de allí que lo inteligente es usar este casísimo recurso hídrico en función de la paz, sembrando el agua, cuidando los escasos bosques que aún quedan de pie sobre la tierra, buscando la forma o manera de evitar que los agujeros negros que disminuyen la capa de ozono se sigan ampliando y por ende derritiendo los grandes glaciales que a la fecha aún sobrevivir.

Sin embargo, en medio de esta dura realidad, creo que los terrícolas estamos aún a tiempo de evitar que la casa grande donde vivimos se convierta en el planeta de las cucarachas, insectos que serían los únicos en sobrevivir a la hecatombe que propicia la locura de aquellos que se niegan a firmar y respetar el Tratado de Kyoto.


(*) Alcalde del Municipio Jáuregui.

macariosandoval@cantv.net


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Macario Sandoval (*)

Equipo PSUV-Táchira.

 macariosandoval@hotmail.com

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