“Hay una falta de visión por allí… ‘yo soy institucionalista’, ¡ah! ¿tú eres institucionalista o eres un gran cobarde o un burro que se niega a aceptar la realidad?. Tenemos una realidad a la mano y es política y la oportunidad que tenemos es política”. Estas durísimas expresiones las hizo el Ministro del Poder Popular para la Defensa, General en Jefe Gustavo Rangel Briceño, levantando una polvareda que es deber revolucionario apoyarlas y desmenuzarlas, pues en la manipulación de la prensa, radio y televisión quienes desinforman no son capaces de explicar el por qué de estas inmensas verdades. Recuerda esta decidida y fuerte afirmación, los tiempos farsantes de aquellos “institucionalistas militares” que servían para alcahuetas de las barraganas, e incluso usando el uniforme castrense cargaban el neceser de las primeras damas no oficiales o amantes presidenciales. Lo hacían bajo la obediente excusa de “conservar su carrera profesional”, pero en líneas generales respondiendo al estilo capitalista de tener acceso a las oportunidades de ascenso, o convertirse en millonarios como aquel que tenía o tiene latifundios ganaderos, quien durante investigaciones a comienzos del gobierno revolucionario se limitó a explicar que eso era porque “las vacas paren…”. El mundo de aquellos “institucionalistas” fue el mismo del comprobado desastre nacional cuarto republicano, hoy valientemente combatido desde los cuarteles en unión patriótica con la colectividad civil. El Ministro Rangel Briceño, informó que en el ejército hay fusiles de asalto comprados hace 50 años aunque su uso permitido era para 20 años…, por ello se están sustituyendo. Igualmente recordó que a los EE UU no les da la gana de vendernos repuestos para los aviones F-16, entonces cómo vamos a permitir que nuestros pilotos bolivarianos se monten en dichos aparatos, razón por la cual se han adquirido y se adquieren nuevos aviones para la fuerza bolivariana. Hay muchos otros ejemplos de lo permitido por esos tales “institucionalistas de la alcahuetería” quienes demostraron su catadura moral al permitir que se descolgara en el palacio de Miraflores el cuadro de Simón Bolívar, Padre de la Patria, en el momento de juramentar a un tiranuelo de utilería que desgobernó al país 47 horas en Abril del año 2002. Son los “institucionaistas de la inmoralidad”, que les importaba un pepino aquella PDVSA conformada por cacócratas de la mal llamada meritocracia, sin protestar porque las transnacionales no pagaban ni impuesto sobre la renta, llevándose jugosísimas ganancias para sus países de origen, robándose el petróleo para que desde afuera nos vendieran todo lo fabricado gracias a las ganancias petroleras y los préstamos del FMI y el Banco Mundial, a objeto de mantener la deuda eterna y someter nuestra soberanía. Por eso apoyo las expresiones del General Ministro del Poder Popular para la Defensa, dichas durante el acto protocolar con motivo de los 198 años de nuestro glorioso ejército bolivariano, porque de verdad verdad, se necesita ser burro además de apátrida, para no entender que “el poder militar, como en general todo el poder, tiene dos grandes aristas, puede ser utilizado para destruir o matar; pero también para construir o plantar”, Rangel Briceño (sic).
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